Sesudos analistas políticos, expertos económicos, opositores radicales y no radicales, empresarios y comerciantes, afirman que, la actual crisis económica en Venezuela es motivo del fracaso del “Modelo Socialista Bolivariano” de nuevo siglo. No hay nada agarrado por los pelos que esa afirmación. Principalmente porque en el país, aun, por ahora, no existe un “Modelo Socialista”, apenas está dando sus primeros pasos, fue en el año 2004, cuando el presidente Chávez asomo algo de eso. Venezuela sigue sumergida dentro del esquema capitalista parasitario empresarial y del capitalismo de estado burgués. Por lo tanto, esta crisis coyuntural, con ribetes de recesión económica, debe atribuírsele a esos dos modelos económico y político, y no a un socialismo que no aparece por ningún lado, y que a veces asoma la cabeza para luego esconderla.
En resumen, Venezuela todavía está cargando sobre sus hombros la herencia económica que nos dejó la etapa de seudo democracia representativa en los aspectos económicos y políticos. Un lastre que aún no hemos podido quitarnos, aun con los esfuerzos realizados por Chávez y ahora por Maduro.
La base primordial de toda economía, para su crecimiento, son tres sencillos factores. La fuerza de trabajo, representado por los miles de obreros, empleados, amas de casa etc., que día a día ponen su grano de arena. El Capital, representado en las industrias, en el comercio, en el trasporte, en las inversiones, la tecnología etc. En este factor tenemos un atraso de décadas, recordemos que nuestro aparato industrial –privado y estatal- es obsoleto, además que siempre ha funcionado por créditos blandos, subvenciones, subsidios, los cuales no han sido transformados en más y mejores puestos de trabajos, en producción y productividad, en fin un factor industrial decadente, oxidado y parasitario. Por ultimo el factor Tierra, Venezuela tiene abundancia de recursos energéticos, hídricos, minerales, este factor fue tratado de manera simple y solo se ha priorizado la producción petrolera por encima de otros. No puede crecer una economía industrial sin lograr desarrollar esos factores de producción (factor humano, el factor tierra y el factor capital). Ese es el bacalao que llevamos a cuesta. También es cierto que en 15 años, no hemos podido transformar esos entuertos.
La Revolución Bolivariana dirigida por el presidente Chávez, comenzó su camino tratando de aliviar la gran deuda social heredada, tratando desactivar esa “Bomba” de tiempo, que había dejado la IV república. Muchos analistas piensan y están convencidos que, si el ganador de 1998 hubiese sido Salas Römer, aún nos estuviéramos matando. De eso no debe haber duda. Un gobierno de Salas Römer, implicaba seguir la seudo democracia parlamentaria burguesa, otorgar en concesión a empresas transnacionales nuestros recursos minerales y energéticos, incluyendo el agua. El neoliberalismo privatizador estaba oculto en la agenda política, igual como lo está ahora en el de la oposición llamada MUD o MID.
He allí, que el presidente Chávez, se encontró con un país con una gran deuda social, con una gran deuda económica, con un pesado y paquidérmico estado burocrático -aun lo tenemos- que tuvo que enfrentarlo otorgando a través de misiones las ayudas correspondientes para que esa situación no explotara. Chávez desarrollo una agenda socio política y geoestratégica, podemos decir, que logro una Revolución Política, lamentablemente para la económica no le alcanzó el tiempo.
Nicolás Maduro debe colocar todo su empeño para realizar la Revolución Económica. Aquí todo el mundo está de acuerdo de esta necesidad. Es impostergable. De eso depende la continuidad del legado de Chávez. Ahora bien, que herramientas se deben utilizar. Por supuesto que las desgastadas, oxidadas y melladas de la IV república están descartadas. Desmontar el capitalismo parasitario industrial. Demoler el viejo capitalismo de estado burgués. Dar el salto cualitativo de otorgar a los trabajadores las empresas estatales que dan perdida a la nación, eliminar toda clase de vicio burocrático en las dependencias del estado, transformar el modelo bancario burgués, fomentar el ahorro, eliminar cualquier concentración de poder en el funcionariado del estado, sea económico, político o social, preguntarse ¿qué producir y para quien producir?. Utilizar el petróleo como fuente para la acumulación de capital, y no como una chequera más. Colectivizar la producción de bienes y servicios de primera necesidad, eliminar cualquier vestigio de monopolio y oligopolio, no temer a las inversiones extranjeras mientras tengamos reglas de juego económicas claras y precisas, regulación del sistema monetario, y la formulación de una política fiscal como medida para remediar las fluctuaciones económicas. Estos apenas son algunos aspectos a considerar.
Nuestra CRBV, en su articulado desde el 299 al 310, ofrece las bases para dar ese salto. Es cuestión de voluntad política y de unidad con todos los sectores activos en procura del crecimiento económico y por consiguiente del desarrollo del país…. Llego la Hora. Venceremos¡¡¡¡