¿Se venció alguna batalla protegiendo al enemigo? Esta frase de un artículo dominical del muy conocido pensador Luis Brito García (Ultimas Noticias), es muy orientadora, es no sólo para preocuparse por lo que está ocurriendo en nuestro país, sino más aún, para intentar avistar el camino que llevamos.
Ciertamente no fue Marx quien descubrió la lucha de clases, pero sí ellas, como “motor de la historia”. La existencia de clases es milenaria y venían siendo señaladas por algunos teóricos desde distintos ángulos. No es correcto estudiar y comprender el pensamiento de Marx, como acabado, detenido en el tiempo, petrificado, como un manual, casi una religión llenó de dogmas. Por el contrario, las ideas de Marx están siendo superadas dialécticamente, es decir mejoradas, siguiendo el propósito estratégico de su cultor. Marx nos enseñó (Grundrisses), que el capitalismo sale de las contradicciones entre capital y trabajo. Se suele pensar que cuando se habla de lucha de clases, hay que de inmediato desenvainar la espada contra el enemigo de clase, esta respuesta olvida lo táctico, esto es, las circunstancias en que se mueven los acontecimientos, lo cierto es, que niéguenlo los que quieren hacerlo, en nuestro país, la sociedad está dividida en clases, en algunos casos con antagonismos insuperables. Pretender asumir la política como en el reino de las igualdades, es creer en pajaritos preñados. No es cierto que en una revolución TODOS CABEMOS.
Poner delante de la política, la economía, es poner la carreta delante de los caballos. La política como planificación, es la manifestación teórica de la práctica creadora revolucionaria, y ella es, quien orienta el camino de la economía. Reclamamos la unidad orgánica entre la teoría y la práctica. En este propósito de culpas y culpables, no podemos dejar afuera la cultura, esto es, nuestra conducta, nuestras prácticas diarias, que mucho tienen que ver con la riqueza petrolera. En términos más complejos, los niveles de alienación, enajenación y alienación mueven todas nuestras decisiones.
En verdad, uno no termina de entender la ambigüedad de nuestro gobierno,(Keynesianismo, populismo, clientelismo, reformismo, desarrollismo, corrupción y derroche, todos juntos). Todas las teorías y prácticas económicas de nuestro gobierno, están concebidas dentro del sistema capitalista. No nos extraña por lo tanto, que el aliado táctico escogido por este gobierno sea la parasitoburguesía nacional. “Ella cachos con él y él cheque con ella”. El gobierno desesperado por gobernar, oye a sus “asesores” y olvida que “NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE”. El socialismo no es sólo satisfacciones de necesidades materiales personales o sociales. El humano que va por dentro de cada piel, es fundamental. Sus ideas y su acción militante son vitales. Hoy más que nunca sabemos cómo y de que maneras, el mercado entra en nuestros deseos, y nos convierte en solícitos adoradores de los mercancías. El gobierno está empeñado en solventarle los problemas materiales a su pueblo, PERO PARECE, QUE MEJOR SE LOS ESTÁ SOLVENTANDO A LOS HISTÓRICOS ENEMIGOS DEL PUEBLO. En cualquier circunstancia, lo que está pasando en nuestro país, demuestra una vez más, que si no hay verdadera conciencia (la que devela lo oculto sistémico, lo exorciza, saca a flote, destruye lo viejo, y construye lo nuevo) social de clase explotada, más temprano que tarde el enemigo volverá al poder. Hemos olvidado el poder de las ideas. Peligrosamente le estamos abriendo el camino al fascismo.
Durante décadas los venezolanos nos hemos acostumbrados a que papá gobierno debe resolvernos los problemas. Comprensible es, que los gobiernos que servían incondicionalmente al capital, gobernaran para él. Lo incomprensible es que éste gobierno, que dice seguir el legado socialista de Chávez, con sus políticas económicas este favoreciendo al enemigo histórico del pueblo, y se conforme sólo con darle las cosas materiales al pueblo, sin dotarlo de la poderosa herramienta del saber revolucionario. No es cualquier saber, es el que nos coloca en claras condiciones para transformar todo lo que existe. “Seamos sensatos pidamos lo imposible” gritaban los militantes del mayo parisino, pues estaba “prohibido prohibir”. Lo hemos repetido, el peor de los venenos, el que adormece la conciencia, está en la cultura capitalista, por esto, es urgente la creación de una contra cultura (Ludovico Silva), esto es, la lucha de clases. Es tal el daño que se le está causando a nuestra población, que ya la corrupción se ha democratizado. Unos la exhiben pública y descaradamente como una gran presea, otros nos recuerda el caso del ladrón que despoja a una señora de una mercancía, sale corriendo y grita: agárrenlo…agárrenlo, para que nadie sospeche que él es el ladrón.
La cuestión se complica más, cuando uno oye las declaraciones presidenciales de que al costo que sea, hay que conseguir LA PAZ. ¿De cuál paz me hablan? ¿Puede haber verdaderamente paz, donde hay profundos abismos sociales, como resultado de grandes diferencias económicas? (Monseñor O Romero). ¿Acaso los conflictos sociales permanentes no son hijos de la injusticia? ¿En qué cabeza cabe, que los que tienen el capital, se harán el harakiri, irán en contra de sus intereses y nos ayudaran a construir la paz con justicia? ¿Salario sin plusvalía…. dónde? Lo sabemos, las ideas de la minoría son impuestas a las mayorías. Las ideas que privan en una sociedad dividida en clases, son las ideas y los intereses de los dueños de los medios de producción. ¿Es o no es de clase, éste Estado capitalista burgués? ¿Saldrá del seno del Estado burgués el socialismo? ¿Qué intereses defiende la burguesía? ¿Es o no la historia, el despliegue dialéctico de las contradicciones de clase? La crítica está unida a la dialéctica. Lo real es lo que en verdad es, no los anhelos o las suposiciones o deseos y donde hay propiedad privada, las contradicciones y los antagonismos, determinan la vida social. Pretender unir modelos y clases antagónicos, es querer tercamente unir el aceite con el agua. Si el marxismo nos hizo autocríticos, es porque él es esencialmente crítico.
Nadie está proponiendo la guerra, pero la paz con justicia sólo la pueden construir, las clases históricamente explotada. Por decirlo mejor: El Poder Popular. Sin emancipación popular, no habrá paz social. Que vaina, “lo viejo” no sólo “no termina de morir”, ni lo “nuevo termina de nacer”, es que nos hemos empeñado en repetir los errores del populismo y asistencialismo adeco-copeyano, que con propósito electorero, fortalecieron un Estado clientelar. Es la política gato pardiana. Imposible conseguir soluciones definitivas a los problemas de los pueblo, dentro del modo capitalista de producción que es quien los genera. No repitamos el error de Carlos Andrés con los “Doce Apóstoles”.(intentos de creación de una burguesía “nacionalista”). Requeté probado; no tenemos burguesía emprendedora, sino parásita y apátrida. Nacieron dependientes del Estado y genuflexa al imperio, y siempre han sido así. Restauramos o rompemos con lo viejo. Más que importar, hay que cambiar hábitos. Es el dilema del Ser o no Ser.
“la mano peluda”, de los socialdemócratas, está haciendo naufragar este intento revolucionario. Tienen el toro tomado por los cachos y mandan más que dinamo nuevo. La historia no culpará al ciego, sino al que le da el garrote. Progresivamente se le ira entregando la economía al sector privado. ¿Burguesía haciendo revolución social…dónde? Lo electoral nos enceguece y “los árboles no nos dejan ver el bosque”.
En medio de esta crisis, el gobierno trata de apagar el fuego con gasolina. El gobierno le tiene temor al pueblo y a la burguesía, por eso vive corriendo la verruga, y no le dice al pueblo la verdad. El keynesianismo, el desarrollismo, el populismo, y el asistencialismo se agotaron, no por la caída de los precios petroleros, sino por el continuismo de políticas erráticas de derroche, corrupción e ineficiencia, que tienen que acabarse. Esta riqueza postiza es transitoria, no se fundamenta en el trabajo creador de los venezolanos, sino en la suerte de ser un país que lo tiene casi todo, menos la sensatez, el coraje y las bolas, para enfrentar al capitalismo y torcer definitivamente el rumbo hacia el socialismo. No siempre las crisis son malas, de ellas pueden salir resultados extraordinarios. Pasó el Por Ahora, ha llegado el AHORA. Cierto que el socialismo es sacrificio, pero a la postre triunfará el decoro y la justicia, así, podremos dejarle a las generaciones venideras un país decente, que sea lo que más se aproxime a la justicia. (Nos leeremos, opinaremos y difundiremos el próximo sábado).