La cesárea es un acto quirúrgico que se hace para extraer un niño o niña del vientre de su madre, cuando el parto normal tiene complicaciones. Un aborto, es la interrupción del embarazo de la madre y tiene diversas causas. En este trabajo queremos acotar estos términos y prácticas, refiriéndonos al proceso bolivariano revolucionario en marcha. Extraer el proceso del vientre de la patria, antes que los fascistas de la oposición, intenten seriamente acabar con él, provocando su aborto, es tarea que ya no tiene más espera. Son muchas las oportunidades que la oposición nos ha dado para radicalizar este proceso, pero el gobierno tiene miedo. “A cada perdón una nueva conspiración…” (Simón Bolívar). “Patria es humanidad” decía Martí. “La patria es América” señaló El Libertador. Alí Primera el cantor del pueblo, clamaba por la patria y Hugo Chávez como tantos otros, murió por ella. “Que nadie se equivoque, hoy tenemos patria”, hay que defenderla a cualquier precio.
El vientre de esta patria está lleno de heroísmo, de luchas bravías, de dignidad. Nuestros aborígenes cerraron filas contra el oprobioso colonizador, murieron defendiendo lo propio. Simón Bolívar expulsó para siempre, a los colonialistas españoles, y propuso la integración continental, como necesidad táctica. Zamora entregó su vida en procura de “Tierras y hombres libres”. Las luchas del pueblo contra la tiranía de Juan Vicente Gómez, se expresó con “Trabajo en las cárceles y carreteras, paz en los cementerios y tranquilidad en el exilio”. Los intentos nacionalistas de Medina Angarita fueron sofocados por los yanquis con la complicidad de nacionales. La represión perejimenista causante de muchas muertes, aquilató la valentía de nuestro pueblo. La falsa democracia puntojista aún tiene mora con la justicia por cientos y cientos de muertos producidos por sus cuerpos represivos, sin olvidar los miles habidos con el Caracazo. Son más de quinientos años de aguerridas luchas populares por la justicia social. Hugo Chávez es el resultado de estas largas tareas populares, no es un enviado de una divinidad. El mesianismo es peligroso, pues pretende borrar todas estas justas batallas de siglos, asumidas por hombres y mujeres explotados. La acumulación de “unidad, lucha y batalla”, es lo que lleva a la “victoria”. Esto no fue una consigna del Comándate, es un plan de luchas políticas, que nos encomendó y debemos cumplir.
En estas largas y duras luchas populares, la unidad de la teoría con la práctica es vital. Las dos juntas, posibilitan conocer la realidad concreta de la sociedad. Huelga recordar, que hablamos de teoría revolucionaria con práctica revolucionaria. La búsqueda de la verdad, no es solo un asunto práctico, lo es también teórico. La poderosas herramientas del materialismo histórico, nos enseña la manera como debemos abordar las contradicciones del sistema capitalista, para poder destruirlo.
No podemos esperar más. El “Por ahora” de Chávez es el ahora de hoy. Seguir creyendo en la tesis soviética de la espera o impulso, que maduren las condiciones revolucionarias, (con la que los socialdemócratas están engañando al gobierno) para que se produzca la revolución, es darle tiempo al enemigo para que aborte nuestro proceso revolucionario. Peor aún, si la industrialización se coloca en manos de la burguesía. Ella, jamás ha sido, ni será industrializadora. Es parásita, apátrida y fingidora. “Esta fantasía de que con empréstitos del Estado se puede construir una nueva sociedad….” (Crítica del Programa de Gotha C Marx), forma parte de las falacias socialdemócratas. El Comandante Fidel Castro, hace décadas, en momentos difíciles para Cuba, señaló que era un error, “sentarse en la puerta de su casa a esperar, para ver pasar el cadáver del imperialismo”. El capitalismo no morirá de vejez, morirá por la acción revolucionaria y sepulturera de la clase trabajadora. Este gobierno parece masoquista, olvida que: “El ser social determina la conciencia….” Marx.
La cesárea extrae al “sujeto histórico” y hace visible el metabolismo del capital. El aborto, liquida el proceso que estaba en marcha. La primera es tarea revolucionaria, la segunda es práctica contrarrevolucionaria. El proceso revolucionario amerita la presencia de movimientos y partidos organizados horizontalmente, que sean revolucionarios, éticos, con cuadros y masas, con militantes y espontáneos, donde hombres y mujeres explotados tienen su puesto de lucha sin tregua. No queremos el partido único. Los partidos y los movimientos, cuando son verticales en su dirección y manejo, terminan burocratizándose, lo que inevitablemente frenará, desviará y corromperá el proceso revolucionario. Las diferencias entre revolucionarios son necesarias, pero siempre en el MARCO DEL SOCIALISMO.
“Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario” afirmó Lenin. El pragmatismo es aventura, acción expuesta al azar. La teoría sin práctica deviene en deseos, ilusión, fantasía. La correcta práctica-teórica, nos conduce a la conciencia social de clase. La conciencia nos devela la anatomía y la fisiología del sistema, pudiendo conocer su metabolismo. No es la espera del desarrollo de las fuerzas productivas, ni las supuestas condiciones materiales que nunca llegan. Explorando la etiología del capital, sabemos cómo derrotarlo. Más que la espera del desarrollo de las fuerzas productivas, es la praxis de la conciencia la que nos ilumina el camino correcto. Ciertamente, la revolución es “PERMANENTE”, pero la práctica tiene que ser conducida por la teoría. La cesárea la haremos nosotros. “En la demora está el peligro” (Eloy Alfaro). Seremos los parteros de la historia. (Nos leeremos, opinaremos y difundiremos el próximo sábado).