El sistema capitalista tiene diferentes modalidades de gobiernos que defienden sus intereses. Dictaduras, democracias populistas asistencialistas keynesianas, desarrollistas, progresistas, nacionalistas, socialismo de mercado, y por supuesto el nefasto neoliberalismo, que lo único bueno que tiene es que agudiza las contradicciones de clase. La socialdemocracia instrumentaliza el conflicto social pero no cuestiona al Estado, hasta llamarlo “Estado de Bienestar”. Ponen al Estado como agente de cambios pero cambios gatopardianos. No permiten la formación del Poder Popular y se quedan sólo en las reformas. El lenguaje de líderes y gobernantes, es vacilante, ambiguo, impreciso, no puede ser de otro modo. El enmascaramiento puede ser mayor y ser tildado de “revolución pasiva”. El proceso debe quedarse en el proyecto. Gramsci lo llamó “recomposición del orden”.
El capitalismo por más que haga lo del gato, no puede ocultar toda su podredumbre. En la medida que la clase trabajadora se organice, irán apareciendo los conflictos. Frente a las exigencias de los parias, estos gobernantes no tienen otra opción que imponer el orden burgués, ocultando los conflictos de clases. Suelen repetir que todos somos iguales: “aquí cabemos todos”. Crean instituciones para cooptar la protesta y la esperanza del pueblo. “ponga la luz de cruce a la izquierda, pero gire a la derecha”. Le ordenaba Perón a su chofer.
¿Hoy restauramos o revolucionamos? La crisis estructural del capital mundial, pone al desnudo el verdadero papel del Estado burgués, que suele usar el disfraz de las “inclusiones sociales”. Es la “Revolución pasiva” que denunciaba Gramsci. No por muchos años, se engaña a muchas personas. Feli-pillo demostró lo permisivo que es nuestro gobierno; aquí entra y sale quien le de la gana. ¿Está o no involucrado el Presidente Santos, el creador de los “falsos positivos” en la conspiración? Los comerciantes hacen lo que les parece con los compradores y nuestro gobierno cual perro viejo, ladra pero no muerde.
Venimos hablando del reformismo donde la socialdemocracia tiene metida la mano hasta la empuñadura. Todas las revoluciones traicionadas tienen marca socialdemócrata. Son respuestas inmediatistas para controlar pueblos, posibilitar gobernabilidad, llamada demagógicamente “paz social”. En este contexto aparece el PROGRESSISMO COMO AGENTE RESPONSABLE DEL REFORMISMO. Un conocido gobernador experto en salto con garrocha y converso, está apelando a este “Progresismo”. Marx había denunciado en su texto contra el Congreso Socialdemócrata de Gotha (1875), los peligros de este capitalismo --“progresismo”. Más recientemente Podemos de España se declara no revolucionario, sino “Soberanista”. “El mismo musiu con diferente cachimba”. Las declaraciones de su máximo líder Pablo Iglesias en New York, a favor de la socialdemocracia, y ahora en su artículo conocido en una revista de Londres, nos pone muy alerta sobre lo que en verdad trae u oculta en “la bolita” este líder. La misma observación debemos tenerla con el actual gobierno griego (Socialdemócrata). Ya hay protestas en Atenas, de griegos que votaron por el actual gobierno, señalándolo de incumplir promesas electorales, y estar a favor de la Troika. Sin ir muy lejos, ojo pelado con Uruguay, Brasil y Chile. Si el Poder Popular no se autoconstruye al margen del Estado burgués, no habrá por ahora revolución.
Expertos en mimetizarse de revolucionarios, los socialdemócratas le han dado al capital incontables logros y a las revoluciones terribles derrotas. Sus propuestas de cambios con absoluto respeto al orden burgués, “por etapas” o “evolución”, sin radicalismos ni rupturas institucionales, siempre dentro del capitalismo y desde las instituciones del Estado. Con este andar de rodillas, podemos llegar a la conciliación de clases o adiós a la revolución.
Chávez buscó una burguesía “buena” y no la consiguió. Tampoco consiguió un imperialismo “humano”. Maduro ha tenido “más suerte”; hoy tenemos una vieja Lumpen burguesía y una nueva “boliburguesia” repartiéndose lo mejor de la renta petrolera y un imperialismo “que ya no es un peligro para nosotros”, ni nosotros para el imperialismo. Así, se libera a Obama de responsabilidades y se le aconseja que se cuide de sus asesores, como lo hace nuestro Presidente, quien lo aconsejó. Más preciso fue el Presidente Raúl Castro, que calificó a Obama, de “hombre honesto por su origen”. “Qué habré dicho que la canalla me aplaude”. Qué difícil es tragar grueso. El asunto es muy práctico: el gobierno se encargará de la política vía asistencialismo y populismo keynesiano, y la burguesía de la economía.
Los diálogos de Diciembre con la MUD, y las dos pláticas del Presidente Maduro con el Señor Shannon, me recuerdan aquello de “desconfía y acertarás”. ¿Qué se negoció allí? ¿La paz y la gobernabilidad a cualquier precio? ¿Tiene o no límites una revolución pacífica? ¿Los negociadores que fueron a Miraflores son amigos del pueblo o del capital? ¿Estiman u odian al Presidente Maduro? ¿Hacen mercado los altos funcionarios del gobierno, para que sepan en carne propia los abusos humillantes de los comerciantes y lo astronómico de los precios? Sancho en verdad, ya no ladran los perros.
El proyecto bolivariano está en riesgo. A pocos días de su muerte el Comandante Chávez entendió los peligros cuando hay desvío de camino, restauración del pasado y lentitud revolucionaria: “En la demora está el peligro” sentencio Eloy Alfaro. “El Golpe de Timón” fue un mea culpa tardía. El Presidente Maduro, parece “atrapado sin salida”. Además, tiene malo el oído izquierdo y solo oye por el derecho. Se han creado tantas Misiones y Comisiones, sobre todos en los dos últimos años, que ya uno no sabe cuántas son. Me interesaría saber que es la vida de una de ellas: LA COMISIÓN PRESIDENCIAL CONTRA LA CORRUPCIÓN. No le hemos visto el queso a la tostada. Y mire que esto abunda en el país. Nos leeremos el próximo sábado.
JESUS M VIVAS HISTORIADOR PROFESOR UNIVERSITARIO.
jesusm_vivas@hotmail.com