Consideremos diez logros del gobierno madurista y diez desaciertos que pintan un panorama claroscuro de la crisis política.
Positivos:
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Los diez millones de firmas antiimperialistas por la derogación del decreto de Obama.
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Los tres millones de votantes en las elecciones internas del PSUV
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La unanimidad en la Asamblea Nacional por la reclamación del Esequibo.
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El Plan OLP contra la delincuencia organizada y los paramilitares.
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La organización de los estudiantes de educación básica y media
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Las justas pensiones del Seguro Social
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El pensamiento bolivariano, patriótico y chavista de la FANB
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La política exterior de unión antiimperialista de nuestra América
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La loable gestión del Ministro Haiman El Troudi en el Ministerio de Transporte.
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La recuperación del casco central de Caracas.
Negativos:
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El silencio oficial ante la desaparición forzosa de Acedo Mora.
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La resistencia del gobierno a facilitar la auditoria pública y ciudadana propuesta por Marea Socialista.
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Las relaciones de producción capitalistas en la faja petrolera del Orinoco.
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La inflación galopante.
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El desabastecimiento in crescendo.
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La superestructura ideológica, cultural y política capitalista de la Misión Vivienda
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La ineficiencia y la falta de decisiones revolucionarias en la economía.
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El desgaste y deterioro de las misiones sociales
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La entrega de dólares a la burguesía importadora.
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El endeudamiento externo.
Podrían nombrarse muchos más logros y desaciertos pero éstos son suficientes para tener una idea sucinta de la complejidad del problema. Si ponemos en la balanza lo positivo y lo negativo podremos sacar nuestras propias conclusiones de por dónde andan las cosas.
Ni hablar de la MUD. Ésta y la amenaza fascista no representan una alternativa factible para salir de la crisis. Al contrario, en el supuesto negado, de llegar un gobierno reaccionario al poder enseguida borraría del mapa todo lo positivo y exacerbaría completamente lo negativo. Siento que el chavismo y la oposición de izquierda comprenden esta disyuntiva.
Se trata ahora de buscar la síntesis dialéctica entre las contradicciones íntimas del proceso que seguramente la intuición social y la sabiduría popular encontrará para orientar la participación colectiva en la crisis.