Tarjeta de racionamiento

Al triunfo de la revolución cubana, vino todo un proceso político que derrumbó la estructura política y económica existente hasta ese momento en la isla de Cuba, no había otra forma de hacer cambios si lo anterior no se demolía para dar paso al nuevo modelo político y económico que se tenía concebido construir, incluido el hombre nuevo con el que tanto soñó el Che Guevara.

Una vez declarada la nación como socialista y anti imperialista, con un juego político mundial de fuerzas multipolares que apoyaron esta nueva propuesta y sobre todo la novedad de ser gestada en una pequeña isla del Caribe, a 90 millas de una superpotencia como los EEUU, no dejaba dudas de que a partir de ese año 1958, comenzó a ser Cuba la vedet de buena parte del mundo, los estudiosos de los procesos sociales se volcaron a ver la ebullición de un nuevo ensayo político.

Los centros de investigación de las más renombradas y reconocidas universidades del mundo, incluidas las norteamericanas, empezaron a estudiar este acontecimiento político en el Caribe Americano, hubo trabajo y se gastó materia gris en analizar tal fenómeno político – social.

El bloque comunista liderado por Rusia fue clave en los inicios de esta revolución, apoyándola militar y económicamente, preparándole en los centros educativos de alta academia a buena parte de su gente, comprándole el azúcar a precios superiores a los internacionales, desplegando los misiles que casi causan una guerra continental; en fin fue el bloque socialista sostenedor de este proceso político, que le brindó musculo político y económico para Cuba implementar acciones de expropiaciones de tierras y de empresas extranjeras, sobre todo Norteamericanas, que hacían vida económica en la isla.

Al poco tiempo el mundo observó dos elementos que poderosamente llamaban la atención, las colas para adquirir los productos de la dieta básica y una tarjeta de racionamiento, donde el Estado léase gobierno, le hace control de los artículos entregados mensualmente, tarjeta que es imprescindible llevar consigo a la hora de adquirir los productos subsidiados y controlados por el Estado, de lo contrario hay que recurrir al mercado negro, algo asi como los bachaqueros y acaparadores, que venden cualquier producto a precios exorbitantes, lógicamente aún no habían aparecido los avances tecnológicos de la informática, con los que hoy le conocen a la gente hasta el modo de caminar.

Y las colas infernales con las altas temperaturas de Cuba se hicieron normales, la gente fue mentalizada a través de la propaganda, que estas colas se debían al bloqueo económico impuesto por el imperialismo yanqui y así fue asimilado por el pueblo; jamás se indagó y menos se reconoció el fondo del problema y sus respectivas causas teniendo en las narices las consecuencias, un pueblo molesto y obstinado por tanta dificultad para encontrar los productos de primera necesidad, la escasez y el desabastecimiento estan a la orden del día.

Cuba en estos 55 años de revolución ha sido un importador neto de buena parte de lo que consume, azúcar de Brasil, mantequilla de Nueva Zelanda, queso gouda de Alemania, galletas de China, arroz de Vietnam y petróleo de Venezuela, entre otros; lo que hoy Raúl Modesto Castro Rus quiere cambiar y hacer verdaderamente productivo su país, las cooperativas agrícolas, las tierras entregadas a los agricultores, al decir de los propios jefes cubanos, han resultado ser altamente ineficientes.

Y vive el pueblo ya tan acostumbrado a la cotidianidad que llega a una cola y marca su puesto con el que le sigue y se va a hacer otras diligencias hasta esperar su turno, cuando le toca viene las célebres palabras del expendedor, al tomar en su mano la tarjetica de racionamiento muy parecida a la tarjeta que se usaba aquí para el control médico de los niños, y a renglón seguido le espeta estas palabras muy populares y ya normales mirándole fijamente a su cara “hay pero no le toca” y cuando vuelve a los días le dice “ le toca, pero no hay”

Cuba tiene logros extraordinarios en educación, salud, deportes, producción de patentes, investigaciones médicas, reconocidos internacionalmente, un desarrollo turístico a la altura de los países de primer orden, gente muy responsable y trabajadora, eso no se pone en tela de juicio, pero ha sido pésima en la resolución de los problemas neurálgicos del abastecimiento y la comida del pueblo, así como el transporte público, elementos importantes a la hora de hablar de soberanía.

El propio Raúl Castro el 26 de julio de 2006 cuando asume el poder en un discurso muy elocuente y significativo en Santiago de Cuba, fustigó al pueblo sobre estos problemas de abastecimiento en una forma contundente, dura y clara, llegó a manifestarles que era ya hora de dejar de estar achacándole al bloqueo económico todas las culpas de la ineficiencia; teniendo Cuba tierras y gente para producir; pero, lamentablemente eso lo ve Raúl Modesto Castro Rus, cincuenta años después, y eso es imperdonable; un tiempo perdido que jamás se recuperará, aquí faltó la visión del estadista que piensa en la próxima generación y triunfó la del político que piensa la próxima elección.

Un cineasta cubano define el modelo político de su país en su propia terminología: “El Socialismo es un magnifico guion con una pésima puesta en escena” por ello pudiera perfectamente concluirse que cualquier parecido con la actual realidad venezolana, es producto de la coincidencia.

©JASG29102015

humogria@gmail.com


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Juan Alberto Sanchez García


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