Al parecer el único que está claro es Aristóbulo Isturiz gobernador del Estado Anzoátegui, quien ha renunciado a su cargo directivo dentro del PSUV. Con lo cual obviando otros aspectos de su gestión política de los últimos años, al parecer ha entendido de cara al pueblo que el problema no es de cambiar para que nada cambie, al mejor estilo gatopardiano.
Entiendo que desde Nicolás Maduro hacia abajo la cuestión no es renunciar a los cargos públicos obtenidos por elección popular, la cuestión en si es la de renovar desde las bases en forma profunda y a todos los niveles los cuadros políticos del PSUV sin que medie ningún tipo de manipulación desde las alturas del poder. Y es mi criterio que dicha renovación pasa por la separar la dirección partidista de la de los cargos públicos, es decir acabar con esa dualidad en las funciones de cada funcionario que tanto daño ha hecho al proceso Bolivariano.
La función del partido político en relación con sus miembros en el poder debe ser la de pedir cuentas y analizar cada gestión gubernamental acorde a los principios que ideológicamente rigen al partido en sí, y a su vez dando la cara ante al pueblo organizado, rendir cuentas periódicas de las mismas, trasmitiendo a su vez al gobierno, las acotaciones, quejas y proposiciones surgidas de las organizaciones populares, teniendo además la potestad de denunciar, sancionar, y hasta expulsar de sus filas, al gobernante que por cualquier motivo se desvíe de sus funciones acorde a los lineamientos ideológicos (incluyendo lo ético), en nombre de los cuales ascendió al poder.
Volver a reciclar a la misma alta dirigencia en funciones diferentes, es no querer entender que esa dirigencia fracasó en su gestión tanto política como gubernamental, y debe ser sustituida tanto en la dirigencia política como en la gubernamental, excluyendo en este último caso como ya expresé antes, aquellos elegidos popularmente para cargos gubernamentales, a los cuales solo el pueblo por votación revocatoria o por nueva elección puede sustituir.
Da pena ajena las declaraciones del Presidente Maduro acusando de fraude en los comicios parlamentarios a la oposición, es más, esta declaración obviamente fuera de lo racional aparte de considerarla un inverosímil error dado de donde proviene, ni siquiera amerita comentarla en profundidad.
Es más, el alto gobierno con el presidente a la cabeza sigue culpando a los factores externos de la ominosa derrota sufrida en las pasadas elecciones parlamentarias, enarbolando la guerra económica como principal factor de la actual y grave crisis por la que el país está pasando ¿y es que esa guerra económica es algo novedoso? La guerra económica siempre a existido desde que Chávez tomó el poder, el asunto a mi entender es que hasta ahora siempre existieron los recursos para combatirla. En la actualidad en que la misma se acentúa con la baja de los precios del petróleo, los fondos económicos para combatirla no existen, se esfumaron con la complicidad cuando no en beneficio directo de funcionarios públicos involucrados.
Para terminar quiero afirmar que de no tomar el ejecutivo la iniciativa en la repatriación de los capitales mal habidos fugados del país, lo hará la oposición en funciones de poder, por supuestos (en su caso), de aquellos capitales en los cuales no estén incursos sus propios partidarios.
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