La burguesía, poderosa clase enterradora y heredera del perverso y explotador poder feudal, ha logrado mantener su dominio sobre hombres y mujeres e imponer el modo de producción capitalista con su actual maquinaria de subyugación y muerte, como lo es el imperialismo estadounidense, mediante el uso de la mentira, el engaño y la manipulación, en un proceso diabólico de fetichización de las relaciones humanas en sus diversas manifestaciones: políticas, religiosas, sociales, institucionales, internacionales, jurídicas y económicas.
Es así como, lanzando su influjo cual boa, han mantenido abobadas a las sociedades, a los pueblos, colocándoles en estado de sumisión y aceptación de la lógica del capital y sus supremos intereses, llegando incluso a defenderlos. Y por arte de una masiva penetración de valores, códigos, principios y conceptos en el inconsciente, lograron generar ideas y conductas en los pueblos diferentes a sus intereses, objetivizados y conscientes mediante la imposición de "normas de la sociedad": constituciones y leyes que rigen la vida de los pueblos, conformando estados y formas de gobierno que asegure su aplicabilidad y dominio social. El explotado y oprimido se siente felizmente parte de una "próspera" sociedad, el obrero vive en la ilusión de que es socio de la empresa y la defiende con pasión, el pobre goza su condición porque sólo él tendrá acceso al reino de Dios y el rico no, no importa que el rico tenga todos los privilegios porque si le echo pichón yo también los tendré. Espejito- espejito- dime: ¿cuándo me toca a mí?, consolidando una falsa conciencia colectiva justificadora de la explotación del hombre por el hombre, del dominio del capital sobre la sociedad; del hambre, la miseria, el látigo y la muerte como espejo de la opulencia. Definitivamente, ¡nos dominan más por la ignorancia que por la fuerza!
¿Venezuela qué pito juega?
Esa fuerza destructiva, acumuladora y concentradora de riquezas, mentirosa, engañadora y manipuladora, como es la burguesía, entró a Venezuela de la mano de la traición a principios del siglo XX, con la estrategia de expansión de las empresas petroleras, que decidieron realizar exploraciones para determinar si en suelo venezolano existía el oro negro, propulsor de la nueva energía modernizadora del mundo. Y, con el grito de aleluya, comenzó un proceso de modernización (transculturización) y destrucción de la vida rural semifeudal y penetración del capital transnacional, primero con las empresas petroleras y luego con las industrias de alimentos, calzados, bebidas, fármacos, línea blanca, vehículos, construcción, vestimenta, banca y finanzas, comunicaciones, etc., bestial imposición de un enclave económico que colocó a Venezuela como feudo del gran capital transnacional, patio trasero del imperialismo estadounidense, devenidos en dueños de toda la riqueza nacional y del poder político, quienes impusieron la cultura de la economía rentista petrolera (mono exportadora) y de puertos (consumista importadora), acompañados en esta perversa estrategia de dominación por un conjunto local de operadores económicos (Mendoza, Vollmer, Zuloaga, Pocaterra, Machado, Cisneros, Phelps, etc.) y políticos apátridas (AD, COPEI, URD, PRIMERO JUSTICIA, UN NUEVO TIEMPO, etc.), que por el egoísta privilegio del crecimiento material individual entregaron el país a la voracidad depredadora del gran capital y la dominación extranjera, haciendo de los venezolan@s un atajo de inútiles, improductivos, dependientes, sumisos, pedigüeños, conformistas y mano de obra barata, mediante la mentira del progreso para todos, el desarrollismo, la libertad, la democracia, el bienestar social, etc., mecanismos de engaño y manipulación para mantener al pueblo conforme con su miserable situación.
Y llegó Chávez...
Esta gran verdad produjo la Venezuela de los millonarios, usufructuadores y acumuladores de riquezas materiales, dueños y señores del destino nacional (5% de la población), los intelectuales orgánicos serviles de la burguesía y mal llamados clase media (15% de la población), todos ellos títeres del capital transnacional, con un pueblo en alarmante estado de exclusión y pobreza (80% de la población), que incubó en el alma nacional la desesperanza y la necesidad de cambiar, produciendo la insurrección, el caracazo y el por ahora, que abrió las compuertas para el retorno de la esperanza colectiva y la llegada de la revolución bolivariana con Chávez como Presidente.
A partir de allí y teniendo como centro operativo al imperialismo estadounidense, la burguesía y sus lacayos locales activaron un dispositivo bestial para acabar con ese gobierno, que ofrecía democracia participativa y protagónica popular, equidad y justicia social, justa distribución de la riqueza nacional, soberanía y autodeterminación como pueblo, constituyéndose luego en abanderado de la igualdad, según el solo posible en Cristo y el Socialismo. Desarrollándose un feroz acoso, con intensas campañas mediáticas alimentadas por la mentira, falsos montajes y acusaciones, vulgares caricaturas y grandes shows antichavistas, acompañada de acciones desestabilizadoras en lo sociopolítico y económico, de una conspiración, de una guerra a gran escala que debía acabar con ese proyecto de vida. Ya en el 2002 casi lo logran y hoy intensifican su propósito, sin importarles el sufrimiento o las muertes que produzcan. Así es la burguesía: asesina, mentirosa, inclemente, engañosa, manipuladora y apátrida, dispuesta a lo que sea para restituir y conservar sus privilegios y dominio sobre la sociedad.
¿Cómo impedir que esa poderosa maquinaria burguesa-imperialista se salga con la suya?
Detener esa conspiración contra la revolución bolivariana, que pretende restituir el dominio de la burguesía y sus perversidades sobre La Patria de Bolívar, parece difícil por los poderosos mecanismos que mueve, pero no es así. Existen varias razones que nos permiten llegar a esa conclusión de que si se puede derrotar esa maquinaria conspirativa, de retorno al oprobioso pasado y continuar el tránsito hacia la vida nueva, como son:
1) Hacer de la gobernabilidad un ejercicio ético, moralizante, alejado de la fatal corrupción y el paralizante burocratismo, aplicando severamente el concepto de mandar obedeciendo al pueblo (poder popular).
2) La inmensa reserva chavizta sembrada en el alma colectiva, que debemos unificar y convertir en una sola voz, fuerza más poderosa que la maquinaria burguesa, para lo cual es necesario limar asperezas, abandonar el espíritu sectario hegemónico presente, impulsar un transparente proceso de reflexión colectiva y rectificación, conformando una auténtica dirección colectiva de la revolución.
3) Relanzar el Gran Polo Patriótico sin tutelajes, controles de admisión e imposición de líneas, para que cumpla el rol asignado en su creación: a) debatir y diseñar teóricamente el socialismo que queremos y b) desarrollar las relaciones orgánicas de fortalecimiento del poder popular.
4) Avanzar decididamente en el espíritu del golpe de timón y el Plan de La Patria