En estas reflexiones que tienen una extensión mas larga a las anteriores, intento desde mi modesta posición de militante comunista, analizar el proceso bolivariano haciendo abstracción de elementos como el económico, el de la correlación de las fuerzas antagónicas, la situación petrolera, la inseguridad, la impunidad; para centrarme en el elemento ético-político que en mi criterio es vital y que en nosotros esta la potestad de fortalecerlo y creo que es una de las condiciones fundamentales para superar victoriosamente este momento difícil y avanzar por la senda revolucionaria.
A diario veo artículos y mensajes de compatriotas que merecen todo el respeto pero me preocupa que una parte de quienes escriben muestran una actitud de desesperanza, de caos y de buscadores de culpas solamente en el gobierno y otra parte pareciera que las culpas es solo del enemigo externo, de la conspiración ajena y si algo de culpa creen que tiene el gobierno es que ha sido demasiado bueno.
Ni una cosa ni la otra.
Primero: Tenemos que superar el paradigma de la representatividad, del presidencialismo, eso de la democracia participativa y protagónica aun con los avances esta muy lejos y eso lo podemos ver a diario; elegimos una junta de condominio en la urbanización y nos desentendemos de toda responsabilidad, y nuestro papel solo se circunscribe a criticar, descalificar, reclamar a los vecinos que ocupan responsabilidades especificas en la directiva; así pasa en una cooperativa, en un consejo comunal, en una comuna, en una empresa del estado, en el gobierno municipal, regional o nacional. No podemos seguir viendo al país como ver una telenovela, porque no estamos al frente de la pantalla del televisor, estamos en la propia escena, somos también actrices y actores y alguna responsabilidad tenemos que tener en toda esta trama mas allá de la queja y la echadera de culpas.
Segundo: Por otra parte tampoco podemos justificar nuestras fallas en las acciones del enemigo histórico; el imperio, su burguesía nacional y sus operadores políticos están haciendo su trabajo de saboteo, de confusión mediática, de chantaje, de lobby internacional para aislar nuestro país, de dejar que el gobierno se desgaste en desaciertos, de todo lo que sea posible para frenar el avance revolucionario; ese es su rol, ¿Por que debemos de quejarnos? Le decía a un amigo en estos días; es como si un boxeador se quejara de que su oponente le esta dando muchos golpes; ¡¡bueno y entonces!! ¿Para que te subiste al rin? Es necesario que sin perder el sentido del punto que marca la brújula de nuestro pensamiento filosófico, iniciemos un debate a profundidad de nuestras fallas y practiquemos correctivos mas allá de lo cosmetológico.
Yo en este artículo no pretendo ser imparcial; porque de hecho no lo soy, sigo apostando a este proceso y no por los que están dirigiendo el gobierno, para mí si es Maduro, Diosdado, Aristóbulo o Pérez Abad como personas, eso no es lo que me mortifica; a mi lo que me une es la relación con mis convicciones ideológicas, como dije anteriormente; sin perder el sentido del punto que marca la brújula de nuestro pensamiento filosófico, sin perder este sentido de orientación, lograr medir los logros, como sostenerlos y como seguir avanzando. Si este gobierno no es socialista, no me preocupa en absoluto, para mi con que siga manteniendo un actitud antiimperialista y nacionalista es suficiente por ahora, esta es la etapa que tenemos que madurar y superar como antesala para realmente entrar al largo corredor del socialismo, sobre los rieles de una fuerzas productivas desarrolladas, o en pocas palabras dirigidas por el pueblo trabajador. En los actuales momento lo importante es defender los logros sociales y el avance en cuanto al basamento jurídico para seguir presionando en función de la profundización democrática, esto pasa por unirnos en torno a nuestra constitución y al conjunto de leyes revolucionarias como el capitán a su barco en medio de la tempestad; de allí que seria un suicidio dejar que se pierda esto pensando ingenuamente que en un futuro mediato volveríamos al poder guiados por una fuerza revolucionaria cualitativa y cuantitativamente superior. Pensar que nos puede pasar como al movimiento sandinista (que después de 11 años del triunfo revolucionario en 1979, en 1990 es derrotada electoralmente y en el 2006 vuelve a recuperar el poder político) es creer; primero, que el imperio no aprende de sus derrotas y segundo, es descontextualizarse en cuanto a la revolución sandinista y su vanguardia (FSLN) que fue producto de organización y lucha muy distinto al caso venezolano donde la toma del poder se da sobre el nucleamiento del descontento popular alrededor de la figura excepcionalmente carismática del Comandante Chávez; en la revolución sandinista prevaleció el razonamiento, el alto grado de convicción, mientras que en la nuestra prevaleció lo emotivo; el alto grado de enamoramiento con la figura y acción de Chávez. En definitivas hacer esos superficiales análisis y no hacer nada para defender lo que tenemos; pensando en que merecemos una derrota para venir con mas fuerza es simplemente una torpeza histórica inmensa, puesto que si sucumbe el proceso bolivariano lo que vendrá es la política de Shock, en otras palabras un consenso entre las clases dominante sobre todo los sectores fascistas y el gran poder económico internacional para bajar la santamaría democrática y arremeter contra todo vestigio del chavismo, esos significaría varias generaciones perdidas, eso significaría no esperar 16 años como el sandinismo en Nicaragua sino quizás un siglo.
En todo caso, si en el pasado apoyamos a gobiernos de países hermanos que hicieron menos de lo que se ha hecho aquí, ¿Por qué hoy muchos de nosotros nos ponemos en la acera contraria y repetimos las mismas consignas de la oposición? La idea no es retroceder, la idea es avanzar desde los logros alcanzados, aun enfrenándose al gobierno si no esta a la altura de las exigencias histórica, pero nunca cacarear las mismas consignas del enemigo de clase.
En esto momentos se ha estrechado el cerco e intensificado mas la guerra contra los movimientos progresistas y nacionalistas en Latinoamérica y con especial énfasis contra el proceso bolivariano en Venezuela, no solo por la importancia económica, geopolítica sino también porque Venezuela como en el siglo XIX ha vuelto a ser el eje motivador de las transformaciones en el continente suramericano, cosa que los imperios nunca perdonan y sino veámonos en el espejo de Haití; la primera república negra en el mundo y aun esta pagando las consecuencias; como diría Galeano; "por haber cometido el delito de la dignidad ".
Negar esa realidad; negar que exista toda una campaña imperial para desmontar estos gobiernos es también negar lo que se ha avanzado hasta ahora, en negar todo lo que se ha legislado en función de las grandes mayorías, las conquistas sociales que se han obtenido, la visibilización de los olvidados, los procesos de cooperación regional que ha permitido encontrarnos y cambiar el destino de nuestra mirada que siempre marcaba al norte.
Creer que los imperios son espectadores pasivos de lo que pasa en la región es ser analfabetos históricos; si por menos de lo que ha pasado en estos últimos 15 años, en otras épocas auspiciaron sangrientos golpes de Estado y dictaduras militares, cometieron grandes genocidios como el de 1932 en el Salvador donde en tres días asesinaron a 30 mil personas; en Venezuela por menos de lo que ha realizado la revolución bolivariana tumbaron a Cipriano Castro e impusieron al tirano Juan Vicente Gómez, después tumbaron a Isais Medina Angarita, después a Rómulo Gallegos; en Nicaragua 1934 asesinaron César Augusto Sandino; en Panamá mataron a Torrijos; en Colombia asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán; en Guatemala tumbaron a Jacobo Arbenz; en Republica Dominicana tumbaron a Juan Bosch; en Brasil tumbaron a João Goulart; en Bolivia tumbaron a Juan José Torres y mas tarde lo asesinan; en 1973 asesinaron a Salvador Allende en Chile; en Grenada tumbaron y asesinaron a Maurice Bishop; en Haití tumbaron a Jean-Bertrand Aristide y muchas intromisiones mas, convirtiendo de esta manera a nuestro continente en campo de entrenamiento de la sangrienta Escuela de Las Américas, y del experimento económicos de los nuevos liberales de los Chicago Boys y su mentor Milton Friedman.
A los imperios no se les quito un caramelo y aunque todavía tienen bastante dominio en nuestra región debemos estar claros que la costumbre imperial o colonialista es tratar al resto del mundo como su territorio periférico, como su exclusiva propiedad, como mina de donde extraer las riquezas que les otorga el falso titulo de mundo desarrollado. A ellos les gustan organismos que legalicen la intromisión en nuestros asuntos como la OEA, a ellos les incomoda UNASUR, a ellos les causa urticarias el CELAC y en su lógica de razonamiento expresaran: "que es eso de Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y no aparece USA; si America es para los americanos". Esto en el argot imperial representa "una amenaza a sus intereses en la región" , cosa que no puede permitirse, y menos en estos momento cuando con la gran crisis estructural que padecen andan como en el siglo XV enviando nuevos Cristoforo Colombo, pero mas sofisticados y mortíferos que la versión de 1492. Esa es una realidad, hemos vivido siempre bajo la mira y el asecho imperial, no son nuestros amigos y no desaprovechan el menor descuido para atentar contra nuestra soberanía, contra nuestra dignidad, siempre con la colaboración de los apátridas y sabemos que en estos momentos difíciles ellos han incidido para que así sea. Pero también debemos revisarnos y ver en que hemos fallado nosotros.
¿En que fallamos en el proceso bolivariano?
Entre el bloque de la patria y la oposición en lo teórico en lo conceptual existen diferencias sustanciales en cuanto a los objetivos estratégicos, en cuanto a la visión del país que queremos. Es la histórica diferencia entre el capital y el trabajo, entre la sociedad capitalista y el socialismo como modo de producción que dialécticamente tendrá que sepultar a esta sociedad opresora, si el feroz imperialismo como su fase superior no sepulta a la humanidad primero. Sin embargo en la instrumentación de la política, en el ejercicio practico de la política, no existen diferencias entre la oposición y el bloque de la patria y esto ha sido nuestro gran pecado capital.
Hemos ejecutado las mismas formas de hacer política de la escuela burguesa, reforzando así la ética capitalista y eso es nocivo para el proceso bolivariano.
Nos hemos dedicado a cabalgar sobre la política tradicional y nos hemos resistidos a crear política, a construir políticas enmarcadas en nuevos códigos éticos, hemos contravenido a Einstein cuando nos dice "Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo". Nuestro comandante eterno sí creaba política, sí inventaba, innovaba, pero era solo un individuo, su genialidad no logró ser asimilada por el colectivo político dirigente. ¿Y que pasaba? Que aun estando Chávez físicamente con nosotros, aguas abajo las estructuras intermedias agarraban sus grandes iniciativas, las introducía en el ducto, en el molde tradicional del estado burgués y extremadamente burocrático y el resultante era que esas maravillosas creaciones terminaban convertidas en vulgares dadivas, utilizadas para premiar o castigar, para mantener niveles de poder caudillesco y económico, para controlar a una militancia, a un pueblo que se convertía en objeto dentro del marco aspiracional de ciertos "lideres institucionales" o en el mejor de los casos en el referente de un gobierno bienhechor que daba y se sentaba a esperar reciprocidad, sin entender que nunca el agradecimiento es proporcional al beneficio ( esto creo que es hasta bíblico); en ambas situaciones servia para el proselitismo inmediatista y electorero y no como punto de ignición para impulsar la formación colectiva, integral, continua y permanente del pueblo, para que asumiera ser sujeto activo de un nuevo modelo productivo y de unas relaciones sociales que redimensionen la cultura del trabajo como principio ético de la sociedad socialista. En todos esos programas la línea del Comandante Eterno era el trabajo, la nueva ética, el nuevo modelo productivo, la corresponsabilidad; Chávez estaba convencido de esto, por ejemplo si vemos la esencia de la Misión Vuelva Caras (para mí, una misión auténticamente transformadora) creada en el año 2004, su orientación estaba dada al fomento de la economía popular y a la transformación del modelo productivo; ¿Que paso entonces con la Misión Vuelvan Caras? El pragmatismo politiquero tradicional, el burocratismo, el proselitismo se la trago y después la regurgitó convertida en una dadiva que alimentó aún mas el prejuicio del papá estado, del estado rentista. El resultado es que hoy con menos recursos y mas desánimos volvemos a plantear como razón existencial lo que el comandante Chávez planteo hace 12 años con la Misión Vuelvan Caras y así ha pasado con otras excelentes propuestas, donde la beca, el subsidio en vez de ser el complemento se convirtió en el objetivo. Los primeros en no entender a Chávez, en negar a Chávez fueron los lideres institucionales que ocupaban cargo en los organismos intermedios, ya sea gobernaciones, alcaldías, ministerios, y empresas del estado y lamentablemente en este momento muchos tampoco lo están entendiendo. Como prueba de lo que digo, un botón ¿cuantos alcaldes, gobernadores y funcionarios han pasado en 17 años? Si estos medianamente hubiesen interpretado las líneas estratégicas del comandante, que gran ejército de eficientes gerentes públicos estaría al servicio de la revolución pero muy al contrario siguieron la tradición de hacer política cuarta republicana y cuando digo cuarta republicana no me refiero a los 40 años puntofijista, me estoy refiriendo desde poco antes de 1830 hasta la fecha; mas de 170 años de utilizar la política, la sagrada responsabilidad de servidor publico para el lucro individual. En estos años de revolución muy poco hemos cambiado al respecto; esa gran cantidad de alcaldes, gobernadores, exministros y otros funcionarios, salvo honrosas excepciones en su gran mayoría han pasado y se han "jubilado" a disfrutar del dinero del pueblo, igual que muchos héroes de nuestra independencia que terminaron como acomodados latifundistas disfrutando de la promesa incumplida de repartición de tierras.
Hemos lamentablemente transitado la política sobre los mismos principios éticos burgueses y desde allí es imposible construir una nueva gramática que le de significado liberador a ciertos conceptos que son determinantes para un salto revolucionario, tales como: Poder; Gobierno, Protagonismo, Participación y Trabajo.
Poder: se sigue entendiendo como la fuerza, la capacidad, la potestad reducida a un individúo y mas que responsabilidad es un estatus (Posición, escala social y económica a que pertenece una persona) que otorga privilegios (Ventaja, gracia o prerrogativa especial de que goza una persona) y por el contrario no hemos madurado el concepto de que poder son espacios de participación colectiva y que simplemente quienes ocupen responsabilidades de dirección son expresión de la voluntad colectiva y por lo tanto le deben obediencia. No entender esto, es no estar en la revolución y recordemos que esta fue la primera causa de nuestra primera derrota electoral; el referéndum para la reforma lo perdimos porque alcaldes y gobernadores sentían amenazados "su poder" por el poder colectivo.
Gobierno: según la RAE es acción y efecto de gobernar; y gobernar es mandar con autoridad o regir algo; y la misma Real Academia de la Lengua Española distingue varios tipos de gobierno, como; gobierno absoluto (monárquico), gobierno constitucional, gobierno parlamentario, gobierno representativo; pero un gobierno en revolución es otra cosa, es un nivel superior, es el pueblo trabajador hecho gobierno, es mandar obedeciendo al colectivo. Lamentablemente si subyace el modelo de poder como estatus, como privilegio, como prerrogativas individuales, entonces es muy difícil concebir, aceptar y gobernar obedeciendo al pueblo.
Protagonismo: es relativo al sujeto que asume el papel principal. Pero realmente quien asume responsabilidades de gobierno con un sentido de poder percibido como premio individual, no podrá desarrollar un gobierno revolucionario y por lo tanto la acción protagónica girara alrededor de su ambición y visión personal, como bien lo dice Enrique Dussel "Cuando alguien toma el poder y cree que es el sujeto en ejercicio del poder, ya esta corrupto".
Participación: es tener parte en una sociedad o negocio o ser socio. Es la libertad de expresar en igualdad de condiciones propuestas, opiniones, sugerencias que sean atendidas en función de darle direccionalidad en la conducción del sistema o conjunto del cual son integrantes. Pero como la participación puede ser motor de un sistema cuando su acción se sesga en función del protagonismo de quienes asumen el gobierno como poder individual.
Trabajo: es la actividad por la que el ser humano transforma la realidad para satisfacer sus necesidades físicas y espirituales; el trabajo fue el motor de evolución humana, generó el milagro de la socialización y el lenguaje, por lo tanto quien luche por el socialismo tiene que reivindicar el trabajo y sus tres dimensiones fundamentales: 1) La producción de bienes y servicios para la vida. 2) La automatización que permite usar y perfeccionar nuestros talentos naturales y nuestras habilidades en pro del florecimiento humano. 3) La socialización como eje motivador en colaboración con los demás para liberarnos de nuestro egocentrismo.
Esa triple función le confiere al trabajo un lugar tan central en la vida humana que es ciertamente imposible concebir la vida a nivel humano sin él. Ahora bien, como impulsar una cultura del trabajo, del trabajo liberador desde un modelaje distorsionado de Poder, Gobierno, Protagonismo, Participación donde el dinero y un cargo sigue siendo mas poderoso que las ideas y que el esfuerzo colectivo.
Revolución mal entendida.
Lo anterior demuestra que se ha impuesto el pragmatismo político que no es otra cosa que actuar de acuerdo a como circunstancialmente se presenten las cosas, pudiendo prescindir en ocasiones de los principios éticos e ideológico que sustentan el pensamiento revolucionario. Bajo esta premisa se distorsionan conceptos vitales como; el socialismo y su fuerza motora, la organización revolucionaria, el militante revolucionario y por consiguiente se ha desvirtuado la praxis política revolucionaria. Veamos:
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El socialismo: se ha venido posicionando como un estilo o forma de gobierno generoso en la entrega de beneficios, de dadivas y por consiguiente promotor del facilismo, de la practica del no trabajo que ha reforzado aun mas el estilo de vida parasitario que tenemos desde hace cien años, que no es otro que seguir derrochando nuestra considerable renta petrolera; todos como herederos nos creemos merecedores de nuestra gota de petróleo pero pocos asumimos la obligación con la madre patria, sentimos un desprecio por lo publico, desde el espacio de una plaza, una calle, un rió, un edificio gubernamental, hasta la formación que nos da el estado, todo parece que fuera una suerte de caramelos que nos cae para disfrutarlos y pocos nos importa los pedazos de esa piñata que es Venezuela. Allí no ha sucedido cambio revolucionario, simplemente se ha dado una más equitativa distribución de la herencia y ahora muchos de los hijos han disfrutado de ella, pero la reciprocidad que se debe expresar, la corresponsabilidad patriótica; no existe. Eso realmente no es socialismo; todo lo contrario, socialismo más que una forma de gobierno es un modo económico y social distinto donde las relaciones en la producción y la distribución revindican el esfuerzo humano, es la supremacía del trabajo sobre el capital.
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La organización revolucionaria: la organización revolucionaria o las organizaciones revolucionarias han quedado simplificadas, reducidas a maquinarias reclutadoras de votantes pero no formadoras de militancia revolucionaria. Sus estructuras celulares, básicas, que en toda organización son el soporte vital y el hilo comunicante con los diversos sectores del pueblo trabajador como las UBCH; lamentablemente han degenerado en muchos casos en instrumentos para el proselitismo electorero y medios para captar migajas en beneficio de los mal llamados operadores políticos y hasta su radio de acción esta determinado por la ubicación de los centros electorales y no por las cercanías con los centros de trabajo o por otras razones que integren mas al pueblo. Realmente construir en el seno del pueblo la conciencia de clase, es trabajar por demostrar a cada paso el carácter irreconciliable de los intereses del pueblo trabajador con todo el sistema capitalista. Es tener conciencia que la fuerza del movimiento revolucionario reside en la unión y sólo una vanguardia sólidamente organizada, en torno a una teoría revolucionaria, apertrechada con una moral revolucionaria que descifre los mecanismos de explotación, puede comprender a fondo la profundidad de los antagonismos de clase; esto implica la importancia de un verdadero partido que sea guía y líder colectivo de la revolución.
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El militante revolucionario: ¿Que diferencia existe entre una gran parte de la militancia activa psuvesista y la otrora victoriosa militancia activa adeca? Tal vez la diferencia se expresa en la jerga, las consignas, la admiración a nuevos lideres, y el afecto a lo que creen que es socialismo pero en verdad aquella dirigencia adeca que controlaba las viejas asociaciones de vecinos, que negociaban la leche popular, que negociaban con los terrenos, con los bloques y la laminas de zinc, que siempre contaban con la institucionalidad del estado o el partido para mantener el control de las ASOVECIS, en muchos casos con el apoyo del Registro Publico, alcalde, o secretario de organización del partido; dirigencia de base que vendía cupos de empleo y que además ejercía una dualidad de funciones porque también eran quienes controlaban el Comité de Base del partido; esa dirigencia no se diferencia en nada a una gran parte de una dirigencia comunal negociadora de cabillas, de cemento, de cupos de empleos, desviadoras de beneficios para el barrio en provecho personal o familiar; dirigencia que también cuenta con la institucionalidad del estado o el partido para mantener el control de la organización comunal, como puede ser valiéndose de Fundacomunal, alcaldía, el gobernador o la secretaria de organización del partido o ¿Qué diferencia existe entre el sindicalista adeco y buena parte del sindicalista psuvesista? Tal vez la diferencia es que el adeco era sincero en cuanto estaba para defender los intereses del patrón y el nuestro se expresa como defensor de sus negocios. ¿Que pasa en el movimiento juvenil o estudiantil? Esta realidad también se expresa con dolor mayor en la juventud específicamente en el estudiantil, hemos observados movimientos estudiantiles con nombres de Movimiento (M) y referenciando fechas heroicas, sin ninguna profundidad ideológica en el discurso, sin planteamientos de fondo, simplemente medrando de los recursos de las instituciones educativas, inventándose eventos fantasmas para captar dinero, asumiendo papeles de gestores para matraquear a la comunidad estudiantil en la tramitación de recaudos o beneficios sociales que el estado otorga, especialista en la política de lobby que los mantiene siempre pendiente de relacionarse con altos dirigentes en busca de apoyo institucional, cosa que frecuentemente logran, lamentablemente porque tenemos una dirigencia pragmática que necesitas de destacamentos de operadores políticos "incondicionales" que sean su base de apoyo; tristemente por el camino que andan si no hay una rectificación, degeneraran en bandas gansteriles. Sin reconocer los errores seria imposible enderezar el rumbo revolucionario y esos pasa por reconocer que existe esa militancia activa, ligada a los poderes institucionales que no es causa sino consecuencia de cómo el pragmatismo político dirigente les modelo un concepto de militante revolucionario amorfo, inservible para impulsar una transformación estructural profunda, carentes de una ética revolucionaria real y el modelaje ha sido tal que con sus acciones, parafraseando al Cantor del Pueblo nos están dejando sin Chávez; quien fue ejemplo de moral y de entrega revolucionaria. Tenemos una militancia que aun queriendo a Chávez hace todo lo contrario a su legado, una militancia que solo sirve de piso político a los pragmáticos, reformistas y trepadores. La lógica burguesa maquillada de rojo es la praxis cotidiana de esa caricatura de líderes, y de buena parte de esa militancia. Lo triste de todo, es que están convencidos de que es una práctica revolucionaria y de que todas sus acciones están encaminadas a fortalecer la revolución. La revolución urge de militantes no de militontos; http://www.aporrea.org/actualidad/a209273.html .
Ante la situación descrita aun cuando reconozco de otros aspectos a enderezar o reforzar para salir del laberinto creo que sino damos un golpe de timón revolucionario de 180 grados a lo tocado aquí, que es eminentemente ético y político, simplemente repetiremos la historia frustrante después de Carabobo, o de Santa Inés y quedara Chávez como un relámpago de esperanza como paso con Bolívar y Zamora.
Urge una eclosión del pueblo, del poder constituyente originario que barra con una forma de hacer política que no ha cambiado en mas de siglo y medio, que genere un nuevo liderazgo no mesiánico, ni híper, sino por el contrario que sea extremadamente dependiente de su pueblo, que no pueda romper el cordón umbilical con el colectivo, que entienda que es instrumento de ese poder originario para servirle y no como hasta ahora ha sido que se han servido del pueblo como instrumento para un poder individual.
Urge defender la constitución y los logros sociales.
Urge ese tsunami ético, pero este no se lograra si seguimos esperándolo a través de una Gaceta Oficial, o de una declaración pública o de un congreso extraordinario. Desde esa oficialidad es imposible, con esa militancia ínfima de operadores políticos es imposible, dentro de ese acuario de alevines de delfines es imposible. Hay que ir a la otra militancia, a la mayoritaria, a los indignados de la revolución pero no en contra de la revolución; hay que ir a los que se quedaron con Chávez. Hoy es el momento de inventar política, no de jinetear la misma y vieja politiquería, el momento de crisis es el momento ideal, si el socialismo es un nuevo modelo de producción y es una autentica valoración del trabajo, entonces hagamos política en función del socialismo; organicémonos desde el trabajo y la producción, desde lo simple a lo complejo, desde lo micro a lo macro, iremos tejiendo las redes del verdadero poder transformador. Descartemos la política exclusivamente proselitista y con ellas falsas opciones que aun cuando cantan verdades practican los mismos vicios de la política en función del ego, eso sirve solo para manosear la patria; necesitamos fabricar políticas que reconstruyan nuestra identidad, que retomen lo noble y puro de nuestros antepasados, política que convierta en sagrado lo publico y en pecado capital quien se atreva a profanarlo en función de sus intereses individuales. Construyamos el liderazgo colectivo.