“El socialismo no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un moví miento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo” Rosa Luxemburgo.
Se equivoca Feuerbach cuando afirma que: “El hombre es lo que come”. Esto es reduccionismo. Ver Tesis Once de Marx. Quien tiene el poder económico, procura el control político, para asegurar el acrecentamiento del propio y los privilegios que la riqueza depara. Los revolucionarios lo queremos para hacer la revolución. Por ejemplo, el Comandante Chávez logró un fuerte control político del país, pero no profundizó suficientemente en el control económico. EL Presidente Maduro, tiene menos poder político que Chávez, y el poquitico económico que habíamos conquistado, se está privatizando. Lo cruel es que lo hacen en nombre de la revolución. El poder económico se está engullendo al poder político. El Ministro Pérez Abad señaló que: “EMPRESAS PRIVADAS HAN INCREMENTADO SU PARTICIPACIÓN 60% EN SISTEMA DE CAPTACIÓN DE DIVISAS”. Así se ha comportado el sector privado, desde 1920 hasta hoy, y no fabrican ni un alfiler, TODO LO EMSAMBLAN. Más de 300 Mil millones de dólares en el exterior lo confirman. “Debemos ir a un nuevo modelo con mayoría del sector privado”, afirma Eulogio del Pino Presidente de PDVSA, y rubrica fue: “un error” la política petrolera de Chávez en el Zulia. F Bernal sostiene algo parecido. “POR AHORA”, la culpa es del Comandante, mañana será de su mamá por haberlo parido. A confesión de parte relevo de pruebas dicen los abogados. ¿SOCIALISMO...?
Para los socialdemócratas, ayer con Bernstein y hoy con los falsos socialistas y “socio listos”, la toma del poder no es una condición fundamental para construir el socialismo. Estos reformistas, prefieren cambios lentos y permitidos por el orden burgués. Por sus características, desde la institucionalidad burguesa, es prácticamente imposible construir el socialismo. No queremos una revolución democrática burguesa, queremos una verdadera democracia revolucionaria. Una revolución que parta de la TOPOFILIA, y desde esta instancia, se construya la organización política con protagonismo horizontal. Las direcciones piramidales han demostrado mundialmente su fracaso.
De Rosa Luxemburgo dijo Lenin: “era un águila por encima de todas las gallinas” en el mejor de los sentidos. Trotsky afirmó de ella: “Era demasiado realista, en el sentido revolucionario”. G Lukács con mucho respeto escribió: RL, “ha desenmascarado luego el resultante y tenebroso esceptismos oportunista respecto de la revolución”, y uno de “los nuestros”, José Carlos Mariátegui escribe que RL, tenía una “doble capacidad para la acción y para el pensamiento”. Defensora a ultranza de la clase trabajadora, exaltó la necesidad de su formación política y ética. Con “Socialismo o Barbarie” se separa para siempre de la II Internacional y denuncia el reformismo y oportunismo que allí hacia fuerza. Ya Marx en la “Crítica al Programa de Gotha”, advirtió de los peligros de la socialdemocracia. Mientras que la II Internacional tomaba la vía pacífica y electorera, Rosa escoge el camino más difícil para la revolución; el de la lucha de clases. Esta escogencia le valió su asesinato, casualmente por los mismos socialdemócratas ex compañeros políticos suyos. Para mayor mensaje necrofílico, a la semana siguiente asesinan a su compañero marital. No es casual que partidos tan represivos como Acción Democrática, El APRA, el PRIM y el Psoe, formen parte de la Internacional “socialista” Por cierto tres políticos socialdemócratas fracasados y uno de ellos señalado de corrupción, son los “asesores” de “los diálogos” entre el gobierno y la oposición. En el mismo orden estamos hablando de Rodríguez Zapatero de España (Uno de los culpable del desastre económico de España y de su partido, quien por cierto alabó de tal manera a ramos mamu, que envió un mensaje subliminal electoral presidencial al electorado venezolano), Leonel Fernández de República Dominicana, quien tras la máscara de una fundación familiar, oculta dudosas contribuciones gubernamentales y el Sr Torrijos de Panamá, un neoliberal muy distante de parecerse a su padre. Con estos amigos, para que enemigos.
Estudiar el origen de la socialdemocracia y sus resultados políticos, es toparse con el evolucionismo lineal hegeliano. Con las traidoras premisas de Bernstein y su falso criterio de que para hacer la revolución no es necesaria la toma del poder, pues a él se llegará por la vía parlamentaria de las reformas, y que ellas nos llevarán al socialismo, que las crisis del capitalismo irán disminuyendo hasta desaparecer, que el capitalismo tiene un lado humano que será el que prevalecerá, que el papel de los gobiernos es impulsar el sector privado como garantía de industrialización y empleo, que la depauperación de la clase trabajadora no es cierta y que ocurrirá lo contrario, que la teoría del valor de Marx no tiene validez y que la labor de los sindicatos debe reducirse al economicismo, es por decir lo menos, una despolitización de la clase trabajadora y una entrega del poder político a la burguesía. Fukuyama rubrica con su “Fin de la historia”.
Rosa denuncia las perversidades de Eduardo Bernstein uno de los padres de la socialdemocracia, que pretendió unificar a Carlos Marx con Immanuel Kant, haciendo del socialismo sólo un ideal ético a largo plazo. Evitar a toda costa la lucha de clases era su plan oculto para oxigenar al capitalismo. Hoy esquiroles, revisionistas, pérfidos, pragmáticos, personalistas, “nacionalistas”, reformistas conscientes o ignorantes, cultivan los intereses de la socialdemocracia, que es el mismísimo capitalismo.
La lucha por el socialismo es fuera de la economía política, pero dentro de la clase trabajadora explotada. La democracia revolucionaria es en todo y por todo opuesta a la democracia burguesa. La contra cultura revolucionaria es la insurgencia popular contra la cultura neo colonizante del capital. La conciencia revolucionaria “de su mundo inmediato”, tiene que penetra hasta la etiología más profunda del capital, visibilizar y hacer pública sus perversas premisas, su lógica y naturaleza, para extirpar por completo este cáncer, y sobre sus cenizas construir un nuevo modelo de sociedad, de “los justos”, de “Los comunes”, donde la producción esté al servicio de la sociedad y no del mercado.
El método de investigación de Marx, nos permite anexar, articular y tender vasos comunicantes categoriales, para construir “La totalidad”, vía expedita que nos devela la organicidad holística del sistema capitalista, pero que por efecto de la ideología, suelen enseñarnos la fragmentación cartesiana, cuando en verdad el sistema opera en su conjunto como una totalidad. Pretendiendo desprestigiar este descubrimiento de la totalidad de Marx, la tildan de utópica, para descalificarla. Las verdades concretas, reales y holísticas del marxismo, son antagónicas a las “verdades” abstractas del capitalismo.
Fidel dice que “Revolución es tener sentido del momento histórico”. Marx habla de la combinación de las condiciones objetivas y subjetivas. El Che llama a la construcción de “El hombre y la mujer nueva”. El reformismo conciliador socialdemócrata nos maquilla las esperanzas, para alargar y hacer desaparecer sus resultados. Lenin invoca una “Dictadura del proletariado” como tránsito al socialismo. Chávez reconoce con su “Golpe de Timón” que los cambios se estaban haciendo de manera muy aletargada y pide prisa: “Socialismo o nada”.
En cualquier circunstancia los explotados son “el sujeto histórico”, sin su presencia y acción, no habrá revolución. Empujar las contradicciones para producir los quiebres históricos, es la circunstancia que marca el radicalismo del proceso revolucionario. Dejar pasar estas realidades mesurables es minimizar, detener y hacer retroceder conquistas ya ganadas. La democracia es revolucionaria o no es democracia. “Unidad, lucha, batalla y victoria” no es una consigna política, es un programa de lucha política que heredamos del Comandante Chávez. Vamos en su procura y con su ejercicio, haremos que el poder económico y el político estén en una sola mano: la del pueblo. El socialismo no es un logro inevitable, es el resultado y el fin estratégico de la lucha histórica de los explotados. (