Freddy Ñáñez, poeta, lector, ex titular del MPPCultura y Director de Fundarte, le acaba de meter el dedo en el ojo a Gustavo Dudamel por "dejarse" llevar, por quien sabe quien, al expresar su dolor, su sentir, por el asesinato del violinista Armando Cañizalez, a quien le quitaron la vida durante una de las últimas refriegas motorizadas por la MUD.
El poeta, hombre de tanta sensibilidad como el conocido músico, le dijo a Gustavo Dudamel que, "Al leer tu sesgado pronunciamiento, y al leer también los airados comentarios que despertó tu manifiesto en ese mismo sector que por años te ha perseguido con calumnias y descalificaciones deleznables; me convenzo de que lo único que puede garantizar una feliz convivencia, es el retorno a la verdad. Estarás de acuerdo conmigo en que no hay violencia tan voraz como la mentira. Donde ella impera no hay humanidad: puede haber gentes, puede haber sociedades, sistemas, pero no humanidad. sin embargo, este poderosísimo punto en común, Gustavo, pareciera no ser hoy suficiente para que la convivencia pacífica y el pensamiento político se impongan a la intolerancia y al ánimo beligerante de un pequeño sector muy bien identificado en su discurso y en sus acciones".
Y en realidad que esa violencia tan voraz, como la calificó Freddy Ñáñez, viene siendo arropada, desde hace siglos por la mentira y bajo ella caen justos y pecadores y a nuestro modo de ver las cosas, muchos justos son vilmente engañados, al punto que les hacen decir no solo mentiras, medias verdades y un montón de vaciedades fuera de todo razonamiento y lógica, por lo cual nada tiene de extraño ver como aparecen en las redes a personas repitiendo frases y comentarios alejados de las realidades.
Las redes, herramientas comunicacionales de gran fuerza para la construcción han venido deteriorándose tanto que ya nada es extraño y no sorprende encontrarse con escenas grotescas como la de una persona expulsando sus excrementos en plena calle. Una vez vi una escena muy parecida en Chacaíto, pero en aquella ocasión se trató de un orate que, después de hacer lo mismo saciaba su hambre.
En realidad que no puedo juzgar a Dudamel, porque ignoro si ha estado rodeado de personas que mienten mucho adrede, pero lo cierto de todo este asunto es que se le fue la mano y creo que fue tomado por tonto al insuflarle una ventisca nefasta para que intentara achacarle al Presidente una culpa que nada tiene que ver con él, por el contrario, si hay alguien que ha estado hablando de paz desde hace años ha sido el actual Jefe de Estado venezolano y eso se lo dejó claro Ñáñez cuando le manifestó que no mencionó con pelos y señales a quienes han generado esa violencia en el país y que han causado mucho daño y sin embargo "...responsabilizas al presidente Nicolás Maduro, vaya ironía, quien ha insistido pública y reiteradamente en el diálogo, el respeto de las reglas democráticas y la razón política. Al leer tu sesgado pronunciamiento, y al leer también los airados comentarios que despertó tu manifiesto en ese mismo sector que por años te ha perseguido con calumnias y descalificaciones deleznables; me convenzo de que lo único que puede garantizar una feliz convivencia, es el retorno a la verdad. Estarás de acuerdo conmigo en que no hay violencia tan voraz como la mentira. Donde ella impera no hay humanidad: puede haber gentes, puede haber sociedades, sistemas, pero no humanidad".
Otro asunto que queda bastante claro -y esto es para todos los nacidos y los que viven en Venezuela- es que las personas que mueren duelen a todo el mundo, porque no somos un país de desalmados y por eso compartimos lo dicho por Freddy Ñáñez a Gustavo Dudamel:
"Como a ti, a mí me duelen todos los muertos por igual, y los huérfanos y las madres sin hijos, y los amores que ahora vivirán en luto eterno. Los estudiantes que fueron a una manifestación llamada pacífica emboscados por terroristas, los guardias nacionales cazados por francotiradores, las personas que sin participar de la reyerta aumentaron el saldo de los daños colaterales de quienes planificaron esta aventura fratricida".