Sobre conciencia e ideología

A partir de la nueva ley de los Consejos Comunales, es necesario seguir construyendo la organización popular, no es hora de lamentarnos por los errores en que se ha incurrido, sino de tomar de ellos para aprender y crecer estructuralmente. No cabe duda que el balance es positivo pero lo será más a medida que la nueva ley se aplique con toda sus bondades. Es hora de fortalecer el proceso revolucionario, por lo que es necesario insistir en la formación ideológica, no basta con creer, es necesario asumir y para ello es necesario un cambio de actitud y una gran dosis de disciplina para dedicarle mucho tiempo, aún a costa del sacrificio personal, a la formación ideológica.

Debemos esforzarnos poniendo nuestro intelecto al servicio de nuestra formación, no basta con sentirnos revolucionarios, es necesario interactuar, es decir combinar nuestro quehacer diario con la obligación revolucionaria, para contribuir eficazmente con el proceso revolucionario, elevando nuestro nivel intelectual, como si de aprender a leer y escribir se tratara. Todo el esfuerzo que se haga en esa dirección estaría en completa concordancia con la misión conciencia. Es un trabajo de formación en que los dirigentes conscientes e identificados con la revolución deben, con su dedicación incondicional, esforzarse en la formación de cuadros, para que ese pueblo que tiene hambre de dirigir su futuro, tome conciencia de la necesidad de formarse ideológicamente y puedan transitar con éxito militante, el camino para el que sin duda han sido ganados.

La formación ideológica es necesaria para luchar contra el aparato reformista y burocrático sostenido por seudos revolucionarios, oportunistas mimetizados dentro del proceso, que retardan la reconversión a un estado revolucionario y socialista. Recordemos una frase de W. Izarra: “A la cultura reformista se han asimilado muchos "revolucionarios". La debilidad ideológica altera la intención de profundizar un proceso. La ausencia de valores, creencias y principios sustentados en la espiritualidad del ser humano, limita el avance de la revolución venezolana.” Pero también nos deja una reflexión optimista: “Sí hay revolucionarios de verdad. Compatriotas comprometidos con este Proceso. Venezolanos dispuestos a profundizar nuestra Revolución. Gente de convicciones inquebrantables, de esa que al cortarse en cualquier parte del cuerpo lo que les brota es revolución y le sale la sangre que envuelve el grito bolivariano de la emancipación popular.” Y yo añadiría además, con mucho amor.
Debemos tener conciencia de la importancia que tiene el aporte que cada revolucionario haga por la consecución de esta meta y tener muy claro que cualquier desentendimiento a esta premisa, atrasa y pone en peligro el proceso. Hay que tener conciencia de que sólo el pueblo organizado, desde la consiga todo el poder para el pueblo y desde la concepción socialista de la vida, será el que dirija la nueva República.

La formación de la conciencia ideológica, la elevación del nivel intelectual del pueblo organizado, nos hará invencible hacia la consecución del socialismo del Siglo XXI.


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Francisco J. Torres P.


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