Desde hace tiempo me he dado cuenta que no somos muy abiertos a las críticas y a la autocrítica. Si a cualquiera se le ocurre hacer una crítica constructiva sobre algo, enseguida es visto con mala cara y cae en sospecha de ser escuálido o escuálida o de darle armas al enemigo.
Podemos decir que esto es la cola que traemos de atrás. ¿Cuándo aprendimos a criticar de manera constructiva y autocríticarnos? ¿Hemos aprendido a hacerlo en los últimos años? ¿Sabemos cuál es la importancia de hacerlo?
Sin crítica constructiva y autocrítica jamás veremos el país que soñamos, esto podría ser precisamente lo que acabe con el sueño revolucionario y no los EEUU.
Lo que aquí paso a describir es sólo en función de mejorar, de reflexionar sobre la construcción de la ética socialista, aunque parezca que le de armas al enemigo. Puede parecer algo tonto, pero no lo es, es precisamente los pequeños detalles, los que nos muestra como está el todo.
Camino a recibir al Comandante.
Bajé desde el edificio del Ministerio de Educación hasta la Plaza Oleary junto a una amiga a recibir al Comandante. Llegando a la Estación del Metro del Silencio, comencé junto a mi amiga a luchar para no se atropellada por una moto. Salían de todas las direcciones a gran velocidad y no les importaba para nada las y los peatones. Le digo a mi amiga, que en todas las marchas y concentraciones tengo que encomendarme a Dios, para que un motorizado no me haga papilla.
Un motorizado pasa a todo velocidad y le grita a una señora ¡Quítate! Casi le pisa los pies.
Llegando al Calvario, veo un señor con toda la cara llena de sangre, unos Guardias Nacionales lo estaban auxiliando. Unos metros después, había un grupo grande de mujeres y hombres tomando, se pasaban la botella unos a otros y se hablaban gritando y con muchísimas groserías. Estaban bien prendidos y no prestaban ninguna atención a lo que el Comandante decía.
De ahí en adelante pude ver a mucha gente tomando cerveza y prendidos.
La basura, por supuesto, por todos lados.
Me encuentro a un amigo y le pregunto, ¿por qué razón hay que tomar cuando se está en un acto de este tipo? El me responde - imagínate que te perdiste del show del reggeton al que nos sometieron hace rato.
Yo que lucho contra esa música denigrante desde donde puedo, porque me opongo a que esta sea la generación reggeton, no le creo. Viendo mi cara de incredulidad, me dice que pregunte.
Chávez habla de que fue a saludar al Comandante Fidel. Todos aplauden y dan vivas, en eso momento, nos bañan de cerveza.
Escucho entonces al Comandante hablando de la ética socialista, y me doy cuenta que cumplir con esta línea estrategia va a costar Dios y su ayuda, porque si los mismos organizadores son capaces de colocar reggeton, una música tan denigrante, que promociona todo aquello que está precisamente en contra de una ética socialista, de no tratar de impedir el consumo de alcohol , así como el atropello por parte de los motorizados a que nos vemos expuestos las y los peatones que asistimos a las marchas y concentraciones y salvaguardar a la ciudad de la basura ¿qué se puede esperar?
Todo estás cosas que he narrado, podrían evitarse o mitigarse si se hace una campaña educativa intensa (Podría hablárseles a desde la tarima a los asistentes de los valores que deben tener un revolucionario o revolucionaria y no colocarles reggeton), que abarque todos los medios posibles.
Me pregunto, ¿se habrán reunido los organizadores y organizadoras después del acto a evaluar el mismo? ¿Se harían las críticas y autocríticas pertinentes? ¿Anotarían las cosas que tiene que impedir que pasen en próximas concentraciones?¿Redactarían un plan educativo? ¿Sabrán ellos y ellas que todas estas cosas que he narrado, pasan?
Evidentemente un gran NO es la respuesta a cada una de las preguntas, porque de ser así, nuestras concentraciones fueron un ejemplo de la Venezuela que soñamos y por la que luchamos día a día.
Ana Viloria
anaviloria@gmail.com
