Claro que tenía que ser Smartmatic

Desesperados por la avalancha chavista del pasado 30 de julio y el posterior reporte de resultados por parte del CNE, la derecha venezolana tenía que, fiel a su tradición de no reconocer resultados adversos, intentar minimizar los efectos de la rotunda pela que el chavismo le había infligido. No tenía otra opción, tenía que seguir diciendo que son mayoría para no acrecentar más la "frustrachera" que carcome el alma de sus seguidores.

Tenían, tienen y tendrán un problema: su palabra carece de valor, pues nunca han reconocido un resultado adverso, aunque este haya sido muy evidente. Gritar fraude y volver a anunciar que luego presentarían las pruebas sería repetir una historia de fracasó.

A esto se suma el hecho de que vienen de gritar a los cuatro vientos unas cifras nada creibles (dado el poco numero de mesas y el tiempo que duró la votacion) en un plebiscito que ellos mismos convocaron, montaron, controlaron y reportaron. Para como, lo llevaron adelante sin árbitros, testigos, registró electoral, tecnología, auditoría y ninguna forma de impedir que una persona votará 20 veces o se hicieran "firmas planas".

Todavía les quedaba la opcion de recurrir a Almagro, Trump o cualquiera de sus cachorritos del continente para que asegurarán que hubo fraude.

Sí, podían hacerlo pero su discurso sería más de lo mismo y no tendría ninguna otra interpretación que un apoyo a las aseveraciones de una derecha que como ya dijimos carece de credibilidad y moral para cuestionar nada.

Había que poner a declarar a alguien que pudiese hacer una afirmación técnica, porque ni de vaina iban a recurrir a una auditoría y no se podía basar en el simple hecho de que las colas no tenían el volumen de gente reportado. Necesitaban a alguien que no se hubiese mostrado enemigo del gobierno venezolano con anterioridad y si es posible que fuese visto como colaborador de éste y ese personaje no era otro que un funcionario de Smarmatic del más alto nivel posible.

Buscarlo, contratarlo, convencerlo y pagarle era tarea probablemente de los amos.

Ahora, el impacto, aún con el apoyo de la gran media mundial, ha hecho, no tuvo mayor repercusión y la Asamblea se instalará el viernes 5 de agosto. Sin embargo, llama la atención que apenas osaron decir que un millón de votos fueron manipulados... infantil

la maniobra.

Reconocer que somos siete millones y pico sólo tenía la intención de decir que los chavistas son menos, un poquito menos, pero menos.

Allá cada quien si se come sus propios cuentos. La realidad es que no se imaginaban un alud revolucionario como ese y mucho menos después de amenazar, asesinar, atacar centros electorales e impedir que cientos de miles salieran a votar.

Volvieron a subestimar al pueblo chavista y se llevaron otro "tate quieto".

Ah y se nos olvidaba. Aún no se han contado los indígenas



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Alexis Arellano


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