La insurgencia armada de la izquierda en la década del sesenta fue derrotada y punto. Durante la década del setenta se mantuvo la leyenda de los indoblegables reducida a pequeños grupos aislados de la lucha de clases y sin influencia en el destino de las mayorías desposeídas. Para la década del 80 el movimiento revolucionario entró definitivamente en un período de reflujo y tanto la izquierda electoral como la extrema izquierda pasaron a ser una referencia política simbólica. El país quedó bajo el dominio absoluto de la socialdemocracia y el neoliberalismo con patente made in USA.
En estas condiciones se produce en Venezuela la conmoción social más trascendente del siglo XX precisamente a finales de la década del 80, el 27 de febrero de 1989, agarrando por sorpresa a los partidos de izquierda y al gobierno de Carlos Andrés Pérez. ¿No estará pasando igual ahora aunque las condiciones sean completamente diferentes? Los estudiosos en la materia se rebanan los sesos preguntándose si se volverá a producir otro caracazo. El gobierno hace todo lo posible por evitarlo y la oposición hace todo lo contrario.
No se dan cuenta que la explosión social es ya un hecho consumado. Sólo que esta vez la explosión es subterránea y se reproduce diariamente en la humanidad de los venezolanos, en sus privaciones y padecimientos, haciéndola más cruel y despiadada. Desde hace tiempo ya que todos estamos viviendo dentro de un caracazo subyacente en nuestra vida cotidiana. La muerte física de los abaleados, por las descargas de los FAL, es sustituida ahora por los millones de víctimas atroces, del capitalismo salvaje, cuyos medios de producción y distribución nadie toca, ni con el pétalo de una rosa. Aquí, como en los mejores tiempos de Carlos Andrés Pérez, con Asamblea Constituyente plenipotenciaria y todo, la propiedad privada sigue siendo sagrada.
Capitalismo o socialismo. Esa es la cuestión, diría Shakespeare. Cuándo, cómo, dónde y quién pondrá la primera piedra para sustituir la propiedad privada, de los medios de producción y distribución de alimentos, por la propiedad social de todo el pueblo con los CLAP a la cabeza. Mientras tanto la explosión social internalizada en nuestros tejidos hace migas la esperanza y la procesión sigue por dentro.
El autor es: Profesor de Filosofía jubilado de la UPEL. Ex Director Ejecutivo (Fundador) de la Casa de Nuestra América José Martí.