Me escribe una querida exalumna quien vive desde hace muchos años en su país natal de Italia, pero quien siempre se siente venezolana, preguntándome ¿Qué pasa en Venezuela Profesor? Me dice: Lo que aquí me llega de allá es un horror. La mencionada joven es una excelente colega del aquél bello país. Se trata de una estudiante y profesional dotada de capacidades intelectuales por encima del promedio que la hace merecedora, además del cariño y el aprecio, de respeto y admiración.
Lo primero que compruebo con este mensaje de quien fue, hace años, mi distinguida pupila, siempre ganadora de las mejores calificaciones, es que nuestro gobierno está perdiendo en Europa, y en el mundo dominado por las agencias noticiosas, las cuales son propiedad del capital multinacional, la batalla comunicacional. El poder mediático de la conspiración internacional contra Venezuela supera cualquier esfuerzo defensivo de David contra Goliat.
Ante tanta desigualdad informativa existente en el exterior del país uno se siente impotente para hacer que la verdad penetre en la conciencia de la gente que no conoce nuestra realidad nacional. Aquí en Venezuela no es tan diferente la cosa pero la mayoría del pueblo venezolano, expresada en los últimos resultados electorales, ha comprendido de qué lado están el bien y el mal. Aunque la minoría que culpa al gobierno de todas las desgracias que atormentan hoy a los venezolanos, es todavía demasiado numerosa y poderosa, mucho más allá del pequeño sector dueño de los medios de producción y distribución cuyos intereses defienden.
La crueldad de la guerra no convencional, contra el gobierno democrático y constitucional de Nicolás Maduro, nos está llevando al padecimiento y al horror seguramente sentido por nuestro pueblo durante el proceso de la independencia de Venezuela en el siglo XIX. La mayoría confirma que el gobierno cumple con el bien cuando recibe su protección social de todo tipo: alimentaria, medicinas, bonos directos, pensiones, vivienda, aumento salarial, empleo, lucha por la paz, contra la inflación y el desabastecimiento. La mayoría del pueblo también reconoce la maldad de la oposición cuando ésta provoca la violencia, desconoce la vía pacífica de las elecciones, pide y apoya las sanciones económicas del gobierno norteamericano contra Venezuela, defiende a los dueños de los medios de producción y distribución de alimentos responsables de la inflación y el desabastecimiento, conspiran con el Dólar Today y el contrabando de extracción de la moneda, las medicinas y la gasolina. En fin a pesar de la guerra mediática sigue triunfando en Venezuela la mayoría democrática.