Los días por venir son de esperanza. Son los nuevos días que encarará el proceso revolucionario por la depuración definitiva de los vestigios tóxicos de un capitalismo decadente que se niega a morir y ; por ende, en esa negación vomita toda la maldad contra un pueblo que estoicamente ha resistido una cruenta guerra económica muy bien orquestada por el imperio y sus países satélites aliados.
Después del 20 de mayo, cuando Nicolás Maduro haya ganado con más de diez millones de votos, se iniciará una histórica sinergia pueblo-gobierno para reestructurar toda la patria y adecentarla de los vicios de la corrupción, del bachaquerismo, del acaparamiento, del contrabando, en fin de todas las armas que poseen los apátridas para atacar en esta guerra económica.
Al día de hoy, chavistas y opositores ya entendieron la guerra económica. Ya se dieron cuenta que al imperio le importa un pepino que la gente esté pasando un momento dificilísimo y cada día se empeñan más en destrozar el salario de los trabajadores de la patria buena, quienes somos mayoría y que estamos consciente de los esfuerzos del presidente Maduro por ayudar a la familia venezolana.
Acá nadie se riende. El voto venganza , el voto de justicia se impondrá y los factores opositores nuevamente se encontrarán con un pueblo sabio, con un colectivo organizado que ha entendido que este es el camino y juntos, todos, consolidaremos la prosperidad económica más temprano que tarde.
Juntos, sigamos juntos, y el venidero 20 de mayo saldremos a apoyar a un candidato obrero, un candidato pueblo, que supo derrotar la guerra asesina y fascista de las guarimbas y que, con su amor y convicciones revolucionarias y chavistas, sabrá pulverizar la guerra económica y conducir a la patria por los caminos de la fertilidad económica, social política y de paz.