“La solución a nuestros problemas no está en el norte, está aquí en el sur, nuestro norte es el sur”. Hugo Chávez F.
El análisis de una sociedad desde sus luchas de clases, es hasta ahora, una vía insuperable en procura de la verdad. No descubre Marx la existencia de clase sociales, pero sí su metabolismo, dando propuestas (Método) para recorrer todo su desenvolvimiento. Entender su movilidad, implica manejar la dialéctica. Intereses más que diferentes, allí inter actúan, se requieren y confrontan hasta producir un quiebre para continuar su camino dialéctico. Valernos de la dialéctica, significa comprender las contradicciones implícitas; los nexos, las interacciones y oposiciones que allí se mueven, es exorcizar todo lo ideológicamente invisibilizada. Definitivamente lo cultural, es decir conductas humanas, percolados por el interés del capital. Contra la cultura colonizante, hay que oponer la contra cultura revolucionaria. Intereses opuestos mueven la historia, ella es dialéctica. Estas contradicciones dinamizan y visibilizan la sociedad. La lucha de clases, es partera de LA HISTORIA.
Estas contradicciones no son contenidos abstractos, son concretos, reflejan la realidad social. “conocer la realidad para transformarla” C Marx. Pero la realidad no se presenta tal y como ella es, se presenta matizada, ideologizada. Por ejemplo, la injusticia aparece llena de esperanzas. El mañana será mejor, sirve para domesticar la conciencia y controlar los pueblos. Reformistas, social demócratas y progresistas, aquí se aposentan. No creen en la dialéctica, como no creen en la lucha de clases. La oposición Marxista de Capital Vs trabajo, les tiene sin cuidado. Buscan afanosamente las alianzas entre capital y trabajo, por supuesto en desmedro de éste último. SON CONCILIADORES. Si no hay contradicciones, todos somos iguales. Aquí el rol de los partidos políticos tradicionales. El Estado BURGUÉS, legitima los despojos y la crueldad. Las religiones ofrecen el más allá. Se busca naturalizar las contradicciones. Es la violencia del capital ejercida “legalmente” desde la institucionalidad burguesa. Los pobres aparecen como culpables de su pobreza. Desfechitizar la realidad, tarea compleja y larga, pero tarea indispensable. Reconstruir la totalidad concreta tal y como ella es, es labor obligante para una lectura holística de la sociedad. La propiedad de la tierra y sus consecuencias, es en éste trabajo nuestra premisa fundamental.
Hablar de clases sociales, es hablar de luchas de clases. Hablar de luchas de clases es demostrar la existencia de intereses irreconciliables en la sociedad. El manejo y dominio categorial es clave. Para nada definiciones ni conceptos. Por todo esto, el capital es una relación social entre opuestos. Estos antagonismos suelen ocultarse en el proceso de producción y distribución de mercancías. Los políticos reformistas prefieren los espacios coyunturales y evaden los estructurales. Sin duda, hay más antagonismos en la producción que en la distribución. Las clases se reproducen con todas sus características. Las clases no son solamente una estratificación social, es lucha de clases. El trabajador es libre sólo para vender su fuerza de trabajo. Se precariza el trabajo con la tecnología cuando se merma el número de trabajadores, aumentando el trabajo excedente y se reduce el necesario, con la feminización del trabajo, o el controlarlo por edades. Son Derechos Humanos arrebatados por el capital al trabajador. “Luchar por su humanidad…es luchar contra la burguesía” le recuerda F Engels a la clase explotada. El capital no puede evitar ser destructivo y perseguir siempre su acumulación. No hay capitalismo humano, es inhumano por su naturaleza.
Para 1810, la agricultura de La Provincia de Venezuela, venía con serias dificultades. Las exportaciones coloniales habían mermado. 5% de la población era dueña del 95% de las mejores tierras. El latifundio es ociosidad de la tierra, y su producción es limitada por ser manual, por esto, es un freno al capitalismo. Los grandes propietarios coloniales (mantuanos) temían de igual modo a “los franceses” (influencia napoleónica en España), como a la fuerza de trabajo criolla: negros esclavos, indios, y pardos. Entre los latifundistas de la Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII y los medianos propietarios de la Junta Patriótica hay contradicciones; clases que se reciprocan y se confrontan. Los dos son propietarios, la tenencia de la tierra es el centro de su confrontación. Buscan el poder político para garantizar su poder económico. La propiedad de la tierra era de vital interés para ambos. La tenencia de la tierra, fue el centro de los conflictos económicos y políticos del s XIX. Empujados por el dolor y la ignominia, “los de abajo” se movían. Algunos al lado de “movimientos pre independentistas”, otros con las tropas de Monteverde y Boves. Bolívar tarda en comprender esta dialéctica clasista. El pueblo ayudó a destruir las dos primeras repúblicas. También tardaron en comprender su papel histórico.
La guerra de independencia azotó severamente al campo y a su producción, pero no a la propiedad de la tierra. Por el contrario, a la muerte de Bolívar el latifundio había crecido. Fracasó Bolívar en el empeño de liberar a los esclavos, menos pudo lograr justicia agraria; “Haró en el mar”. La oligarquía corrompió los mandos revolucionarios. Hay hombres que tienen su precio.
Por diversas vías, generales que acompañaron a Bolívar, se hicieron terratenientes. José Antonio Páez fue la mayor expresión de ésta traición al pueblo y a su Libertador. Algunos generales llegaron a Presidentes; la oligarquía los premia, los pone donde hay, para que más se corrompan. Era el pago a su traición. Después de muerto Bolívar, quienes habían sido sus generales, ahora eran sus enemigos. El grito de Zamora de “Tierras y hombres libres” puso en alerta a los grandes propietarios y Zamora es asesinado. Viene Juan Vicente Gómez y en corto tiempo era un poderoso y nuevo gran propietario de tierras. El país era su hacienda.
La industrialización del petróleo desde 1918, cambia escenarios. El campo agudiza su famélica situación y expulsa a sus moradores. Obligados se “urbanizan”. Las ciudades crecen en desorden y a empujones. Los parias en las ciudades se proletarizan por la fuerza, o se hacen dependientes miserablemente. Terrenos que eran propiedad del municipio, son privatizados. La Rex privada se traga a la Rex pública. Los partidos llegados al poder, son cómplices de estos saqueos a la hacienda pública. “Dirigentes” políticos de turno, hacen fortunas descomunales. Los urbanismos incidirán en la división de clases. Los de a pié, tendrán que ir a medio vivir, a las áreas más peligrosas de éstas ciudades. Urbanización y barrio son sustancialmente diferentes. LA MARGINALIDAD EMPRENDE SU NEFASTA CARRERA. El capital producía los desplazamientos Y LA MISERIA RECIBIA A LOS NUEVOS POBLADORES. TODO ESTE RAPIDO PROCESO DE CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y URBANISTICOS, llevan consigo el aparecimiento y agudización de nuevas contradicciones.
Con la explotación petrolera se irá perfilando un panorama social, económico y político, de dependencia. Las traiciones abundaron. Algunos personajes descendientes de añeja oligarquía, se hacen burguesía importador. Otros importadores nacen de la ubre de los gobiernos. Hoy siguen mantenidos. El progresivo consumo, impulsa la formación de una clase media. Una pequeña burguesía, muy pequeña en cantidad, incursiona en la política. “Calma y Cordura” le pide el Presidente López C a los obreros petroleros alzados. El Presidente Medina Angarita acotó esfuerzos para una incipiente industrialización del país. En la década de los cuarenta, se intentó la conformación de una burguesía portadora de un tímido nacionalismo, aglutinada en Pro Venezuela, rápidamente liquidada por otra burguesía genuflexa y apátrida: Fedecámaras. Todos estos “empresarios” nacen de los dineros públicos por la vía de los gobiernos de turno. Hoy, éste pillaje sigue igual.
El Presidente Isaías Medina Angarita, intenta una reforma a la ley de petróleo y reformas al campo. Esto le costó el cargo. El efímero gobierno del Maestro Gallegos recibe la dentellada imperialista. Pérez Jiménez tiene una visión de país, pero una subordinación al imperialismo y una fuerte represión interna. El Pacto de Punto Fijo (1960), inicialmente en Nueva York y ratificado en Caracas, lo tiene claro: entregar nuestras riquezas al imperialismo, financiar con dinero público a la burguesía nacional, aislar a la Cuba revolucionaria, y destruir la izquierda venezolana. Las ciudades avanzan en su rancherización. El entreguismo al imperialismo fue sin límites.
Con el petróleo, crecen proporcionalmente las importaciones y con ellas, una burguesía encargada de éste menester, que poco o nada hasta hoy, le ha preocupado la industrialización del país. Importar y además con dinero del pueblo, es la vía para mayores ganancias en menor tiempo y con menores riesgos. Importarán mercancías y exportarán dólares (sus cuentas en el exterior). ES UNA BURGUESÍA PARASITA, nacida con el capital público, otorgado por todos los gobiernos de turno. Es genéticamente apátrida; piensa en inglés. Esta chulería de la burguesía, hoy continúa: Ellos cachos con Maduro y Maduro cheque con ellos. ¿PAÍS POTENCIA…cómo…con estos parásitos…? Más capitalismo más plusvalía. “NO QUIERO UN PAÍS POTENCIA, QUIERO UN PAÍS AMOROSO, SOLIDARIO, FRATERNO, DECENTE” NESTOR FRANCIA.
Las importaciones expanden el mercado interno, se requiere más consumistas. Se va conformando una clase media, que vive del fiado y por lo tanto de apariencias, seguida por una pequeña burguesía, que procura imitarla. Sus contradicciones son de ubicación. En algunos momentos, pequeños burgueses nos escapamos y nos hacemos revolucionarios. La lentitud del parque industrial privado, trae consigo, el poco proletariado. El Estado crece y se hace el principal empleador del país. Con esta burocracia, se van conformando los partidos políticos. Los dineros públicos serán usados para la corrupción y consolidación de estos partidos. En cualquier caso, servirán a los intereses del capital. Como el capital es una fábrica de construir pobres, en la medida en que éste avanza, avanza la miseria y el lumpen proletariado hace su presencia. Llegó Hugo Chávez y muchas esperanzas populares se hicieron realidad. Hoy podemos afirmar con números en la mano, que hay contables diferencias entre los gobiernos de Chávez y Maduro. Los reformistas, progresistas o social demócratas, no creen en la oposición dialéctica entre Capital Vs trabajo. Tampoco creen en contradicciones entre burguesía y proletariado. Por esto, sus alianzas con el capital. Reiteran que AQUÍ CABEMOS TODOS. CLARO QUE DETESTAN LA DIALÉCTICA. El “Fin de la historia”. (HASTA EL PRÓXIMO SÁBADO)