He aquí cómo funciona el cerebro de un comerciante en Venezuela: algo patológico y monstruoso

1- Ningún comerciante de un modesto negocio, gringo o europeo, le está permitido (por la estructura misma del sistema capitalista) hacerse millonario en corto tiempo. El comerciante venezolano bate record mundial vendiendo a precios astronómico los productos (robando a diestra y siniestra sin pudor y con grandilocuente desparpajo), y siempre con la cantaleta de que está perdiendo, de que está quebrando.

2- El comerciante venezolano es el único en el mundo que le gana un millón por ciento a cualquier producto y es el único en el mundo que piensa que puede hacerse millonario en poco tiempo montando cualquier taguara o chiringuito.

3- Usted podrá ver que cualquier comerciante venezolano siempre considera que su negocio, sea cual fuere al ramo al que se dedique, lo considera totalmente provisional porque lo suyo es procurar sacarle el ojo de la cara en poco tiempo a los compradores, para luego dedicarse a otra actividad más lucrativa, siempre en ascenso en su loca carrera de esquilmar, estafar, timar y robar.

4- Para un comerciante o vendedor en Venezuela, el dinero es algo totalmente arbitrario, sin control posible por parte de ningún ente o poder terrenal; y el precio de los artículos depende únicamente de su humor, de su tiránico y decidido temple para imponerse sobre cualquier pendejo que quiera o necesite un específico producto. Observen que ellos siempre nos dicen: "-¿Qué gano yo cobrando por este producto cien millones? NADA. Yo lo que hago es perder… Yo voy a cerras porque siempre estoy perdiendo…".

5- Nadie le gana en una discusión a un comerciante venezolano. Él tiene el don de la prepotencia y del desprecio hacia quien les va a comprar algo, y suelen rematar todo argumento diciendo: "-Si no les gusta se pueden ir a otra parte, así de sencillo…", y con eso pretenden humillarte y mandarte al diablo.

6- Un comerciante no es cualquier cosa, el sistema liberal lo convirtió en seres supremos, intocables, prepotentes y en moderadores de los precios de todo por encima del valor real. Nadie en Venezuela se atiene a la estructura de costo. Los comercios, gracias a Adam Smith, se convirtieron en especies de templos sagrados en los que oficia un poderoso sacerdote, un señor opulento que vende de contado.

7- El comerciante venezolano en función de sus muy malas interpretaciones de las teorías de Adam Smith se hizo horriblemente criminal y ladrón. Observen con detenimiento la frialdad, el desdén, el carácter y la determinación cuando hablan de algo. Para ellos jamás existen la consideración ante el valor de un artículo y siempre dicen que "están perdiendo", que están vendiendo al costo, que no le están ganando nada a los artículos que venden, que van a la ruina, que ellos se sacrifican buscando los productos para que nosotros podamos llevarlos,.. etc.

8- Por eso desde el 17 de agosto se entregaron a un REMARCAJE BRUTAL Y LOCO DE TODOS LOS PRODUCTOS, y eso va a ser el terrible dolor de cabeza de todos nosotros, porque a fin de cuenta una moneda vale según la confianza que le demos, pero los comerciantes venezolanos harán todo lo posible por destruirla...

9- En los diversos entornos del capitalismo, el valor de cambio de un objeto o bien de consumo no depende de su valor de uso (de su utilidad social) sino más bien del valor que adquiere en el juego del mercado en relación a su escasez o a su abundancia y dependiendo de la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir ese objeto o bien de consumo.

10- Fue esa desaforada locura de hacerse millonario en horas (inoculado por ese malandraje que lleva en la sangre el comerciante venezolano) por lo que se desató a partir de 2013, el más impresionante bachacaje jamás visto en el planeta.

11- El bachaquero accionó entonces duro en el subsuelo de la alienación, completamente fuera de lo real. En Venezuela no existe un sentido social del drama en sentido estricto. Por eso vemos todavía tanta telenovela. El bachaquero se convirtió en una figura tragicómica y melodramática. Se psuo la máscara social de la fatalidad, de la desgracia inevitable pero al mismo tiempo se reía del otro con picardía y desprecio mientras realizaba sus pequeños negocios miserables.

12- Fue así el bachaquero se convirtió en una actitud inmoral frente a la vida y la sociedad, frente a la persona que asumía ese traje de insecto urbano. El bachaquero fue el protagonista de una tragicomedia sin tener conciencia de su papel. Fue el actor de tercera que aumentó la tensión social y económica entre la escasez y la abundancia: los dos platillos endemoniados de la pesa de hierro sostenida por el señor de la muerte, del capital y de la guerra.

13- Y fue así como venimos a caer en la cuenta que había un gran personaje que movía todas las cuerdas de los bachaqueros allá abajo, y que este señor no era otra sino el Gran Bachaco Culón (puede leer www.ensartaos.com.ve mi obra de teatro al respecto).

14- El Gran Bachaco Culón mueve sus patas sobre un camino sin historia, sin patria y sin compromiso. El bachaquerito era el que allá abajo vendía su puta vida al diablo por unas cuantas monedas luego de infernales días en una cola, por unos fardos de comida mal ganada. El Gran Bachaco Culón es la figura de la acumulación sin rédito social. Lo que el bachaquerito sustrae y acumula jamás regresa al capital social y se volverá en su contra. El bachaquerito creyéndose un avispado jugador es el trabajador tercerizado del Gran Bachaco Culón, el del poder sin rostro que lo humilla pagándole con sobras y restos.

15- El bachaquerito pues se volvió en un agente que juega miserablemente con la condición humana del otro. ¿Detenerlos y dispersarlos con insecticida, alejarlos con humo se hizo imposible? No era la solución efectiva. Insectos como tales o humanos convertidos en insectos aún desplegaron su poder para levantar sus antenas de hormiga, salirse por un momento de las filas del despojo y de la acumulación perversa y crear artimañas indoblegables e incontrolables por el mercado.

16- Y así, el bachaquito y el bachacote se convirtieron entre nosotros en las armas más arteras y mortales de la Guerra Económica. Esperemos que ahora sí lleguen a su fin con la reconversión económica. Esperemos…



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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