La juventud con vocación revolucionaria que apoya el plan de Maduro debería no dejarse confundir por los trazos gruesos de la política, tiene que ir a los detalles, comenzar a estudiar con profundidad la "falla de origen" en la cadena de fracasos de las políticas de gobierno. No dejarse enredar con los discursos y la publicidad porque detrás de ellos se encuentra hirviendo la realidad y la trampa.
¿Qué entiende el joven Olaf Ciliberto por "producción socializada"? Él afirma que la producción está socializada en el país, pero no entendemos qué significa decir esto ¿Será que todo aquel que desea y quiere puede producir, o que la producción está a cargo de la sociedad y no de los privados? Se trata solo de una frase.
No podemos abusar de decir cosas así tan vagas, hay que saber explicarse bien. Es como si él cumpliera con una obligación formal exigida por el partido, de hablar de socialización aunque no exista, para luego explicar (mucho mejor) un fenómeno de extracción de la producción, de llevarla más allá de la frontera por parte de los empresarios "honestos". El asunto es que nos dejamos llevar por ideas que se publicitan y se repiten muchas veces sin ningún valor real, que no dicen absolutamente nada concreto; estas vaguedades no ayudan en nada para entender las contradicciones en las que incurre el gobierno. Como si agregarle el motete de socialista a cualquier cosa la hace comprensible "Ah, claro, es socialista", así se trate del abasto de un viejo mercachifle ávido, una agencia de lotería, cualquier cosa. Es importante rescatar el uso del lenguaje, su carga semántica, de tanta glosomanía, de tanta verborrea huera.
En general Olaf tiene razón en su denuncia acerca de la falta de apoyo del gobierno al llamado poder popular; en este caso, a los intentos sociales de controlar la especulación, de "participación popular" en el control social a los desmanes de los mercachifles. Pero muestra una ingenuidad juvenil al otorgarle el beneficio de la duda a Maduro como jefe de gobierno y pensar que él nada tiene que ver con esa "indiferencia" y falta de apoyo a la contraloría social, que no es él sino funcionarios burócratas, que es el partido el que se "resiste" a que el pueblo haga su trabajo y no su dirección.
Por otra parte Olaf está sumergido en la misma contradicción del gobierno cuando confirma cosas como estas "+ (El gobierno debe) Garantizar el seguimiento del poder popular en toda reunión del gobierno con los sectores empresariales, a través de una vocería del pueblo en las reuniones (asalariado, consumidor y/o productor) que permita incidir en las propuestas y acuerdos finales".
A los capitalistas nada ni nadie los controla, se lo destruye. El control social, la contraloría social es para la revolución, para las empresas socialistas (que ya no existen) no para los capitalistas. Olaf confirma con esta petición la confusión que yace dentro de nuestra juventud con vocación revolucionaria y la carencia de elementos políticos y teóricos para hacer política y crítica verdadera. Lo más probable es que Maduro lo llame y acepte su propuesta; total, eso no va a modificar en nada la realidad económica del país, dominada por la anarquía del mercado capitalista, su propuesta será más bien otra alcabala para que algún vivo se haga de uno reales.
El Olaf Ciliberto no se ha percatado (y aquí le otorgo a él el beneficio de la duda) que Maduro lo que ha hecho hasta ahora ha sido ofrecerle ventajas a los capitalistas y revolución a los trabajadores, ¡creo que la contradicción es más que clara!. Alguna de las dos promesas tiene que ser falsa ¿Cuál de las dos será?
Es obvio que la falta de apoyo a las organizaciones populares para la contraloría social es una certeza clara de a quién le está mintiendo el gobierno. Insisto en esto: no es posible que un "Plan de recuperación prosperidad económica" sea tan inocuo, a pesar de ese nombresote, que solo se sostenga en el ministro Wilmer Contreras, elegido como el contralor oficial de precios, acaparamiento, contrabando etc., porque es la hiperinflación la que va acabar con todos, con el gobierno y con la salud del pueblo
¿No le parece Olaf que esto es más bulla que cabuya? Reserve sus buenas intenciones y sus fuerzas revolucionaria para cuando las cosas cambien en favor de la revolución, cuando recuperemos la consciencia del deber social, cuando despertemos todos; cuando vuelva la producción socialista, los consejos de trabajadores sin burócratas y privilegios administrativos, sin capitalismo y explotación de por medio, sin banqueros y terratenientes. Quizá ahí cobrara sentido la contraloría social, no ahora, cuando Maduro protege y estimula la producción, pero capitalista (la acumulación del capital, la riqueza social expropiada, esquilmada a favor de uno pocos)