Si hay una revolución socialista en el país, esta debería tener dos frentes de lucha pendientes: uno hacia afuera (del país: trasnacionales y gobiernos coloniales, y en país: la oposición y el capitalismo parásito nacional), y otro, hacia dentro del gobierno, porque dentro de éste gobernó están los enemigos más peligrosos del socialismo.
Debemos aclarar la necesidad de exponer la situación política en estos términos radicales y extremos: no hay tiempo para pactar o negociar; si queremos frenar el advenimiento de una solución dictatorial fascista debemos abrir el debate sobre la revolución socialista ya. No podemos negociar nuestra soberanía territorial con los países vecinos, ¡eso es cierto!, pero tampoco podemos negociar nuestra soberanía sobre nuestros recursos naturales y sobre nuestro territorio con las empresas trasnacionales, con los llamados "inversionistas extranjeros", tampoco es negociable la soberanía que tienen nuestros tribunales para decidir sobre conflictos dentro de nuestro propio territorio de cara a tribunales internacionales, no podemos negociar lo poco que queda de la revolución socialista; si queremos ser coherentes con nuestro antiimperialismo o anticolonialismo, nada de eso es negociable ahora.
Planteamos las cosas en términos radicales y extremos porque estamos haciendo presión, es todo, podríamos ser más moderados pero no vale la pena, hay que ser lo menos ambiguos que se pueda para que entiendan nuestra posción y sientan la mirada sobre ellos. Nuestros líderes están presionados desde el otro lado, eso se sabe, pero por razones o motvaciones nada políticas, más bien personales, y nada socialistas. Pero nosotros hacemos fuerza desde y hacia el socialismo. Hay que recordarles a muchos que cuando murió Chávez esto quiso ser una revolución socialista. Las discusiones sobre "si el socialismo es viable o no para el desarrollo de nuestra sociedad" nunca se dieron porque nadie las quiso ni las quiere tomar con seriedad, todo el mundo da por sabido de qué se trata la revolución socialista, sin tener ninguna referencia concreta de lo que habla; hay mucha confusión y nadie reconoce que la hay. El estudio histórico y riguroso se abandonó hace tiempo, la planificación se abandonó, los planes y proyectos inconclusos están ahí, a la vista de todos. En un año, de repente, se quiso revertir todo sin dar ninguna explicación, alegando que se trataba del Plan de la Patria de Chávez.
Nos acusan de radicales, y sin embargo, lo que pedimos es que se vuelva a Chávez, que, por lo menos, se vuelva a Plan de la Patria original de Chávez, que se discuta. Y así, como se lo reclamamos al gobierno, igual quisiéramos que todos los que defienden a Maduro y sus políticas, convencidos de que son socialistas, lo leyeran y discutieran, y contrastaran el Plan con esta realidad, con los inventos de Maduro; ¡es lo mínimo que deberíamos hacer por la memoria de Chávez, después de asesinado! …¡hacerlo en su honor!
El gobierno lo modificó y nadie dijo nada. Muchos creen que es el mismo Plan de Chávez y no lo es. Pero, más importante (más grave) que haberlo intervenido fue el hecho de hacerlo sin una exposición de lo que se hizo y por qué se hizo, sin dar ninguna explicación o discusión previa al cambio y que ésta fuera pública. ¡Era el plan político de gobierno de Chávez, por el cual se supone que apostamos todos cuando votamos por él, prefiriéndolo junto con el comandante!; mínimo ha debido haber un debate público acerca de su importancia o su viabilidad como plan político. Sin embargo se cambió, y se abandonaron los proyectos de Chávez.
Por esta exigencia nos llaman radicales, ultras, intolerantes, dinosaurios (Pero los más inteligentes, desde la derecha, nos insultan y nos acusan de "comunistas", y tienen toda la razón, ¡somos comunistas!).
El asunto con esto, de ser o no "radical", "extremista", "comunista", "atrasados políticos", supone todas nuestras críticas hechas a la "conducta política" del gobierno (no tanto a sus políticas, las cuales muchas veces no llegan a ser ni siquiera "políticas de gobierno", sino reacciones, improvisaciones, reflejos de supervivencia personal, de nuestros dirigentes y administradores).
El acto de adulterar el Plan de la Patria ideado por Chávez (un plan político), sin previo aviso, como aviesos cazadores furtivos, es una conducta contraria al comportamiento que se esperaba de los herederos de Chávez. Pero aun concediéndoles el beneficio de la duda y esperando alguna respuesta, continuaron sosteniendo el silencio y la mentira. Hasta que Aristóbulo Isturiz, nervioso, tuvo que declarar que esa adulteración era una mentira de nosotros; para que más adelante, Ricardo Sanguino, presidente del Banco Central, reconociera que el Plan fue "actualizado", suavizando eufemísticamente el gazapo. Sin embargo, los verdaderos responsables del cambio jamás abrieron la boca para aclarar nada, no dieron la cara, sino que actuaron "pragmáticamente" en favor de la paz social (la restauracón socialdemócrata), paz sin justicia social.
Después de esto, todo en el gobierno ha sido dobleces: una parte pública, insistiendo reiteradamente sobre los ataques, la guerra económica, las sanciones, las intervenciones militares, además de fabricar ilusiones, pintar una revolución limpia, bonita, inexstente haciendo promesas y más promesas para un tiempo de properdad que nunca acaba de llegar…, y otra parte oscura, oculta: la verdadera razón por la cual se modificó el Plan original: la restauración capitalista, las "reformas capitalistas".
En el presente las cosas están más claras para todo el mundo: para uno, que descansa de la suspicacia y para el resto de la gente que sufre perplejo el desengaño. El gobierno insiste en sus proyectos de reformas al capitalismo; y por su lado el capitalismo hace inca pié en no dejarse reformar. Así mismo el capitalismo le exige cada vez más participación sobre la renta petrolera y todos los espacios de negocios posibles. Esta administración llegó a entregar de plano el negocio petrolero a los "capitalistas" nacionales e internaconales. Entre estos "capitalistas" (y es lo que más nos duele) se cuentan funcionarios del gobierno actual. Hoy se confirma que tuvimos razón desde un principio, que lo que fue en el inicio suspicacia, ahora es certeza.
En este punto nos queda advertir sobre un posible retroceso hacia un gobierno de corte fascista para contener los rechazos y protestas, las críticas; ni siquiera dictatorial militar: fascista, al mejor estilo adeco; como el de Leoni o Betancourt; dentro de una aparente democracia; desapareciendo y censurando a todo aquel que critique y descubra las marramucias que hacen los capitalistas junto a la burocracia gubernamental (el nuevoriquismo de Maduro); así se trate de la burocracia francamente de derecha, que suplante a la actual: el efecto entreguista es el mismo.
Bien, este frente de lucha es el más peligroso, el más frágil para nuestros revolucionarios. Es el más difuso, el más avanzado en cuanto a tácticas de lucha y de guerra (ideológica y psicológica a la vez), ¡el más sutil!, debido a que pone en juego nuestra misma consciencia, nuestros principios y nuestro carácter combativo.
Hablando con más humildad, esto requiere que actuemos siempre cerca de la verdad, hay que saber leer en la realidad y saber reconocer al enemigo, no ser complacientes ni "amables" con los pusilánimes, así nos acusen de radicales, ultras, comunistas dogmáticos, ¡eso no importa! ¡Tenemos al enemigo dentro del gobierno y eso es lo que importa!; ¡ahí están las pruebas! Los que tengan oídos, y oyen…, bueno, ¡saquen la cabeza debajo de la tierra y miren a su rededor! Ser combativos y vigilantes de la revolución hacia dentro es lo único que nos prepararía para atender seriamente el otro frente de lucha, el que da hacia afuera del país y de la revolución.