Desde hace algún tiempo los asiduos lectores de Aporrea nos hemos acostumbrado a ver rostros de articulistas, que ya son familiares por la continuidad al escribir, todos dan su opinión o su versión de la realidad o de lo que creen es la realidad. Este medio ha sido muy criticado por radicales del gobierno, acusándolo de estar lleno de infiltrados opositores, ya que aquí no solo tienen derecho a escribir los afectos al gobierno, sino todo aquel que crea tener algo que decir. Lo que me parece lo más correcto, porque si estamos predicando la inclusión, pues la inclusión no tiene color político, ni raza ni religión. Además es el único medio que nos permitiría expresar lo que pensamos, sin tener que ser especialistas en la materia, aquí escribe desde el chofer de autobús, hasta el catedrático y el intelectual sin restricción.
Ahora bien hay quienes se han hecho famosos por sus artículos, que continuamente son puestos en primera plana, como los más leídos, y tratan de colocarle títulos llamativos para captar lectores. Y hay otros como el señor Vivas Santana que ha hecho de ésta página su diario personal. Que sería de este señor si Aporrea no publicara sus artículos, su salud no sería tan buena, y aunque se que es su problema y únicamente su problema, también sé que de una u otra forma tanto odio visceral afecta momentáneamente nuestro yo interno al leerlo.
En otros tiempos por allá por los años 2003 -2005, encontramos estos artículos de su mano y pensamiento.
Así contaba él una historia imaginaria que no era la suya, pero si la de cualquier ciudadano común de la época. Esto era lo que sucedía antes del 27 de febrero de 1989
"El día había amanecido medio nublado; llevaba en el morral el pan con mantequilla y queso que me había preparado "la chata". Recuerdo que estaba muy preocupada porque durante ese mes no se encontraba leche ni azúcar para darle el tetero a nuestra hija, razón por la cual, sólo alcanzábamos a darle la crema de arroz polly. No sólo era que no había leche ni azúcar, tampoco huevos, arroz ni caraotas. La situación para conseguir los alimentos era difícil y, quien los conseguía debía pagar estos alimentos con sobreprecio, de lo contrario no podía obtenerlos. También recuerdo que los medicamentos que siempre iba a buscar en el seguro, para la tensión alta que sufría mi mamá, no llegaban. Mientras todo eso ocurría escuchaba decir en televisión, que eran las nuevas medidas económicas que el gobierno de Carlos Andrés Pérez tomaría para sacar a Venezuela de la "crisis".
Esto es el trozo de un extenso artículo en donde el describe lo que era la Venezuela de la época, y así como estos, muchos otros artículos que ponen de manifiesto su sentir, expresan libremente su descontento sus incomodidades como cualquier venezolano común, de hecho podemos conseguir artículos en donde el apoya las medidas del gobierno y despotrica de la oposición, tales como este pequeño fragmento
¡Vuelvan Caras a la carga¡. ¡Adelante compatriotas¡ El quehacer productivo del poder para el pueblo esta en sus manos. Emprendan con optimismo, pero con mucha responsabilidad y ansias de triunfo el porvenir que les espera. Pidamos a Dios por ello.
O como este otro titulado. Lo que quiere la oposición:
Saben de antemano que los números no cuadran, y que las fuerzas revolucionarias obtendrán un porcentaje superior al 70% de los escaños a la Asamblea Nacional, lo cual equivale a más de las dos terceras partes, enterrando con ello cualquier posibilidad de saboteo u obstruccionismo dentro del marco legislativo, y por ende ante un escenario de amplia consolidación de crecimiento y desarrollo económico en el 2006, impulsado por la solidez de los precios del mercado petrolero, la recaudación fiscal, la ampliación de la linea 4 del Metro de Caracas, la puesta en marcha de los metros de Los Teques, Valencia y Maracaibo, el tren Caracas – Los Valles del Tuy, el trolebús de Mérida, la apertura del segundo puente sobre el río Orinoco, así como innumerables obras en vialidad, educación y salud, en medio de un ambiente de baja inflación y desempleo, liquidan a los antiguos dueños del status-quo político cualquier opción de triunfo electoral.
Pero de repente algo pasó, no sabemos que. Aunque todos tenemos derecho a cambiar de opinión. Pero sus observaciones y quejas se convirtieron en reclamos, los reclamos se convirtieron en ofensas, y las ofensas se convirtieron en un odio profundo, que es lo que reflejan sus escritos, el desprecio con el que escribe se nota en cada palabra que teclea, Vivas Santana fue inoculado. Sus artículos tienen mucha receptividad, desde siempre porque es un hombre que sabe expresarse muy bien, se jacta de tener no se cuántos títulos y se regodea de la experiencia educativa que ha tenido, en su momento antes de sufrir de esa penosa enfermedad (Odio) era ecuánime, no personalizaba, no decía la palabra "Maduristas con aquel desprecio, simplemente hablaba de la oposición, criticaba el gobierno como tantos lo hacemos. Pero ahora sólo aquel que quiera aprender a odiar o se satisface ofendiendo a los demás se siente cómodo leyéndolo. Hoy leí su artículo porque su título me llamó la atención. Nadie, por muy diferente que piense a nosotros, o por mucho veneno que esparza, merece ser víctima de esa enfermedad que tantas vidas ha arrebatado, y mucho menos creer que alguien se alegrara de que la sufra. Sentí tristeza, y por mi mente pasó el sentimiento de la solidaridad. Esa solidaridad que poseemos los venezolanos. Al principio no entendía porque seguía sintiendo ese vómito verde, con sabor amargo en sus palabras hasta que leí el final, y me di cuenta que era otra sesión psicológica de las muchas que en los últimos años Aporrea le ha dedicado. Que bueno que tiene dónde expresarse porque el odio cuando está inoculado termina deteriorando el ser humano.
