Una vanguardia de dirigentes revolucionarios es contraria a una muchedumbre inculta. Y una muchedumbre inculta no puede hacer cambios revolucionarios, podríamos decir que, cuando mucho, llega a "cocerse en su propio caldo", no va más allá de reafirmar su espíritu anárquico, de capataces y esclavos. Cuando hay cambios verdaderos siempre hay alguien que piensa con cabeza fría, sin resentimientos, sin odios personales, sin venganzas, pero también sin compasión con el enemigo.
Lo que quiere decir que sabe cuál es el enemigo, y el enemigo se lleva por dentro, muchas veces encarnado, porque se ha hecho cuerpo con nosotros, por eso resulta doloroso desgárralo de sí mismo. La vanguardia revolucionaria deba pasar por esa experiencia de "matar" en él lo que quiere matar en el otro. Es así que, en principio, el enemigo es un cúmulo de valores, es una ideología encarnada, es una abstracción más que una persona en particular, porque está en casi todo lo que somos y nos rodea. El capitalismo y los valores burgueses y pequeñoburgueses es eso, un ente moral que se ha hecho carne en nosotros; además de ser el sistema de acumulación y concentración de capital, de explotación y robo de nuestro trabajo, es "alma".
No basta con comprender la mecánica del proceso, hay que adquirir conciencia de su efecto espiritual, una vez en nosotros y luego en el resto de la sociedad. Una escuela de cuadros que no sea una escuela práctica de lucha y estudio constante, altamente crítica, que no abarque aspectos psicológicos, sociológicos, salud, alimentación, hábitos de vida, que no sea verdaderamente integral no sirve, es una especie de nido de pedanterías, de charlatanes y demagogos.
Uno ve con qué facilidad los dirigentes de PSUV hablan de "conciencia del deber social" estimulando a su vez a la población para que desarrollen "emprendimientos" personales, el egoísmo, el consumismo clase media, por decir algo aparentemente inocuo, pero hay casos verdaderamente esquizofrénicos. Manejar un lenguaje correctamente depende de cómo y por qué ha brotado de nosotros y no solo su uso sintáctico o lógico. Así como se ha encarnado en nosotros la estupidez de la ignorancia disfrazada de sabiduría, la lucha por vencer esa ignorancia nos genera un lenguaje nuevo y poderoso el cual hay que saber utilizar. No se puede hablar de independencia cuando no se es independiente, de libertad cuando no se es libre, de democracia cuando no se practica nunca, de libre pensamiento cuando todos nuestros pensamientos están atados ideológicamente a instintos de esclavos (o de libertad de expresión cuando no se tiene nada que expresar, dijo alguien una vez).
Necesariamente, una escuela de cuadros debe ser el mismo partido en su conjunto, en él se deben cultivar las prácticas y vida de la sociedad que queremos para el resto de la sociedad. Y los más destacados serán quienes dirijan, orienten los lineamientos políticos; que además de ser los jefes, por méritos políticos, sean ellos ejemplo vivo de lo que predican. Que si "Chávez fue el de la idea de formar una escuela de cuadros aparte del partido"; bien, eso no significa que su realización, a un lado del partido, sea ahora una buena idea, o sea necesaria, considerando a dónde fue a parar el PSUV como partido y lo que son sus dirigentes ahora (un eco de Acción Democrática). En rigor, esa distinción más bien contribuye a que el partido crezca hacia la dirección contraria, se burocratice, se convierta en una fábrica de arribistas y clientes del gobierno, de caciques sin la mínima intención de confrontar ideas, de aceptar críticas y menos debatirlas. Sin la responsabilidad política y moral sobre la formación del dirigente de base, el partido se convierte un ambiente propicio para la manipulación y el chantaje; en vez de cambiar la conciencia y malos hábitos del hombre y la mujer del sistema más bien los fortaleces, los escinde o aliena más. El PSUV ha hecho mucho daño con sus prácticas tomadas de las rancias experiencias de la burguesía y Alfaro Ucero…, y de eso "culpan" a Chávez.
Un partido revolucionario ideal no es el que cuenta con un Chávez en su dirección, sino con muchos Chávez, con muchos Lenin y Trotsky, debatiendo, pensando, criticando sobre la base estratégica de la toma del poder y la realización de una sociedad socialista. Creo que la intención de Chávez con la escuela de cuadro fue la de multiplicar su propio esfuerzo por el trabajo y el estudio y aliviar un poco la carga de responsabilidades en un gobierno y una dirigencia floja que estuvo siempre supeditada a sus decisiones, fue una solución casi desesperada, "… y dónde está el socialismo", pero nadie le respondió nunca.