Da vergüenza que lo descubran a uno robando, pero a veces vale pena, para no volverlo hacer. El caso del señor Martín Lista lo podemos resumir en el uso descarado del razonamiento falaz dentro de "una agresividad mal tramitada", como dice Barreto. Se puede ser muy agresivo con el manejo de las ideas, si estas se ordenan y se tramitan correctamente. Pongamos por caso aquel capítulo del Capital llamado "La llamada acumulación originaria del capital". Es una crítica agresiva pero hacia la idea que sirve de premisa a un razonamiento lógicamente correcto, pero mal fundamentado. El capítulo muestra todos los puntos que contradicen la "idea" que sirve de base a los economistas llamados clásicos, cuando defienden una supuesta "acumulación originaria capital", como una razón metafísica, caída del cielo, sin historia. Digamos que el materialismo dialéctico y la historia son necesarios como métodos de análisis de la realidad, pero el discurso siempre se construye mediante una lógica interna estricta. Ese es el problema "formal" del señor Martín Lista, la falta de esa lógica que es, en el fondo, falta de honestidad. Y no hay lógica porque, como dice Barreto, en principio es una "agresividad mal tramitada", una arrechera que nos hace a veces escupir y no pensar. El problema de Martín Lista por lo menos son dos mezclados: su desacuerdo con la falta de ideología, ese dejarse llevar del PSUV y el gobierno por las fórmulas liberales, y el malestar por el "trabajo de ascenso" de Barreto sobre los orígenes y tránsito de la izquierda en Venezuela.
A mí también me molesta esa mezcla de discurso académico con ironía marxista de Barreto, pero él tiene razón al reclamar un mínimo de honestidad a la hora de ejercer la crítica, o a la hora de propalar insultos (porque las dos cosas pueden hacerse, pero con orden, bien fundamentadas: no hay mejor argumento para demostrar nuestra rabia contenida, más elocuente o poderoso, que una buena mentada de madre, por ejemplo). Hay que decidirse por el razonamiento lógico del discurso o por los insultos. El estilo Marx, muy fino, era la ironía, generalmente nacida del mismo discurso de aquello que era objeto de su crítica. Los discurso engorrosos, mal fundamentados, deshonestos, generalmente son fáciles de ironizar, y el del señor Martín Lista adolece de honestidad y de lógica, por ser razonamientos falaces, en su caso, una fórmula que llaman los especialistas ad hominem dirigido a descalificar a la persona y no al argumento. A veces es ad verecundiam apelando a la autoridad, muy popular entre los escritores de Aporrea: "yo tengo razón, sé de lo que hablo, Ramírez es un ladrón porque yo trabajé 20 años en PDVSA y soy ingeniero con más de 10 años graduado en tal o cual universidad", etc. En este caso la autoridad sustituye la argumentación, la refutación lógica, y "las evidencias". También es muy popular entre los funcionarios del gobierno. Y otra, también muy popular, es la llamada, "falacia por inatingencia o inatinencia", la cual, ante una razonamiento X se responde con un disparate que nada tiene que ver con el asunto a tratar. Muy común, también, dentro de algunos escritores de aporrea. Para mi gusto, prefiero el arroz por un lado y las caraotas por el otro, sin mezclar las cosas. Prefiero aquellos que insultan con rabia, directamente, a los que tratan de darle forma lógica a su rabia, envidia, celos, miedo, disimulándolos de razonamiento o de razones cuerdas. El insulto es ya, por sí mismo, un argumento poderoso, no necesita lógica, muy elocuente de lo que sentimos o se podemos llegar a ser o hacer.
Otra cosa es el "fuero a la disidencia" de Núñez Tenorio, por el que apela Barreto. Esto es un principio el cual se solicita en caso de las cayapas o aplanadoras dentro del partido político, cundidas de falacias e insultos. Este fuero es una manera de pedir permiso para hablar de forma racional. Sería útil si hubiera gente racional dirigiendo al partido, pero cuando éste es otro partido sin ideología clara (los adecos por lo menos estaban claros en sus objetivos perversos) es inútil invocar a ningún "fuero a la disidencia"; me refiero al PSUV: serás "sancionado y juzgado" inevitablemente por emitir opiniones contrarias a las del señor presidente. El delito mayor será siempre el "delito de ideas", y el colmo, el delito "de pensamiento". Por eso no debería preocuparse Barreto, la falla es de origen. Cualquier movimiento, sin un objetivo claro y compartido será siempre capturado por algún centro de poder, y no precisamente, de convencimiento, la fuerza de la irracionalidad siempre se impondrá como un bloque de cemento sobre nuestras cabezas, el "falso debate" para que nadie piense o rivalice; sin atajaperros, sin discusiones acaloradas, cero argumentos, cero ideas. El asunto es que no se debería debatir sobre el objetivo principal, sobre la estrategia fundamental (eso debería lo que cohesiona al partido), más bien sobre tácticas y métodos, sin embargo, un movimiento que discute sobre si el camino es el socialismo, el socialismo de mercado, el capitalismo social, la tercera vía (el socialismo en lo social, el capitalismo socialista etc.), o si su único punto en común es el antiimperialismo, donde caben hasta sátrapas persas, tiene una falla de origen, es como ir al principio de la creación. Cuando aparecen las disidencias, lo más sano es volver a cumplir el ciclo de divisiones descrito por Barreto en su primer artículo, el eterno retorno de lo mismo, hasta que salgamos disparados del mundo como un resorte.