En Venezuela pasan vainas insólitas por demás. Como si aquí hubiese una fábrica para eso. Uno las cuenta en otra parte y no le creen. ¿Quién puede creer lo que aquí sucede? Este es el único país del mundo donde los empresarios, capitalistas, mandaron lo que ellos llaman, como quien habla de los "Diez Mandamientos", las "leyes del mercado", al carajo. Un cristiano o católico para ser más preciso, porque de verdad poco sé de ese asunto, tiene los "Diez Mandamientos, por lo menos como discurso en lo más alto, algo más sagrado que "por las cenizas de mi madre". Donde vaya dice que los respeta y convive con ellos en sana paz. Los capitalistas en el mundo lo mismo dicen de las "Leyes del Mercado". Por eso, por lo que en ellas creen, sostienen que el Estado debe quedarse tranquilo, no aparecer de entrometido, porque el mercado se ocupa de buscar el equilibrio. Eso dicen y hasta se baten donde sea y contra quien sea porque sostienen que así funciona la economía y es la mejor forma de hallar la convivencia, pues "las leyes ciegas del mercado", la justicia también es ciega, actúa con equilibrio como ella. Para ellos, Dios estableció esas leyes. En Venezuela no es así, aquí quienes reclaman al Estado no se meta, no dejan que el mercado opere, como dicen ellos mismos, "con libertad", sino que lo maniatan para que no opere, aunque si lo hiciese, lo haría a su favor, pero con cierta racionalidad.
La Venezuela de ahora, gobierno y opositores, la llaman socialista, pese en ella ambos desconocen y niegan derechos salariales a los trabajadores para que los capitalistas más ganen, pues en algo parecen estar de acuerdo, sólo que los que aquél forman juran vivimos en una por demás justa y equilibrada, mientras los otros, como más lúcidos mirando lo horroroso que es esto, también le aplican el mismo calificativo, sólo para a eso descalificar; lo que es también insólito. Ignoran estos, de manera premeditada, que es la que ellos y su gente imponen, ayudados por la falta de lucidez, competencia y humildad de los primeros. En esta sociedad, pese la indiferencia del Estado frente la economía, capitales, empresarios y comerciantes, "las leyes del mercado" funcionan como al revés. Si sube el dólar criminal, los empresarios y todo aquel que venda al público, pone los precios conforme a éste. Si éste baja, los precios seguirán subiendo porque la divisa en el mercado oficial subió, aunque no haya alcanzado al primero. Si escasean los huevos lo poco que haya en la calle costará un ojo de la cara o para decirlo mejor y como al día, un salario y medio mensual por un cartón de aquellos. Si la mercancía llegare a abundar, de todos modos subirá porque lo que saldrá a la calle buscando compradores será poco, pues la escasez la crea la "libertad del mercado". Si hay mucho dinero en circulación porque subieron los salarios habrá un motivo para subir los precios, pues aumenta el poder de compra de toda mercancía incluyendo los dólares. Si hay poco circulante como ahora porque el gobierno, como buen burgués y neoliberal comprimió los salarios, entonces subirá el dólar criminal y el "bondadoso" del gobierno y con ello los precios. EL Banco Central contiene la circulación de efectivo para que la gente compre poco a modo de contener la inflación, entonces los comerciantes de todo nivel por vender al modo que llamamos "por punto" o sea transacción bancaria, hallarán de eso un motivo para vender más caro. Si, sé que explicar esta vaina es complicado y lo es más entenderla.
¿Acaso no es por demás insólito tengamos dos presidentes y cada uno de ellos a su manera y de acuerdo lo que permitan las circunstancias ejerce su poder, como que Guaidó vendió Citgo y otras empresas del Estado en el exterior y supuestamente administra otras, mientras Maduro sólo se limita a lamentarse?
¿Cómo entender algo tan insólito como que el Presidente electo, se niegue a continuar con el diálogo bajo las condiciones que le impone el adversario, en lo que tiene razón, reconociendo a Guaidó, un personaje que, según él mismo, usurpa o pretende usurpar sus funciones valiéndose del respaldo que le brindan factores externos y como tales totalmente ajenos a los principios constitucionales?
Pues sí, Maduro acaba de reconocer a Guaidó, de manera explícita, poderes inherentes al Poder Ejecutivo y particularmente a él como presidente. Tanto es así que suspendió el proceso de diálogo hasta tanto Guaidó declare no continuar con sus gestiones para entregar el Esequibo a Guyana, que es como decir a la Exxon-Mobil. Es decir, según Maduro, por esa reacción, teme que Guaidó pudiera hacerlo.
Veamos cómo es esta insólita cosa. Una señora llamada Vanessa Newman, quien al parecer "ejerce como embajadora" de Guaidó en Gran Bretaña, según un video puesto a rodar desde Miraflores, señaló que si ellos querían seguir contando con el apoyo del cual hasta ahora habían gozado era necesario cambiar la tradicional posición frente al problema del Esequibo.
No se trata de favorecer a Guyana en la controversia con Venezuela, sino a la Exxon-Mobil que explora en el área en reclamación para extraer del fondo de la tierra y debajo de las aguas las riquezas minerales y gasíferas existentes. Es decir, lo de siempre y lo de por donde uno se meta, el capital y los intereses todos de Estados Unidos. No es extraño pensar que, en efecto, Guaidó y sus asociados, a esta altura ya sufran los rigores de presiones de esa naturaleza.
Hecha pública esa declaración, para lo que por notoria no necesitamos aportar "prueba" alguna, hasta donde sé, Guaidó no quiso, no pudo o supo distanciarse a tiempo. En veces y hasta es demasiado frecuente, entre políticos no hay capacidad suficiente para reaccionar a tiempo y de modo pertinente. Y hasta callar, en casos como ese, constituye un grave error. Una respuesta tardía pudiera confundirse con un compromiso o por lo menos en denuncia de falta de claridad, lo que en quien es "gobernante", como Guaidó, es sumamente grave. Aunque es pertinente pensar que en Guaidó y muchos de los suyos, haya germinado eso que dijo la señora Newman, por lo que no habría que perder el tiempo para hacerlo comprender.
Lo insólito es que en un país donde hay "dos presidentes conviviendo", con tabique de por medio, y hasta dialogan a través de sus embajadores plenipotenciarios, pero no a través del tabique, sino en lejanas tierras, lo que también es insólito, pues eso es como demasiado caro, quien llama al otro "usurpador", para lo que razones tiene, no sólo le reconoce al negociar con él, no con la oposición, sino también con potestad para reconocerle a Guyana poderes sobre el Esequibo o dejar sin efecto la Reclamación del área. Guaidó, con el apoyo o la alcahuetería de USA, decidió sobre Citgo; y eso no hay por ahora modo de evitarlo. Pero lo del Esequibo es otra cosa y proceder. Pues cuando Maduro solicita a Guaidó, como condición para continuar el diálogo en Barbados, desmienta hace gestiones de aquella naturaleza, le reconoce como interlocutor y con poderes personales para ello. No es con la oposición con quien dialoga, sino con el "presidente usurpador". Pero hay más todavía, esa exigencia pasa por reconocerle facultades para hacer lo que pidió o sugirió la señora Newman. Y eso es insólito.
Pero también lo es que Guaidó, siendo "presidente interino de Venezuela", admita que su embajadora, nada más y nada menos en Gran Bretaña, que mucho tiene que ver con el asunto Esequibo, haya aunque sea simplemente sugerido aquello que compromete su lealtad con el país y su historia, en lugar de destituirla inmediatamente y hasta hacer lo que Maduro con él, someterla por intermedio de su Fiscal General en el exilio, a un proceso por "traición a la patria". Pero no, eso no importa. Y es así porque en este, nuestro país, todo lo insólito es cotidiano. Lo poco común es tener los pies sobre la tierra y la cabeza en su sitio.