Amaranta, Narciso y Claudio son uno más dos

Como las topias son tres el fogón está que arde con sus bálagos furiosos que cada quien es libre decir, lo que mejor le parezca argumentado y bien aliñado, y quien meta velas en ese entierro se puede quemar, paso de largo y saludo a cada uno que no vaya a ser cosa que el que salga chamuscado sea yo y, entonces entre alguien más y así el montón crecerá como dicen por estos montes y, no estamos para esos tropeles, también de acá.

Resulta que Amaranta amaneció un día sin soñar con los pollos ni con las gallinas que le arriman los huevos al perol y, le dijo a Chico, su fiel capataz, suena como a mentalidad burgueseña explotadora, pero quizás no, entonces, ¡ah chico!: tengo días soñando con uno más dos y, Chico su capataz, no será mi negra que estás soñando con Narciso que la está fuñendo por Aporrea y, ahora con alguien más, creo que no -respondió Amaranta con los ojos espabilados-, y el otro día lo mismo: Amaranta a Chico, volví a soñar con uno más dos y, al tercer día cuando Amaranta, le va a decir a Chico la misma vaina, Chico a la expectativa la planta y sin grosería, le pica adelante, ¿qué, soñaste con el dos más uno? Y, Amaranta lo vio con ojos de gallina flaca encandilá -y, le preguntó- ¿y a ti quién te dijo, ah?

A veces las palabras groseras y lo errores nos invaden que son para muchos errores con groserías para otros no y, mire que ponerse de acuerdo trae colas, entonces o se acepta o no, y la sangre no llega al río y, eso de que si Maduro es o no, ni obrero ni socialista, ni, Amaranta y posiblemente Narciso por eso no se pelean que el que es consciente atinara con la respuesta que, lo de ellos es otra cosa, un pique viejo de: tú dijiste y lo dijiste mal que así no se vale que ve primero la guaratara que tienes en el ojo, qué tú no eres quien deba tirar la primera piedra que, esa cosa no es de viejos, que yo sí que tú no y, ya. O si no hasta cuándo.

Como todo en la vida se aclara hablando entre aporreadores más ligero resulta que, vuelve a despertar Amaranta el día siguiente, un poquito tarde, se le pegaron las cabuyeras y, al ver a Chico que estaba fajado ordeñando una vaca preñada bajo de una mata, se le acerco y, le dijo: volví a soñar Chico con uno más dos, ¿qué será, Chico?

Chico voltea la ve, sigue ordeñando y la vuelve a ver, y le responde: yo no soy psicólogo, pero mi negra, Estres, a donde vaya. Y Amaranta no dijo nada y, se fue a la cocina y soltó una carcajada.

Me reí cuando me llegó a mi celular por guásap y, para bajar tensiones lo solté y, ojala Amaranta y Narciso o Narciso y Amaranta no lleguen al desafío de tú o yo con espadas amelladas de rabia. Eso jamás que ella es ella y él es él. Y de las groserías y de los errores aprendemos cada día dentro y fuera de la burguesía.

Como dice el refrán: Las mujeres no se tocan ni con el pétalo de una rosa y ¿a los hombres qué? Qué tiempos aquéllos.



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Esteban Rojas


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