Para los que anhelamos ir con Bolívar

Ingratitud Mortal

El oficio de Libertador, un oficio ingrato. De esclavos hizo hombres, de hombres hizo héroes y de héroes hizo su derrota. Hizo un mundo y ellos lo sacrificaron. La historia de Bolívar y su causa, es una historia de acontecimientos en busca de la verdadera libertad del hombre de estas regiones, la cual consistía en desprenderse de España, unificarse en una sola República y autoabastecer sus propias necesidades, para crear un futuro grande, poderoso y progresista. De esta historia se ha hecho leyenda, mito, epopeya y hasta poema, pero lo cierto es que bajo cualquier fábula existe la necesidad de descubrir su historicidad oculta, esa que no ha salido a la luz, quizás porque se le teme y se le considere peligrosa. El Bolivarianismo no es un monumento que se debe venerar, sino nuestra vida que penetra todos nuestros hechos.

Colombia es un proyecto tan grande que asustó a los infelices que no lo entendieron porque fueron ciegos para ver el futuro y entonces hicieron de ella una fórmula simplista, un estado platónico lleno de ideas eternas y fue entonces cuando nacieron los demagogos y de la causa hicieron una química para sacar gotas analgésicas Bolivarianas para América.

Bolívar en el Útero Frío de América (título de mi ultimo libro), encara a los hombres de hoy para que se estudie y se analice la génesis de su causa, que se vea como nace la historia de los hombres de aquí, nacida de tanta crueldad, continúa como testimonio permanente de angustias que hay que superar, de necesidades que hay que satisfacer, de prevaricaciones que hay que controlar, de prepotencias que hay que combatir, que no puede haber un hombre libre, si su patria no es libre.

El Bolivarianismo es un programa de libertad humana, es la garantía del futuro de esta parte del planeta y de ello reside en su legitimidad que debe ser conocida tal y como es.

En la ultima década del siglo XX, se reabre su objetivo político y latinos y caribeños comenzamos de nuevo a mirar a Bolívar y a formarnos con fuerza la idea que es una necesidad unificar y fortalecer nuestro continente, por eso, de un extremo a otro, apreciamos una caudalosa marea de insurgencia popular, cuya meta, no es otra, que la integración de un frente orgánico latino caribeño y que sin mengua de los atributos esenciales de cada uno de los pueblos se forman firmes y se estabilizan ante los ojos asustados de la bestia imperialista. Y este siglo XXI percibe la distancia y el desierto que se abre entre las nuevas doctrinas y el mundo del hombre, es la edad de la razón porque estamos en el verdadero tiempo del progreso. La causa Bolivariana verdadera ofrece la oportunidad de gobernar su historia. Calentemos el útero de América comprendiendo que es posible cambiar el mundo, no se puede proceder más contra los intereses latinos. Es necesario unirnos y bregar por el contenido Bolivariano, humano de esta sociedad futura.

Hoy cuando se cumplen los 176 años del ocaso del sol de la libertad, despierto en mi pluma la “Proclama de Urdaneta”, porque en ella abunda los detalles de la historia que yacía perdida y que justamente ahora en estos tiempos Latinoamericanos y Caribeños respiramos juntos.

“Proclama de Urdaneta.

Colombianos! Agobiado por el peso del dolor, me esfuerzo, no obstante, por cumplir con el más triste de mis deberes como magistrado, como ciudadano como amigo. Os anuncio que ha cesado de existir el más ilustre entre todos los hijos de Colombia, el LIBERTADOR, el fundador de tres Repúblicas, el inmortal SIMON BOLÍVAR. Después de haber agotado hasta las últimas heces del cáliz de amargura que le ofreció la suspicacia de algunos conciudadanos suyos, ha pasado á la región de las almas, dejando un vacío inmenso en Colombia, en América, en el orbe civilizado.

Colombianos! Las pasiones contemporáneas, aún las más encarnizadas, deben darse ya por satisfechas. BOLÍVAR no pertenece de hoi más, sino al dominio de la historia; y mientras ella le asigna en sus páginas el prominente lugar á que le han hecho acreedor sus relevantes servicios á la causa de la humanidad, nosotros, los que tenemos la desgracia de sobrevivirle, debemos reunirnos en torno de su tumba helada, á llorar la pérdida que hemos hecho, á meditar sobre la situación de Colombia, y prestarle los auxilios de que tanto necesita la patria para revivir.

Colombianos! Deseoso de que no se malogren los esfuerzos inauditos de aquel varón esclarecido, por la independencia y la libertad de nuestra tierra, me ocupo actualmente de dictar aquellas medidas que demandan el reposo y bienestar de los que viven sometidos al Gobierno nacional, y de negociar, con los que no lo están, los medios de llegar á un avenimiento amistoso, que tenga por resultado, reorganizar á Colombia y presentarla de nuevo á los ojos de las naciones en su pasada majestad y esplendor. En nombre de la independencia y de la libertad, convido á todos los que abriguen en su pecho sentimientos nobles y generosos, a que coadyuven á la bella empresa de restaurar á Colombia. Venid pues, colombianos, al templo de la concordia, venid conmigo á darnos un abrazo fraternal. Sólo así evitaremos que el país sea patrimonio de la anarquía más espantosa y devoradora que jamás vieron los siglos.

Bogotá, enero 9 de 1.831.-21.



Rafael Urdaneta”


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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