Se fue a Paraguay a demostrar que más pacifista que él no ha nacido todavía y muerto de la risa lo recibirían como a un príncipe azul envuelto en capa de valentía en el Sur, tierra productiva, donde los traidores nacen y se desarrollan y, se apoyan entre ellos, que mejor que Paraguay que goza de una democracia dudosa que sólo Almagro con un discurso trasplantado de sus altaneras y productivas vivencias que ondean de aceptación en el gobierno de los Estados Unidos, del que pretende a cambio que, lo reelijan como el meteoro salvador de la OEA, en la que como secretario general de complicidad en complicidad: se ha hecho famoso que donde pisa y pueda hacer daño no lo piensa dos veces para disparar balas explosivas sin vergüenza ninguna como un tedioso incitador de causas a convenir.
Su planificación hacia el éxito era exhaustiva con un abultado palabreo, nada que ver con el Palabreus del amigo José Vicente Abreu, que condecoraría la paciencia de los presentes, gente de condominio aleatorio, garantes de un saber que a veces se evapora dentro de su cultura universitaria privada como pacientes que se acogen a una pasividad sin retorno que, a más tardar en minutos, les arrancaría una salva de suaves aplausos que hace tiempo que su expresidente: el Pepe Mujica que, sin dolencias de cariño en ese entierro, lo dejó hace tiempo en la retaguardia después, que batalló con ánimo para que como su canciller del que no sabía que era más falaz que el sargento García del que esperaba, que alcanzara con prebendas de honestidad: la secretaría de la OEA y, una vez que auditó su traición quedó libre de seguir con su práctica egoísta que lo más posible alcance el cielo que aspirará como un funesto traidor sin patria, pero querido y alabado por Trump y su imperio.
¿Sería un cinismo decir que, Almagro llegó al Paraguay que como discurso daría una charla que, iba a quemar de cariño a los asistentes cuando, él les hablara sobre: "Democracia y Desarrollo"? Pero la prole como grupo de tarados que no entienden de las corrientes del pensamiento de gente que se empeña en aprender y desarrollar capítulos enteros de Norte a Sur, que los que no viven en democracia y no entienden su lactancia política deben desaparecer del planeta tierra y, en su pensamiento de tutor más que pensante los iba a iluminar a ellos, un grupo de paraguayos envejecidos de malos pensamientos que él iba a renovar, pero oh maldad, retroceso donde la paz no debe enflaquecer, hombres y mujeres que no habrán leído a Borges, mucho menos a Julio Cortázar, con un desteñido alboroto, le gritaron a quemarropa sin piedad, como a un mismo tirano que estrena traje nuevo y busca la complacencia a su entender y saber y actuar, libre sin incordio de complicidad que llegó a sus oídos: "vos sos el terrorista, acá no van entrar los golpistas, y lo responsabilizaron de la masacre que se está realizando en Bolivia por su bonito informe que sacó a la luz pública". ¡Oh Dios que deshonra! Mueran los traidores. Alcahuetería manifiesta de dolientes paraguayos hacia un uruguayo -insólito-. ¿Pero qué está pasando Galeano?, organizaciones sociales, políticas y estudiantiles enfurecidos, y él, sin santo ni seña como un Almagro descalzo de razones, ¿pero qué es esto, qué está pasando con san Benito de los emprendedores?, enmudeció, sin color se marchó con su triste fisonomía de complaciente fascista, y en su mente se dibujo en rojo una figura que fue creciendo, a la que odia y ama de rencores, y esa figura ampliada en sí lo rebasó y, se dijo en baja voz: es tu culpa, sos vos ... Maduro.
No entró a la universidad privada, tuvo miedo que le pisaran los callos a su conciencia de entreguista, privado de una arrechera insólita, de un sufrir ligero, porque no lo dejaron hablar de "Democracia y Desarrollo", que impertinencia, de esos turistas del entendimiento opaco y, en el mismo carro que llegó sin bajarse: se largó a pudrirse de amargura con su cara dura en otra parte, que ese grupo de paraguayos que lo protestaron, lo velaron en vida como el lacayo que es y que, aspira a seguir buscando cómo tumbar gobiernos democráticos con su postura de traidor fascista que lo enlata a diario.
¡Adiós, señor secretario de la OEA! Y dele gracias a Dios, que esta vez salió bien parado, pero bien torturado de gritos, aunque no con la misma dosis de venganza que está utilizando el gobierno de facto de Bolivia, asesinando, torturando y descosiendo de maltratos a sus indígenas que, hoy más que nunca sufren por la implicación conspirativa por el bastón neocolonial de Luis Almagro en la OEA. Pero, poco a poco, caerán las cortinas del oprobio que ocultan a diario la situación que padecen los pueblos que quieren ser libres que, como en Chile comienza a sentirse "La rebelión de las masas" de los jóvenes.