En su artículo, "En el lodazal": Enrique Ochoa Antich, (Aporrea: Lunes, 23/12/2019 10:48 AM) dice, "Hasta 2018, Maduro y sus conmiltones – no sabemos lo que significa esta palabra – creyeron que había que profundizar el legado de controles y más controles sobre las leyes del mercado"… – ¡esto es una mentira del tamaño del Excélsior Gama de Los dos caminos o del Mercado de Quinta Crespo, "las leyes del mercado" están de su cuenta, más que liberadas de controles , y luego …"y así nos trajeron a esta catástrofe."…
En rigor la "catástrofe" de la cual habla EOA ha sido posible, precisamente por falta de control (en singular), del Estado sobre la economía.
Sigue Ochoa Antich, "¿Será posible que una 3a opción levante la cerviz de este país subyugado por los extremos? No lo sé."
(Ya diremos algo acerca de la tercera opción más adelante) Pero, desde el punto de vista político puede ser que haya algún antagonismo entre la oposición y el gobierno, no obstante los antagonismos entre todos ellos, mezclados, unos contra otros, son más bien personales o grupales, ni siquiera políticos, sus estilos y sus fines se parecen mucho, sus prácticas políticas y de vida, sus mentiras, sus manipulaciones. Aquí "los extremos" no existen, los dos grupos son liberales capitalistas, apuestan al capitalismo, trabajan con él y para él, y quieren demagógicamente una democracia representativa burguesa que alterne el poder, sin embargo todos son capaces, como lo ha hecho el gobierno, de cambiar la constitución, inclusive, si con ello pueden eternizarse en la teta de los capitalistas.
La tercera ruta que propone Ochoa Antich no es tal, es una propuesta de alguien que no compite ahora por el poder, porque no tiene apoyos verdaderos y fuertes que le den opciones de poder. Si fuera así no hablaría de tercera vía, no se desmarcaría del gobierno y de la oposición; él también es un socialdemócrata que se opone al socialismo como los dos anteriores. Dicho de forma más clara, la "tercera vía", la clásica, es siempre reformista y socialdemócrata, es la que cree que el capitalismo puede ser democrático y domeñable, como lo dice Maduro y el madurismo, como acción democrática cuando hace sus promesas electorales, o el MAS, o Copei, los cuales, ofrecen revolución y justicia social a los pobres y trabajadores, y a la vez estímulos, más libertades económicas, a los ricos mercachifles, banqueros y empresario importadores. Pero, cuando así convenga, se podrían aliar a grupos de extrema derecha, en contra de las protestas populares…, "en nombre de la paz"; son capaces de hacer un pacto hasta con el mismo diablo.
… "Por momentos, titubea mi optimismo –dice EOA– Pero sí sé que ésa es la única ruta para acceder a un cambio en paz... y aún más, si queremos que Venezuela sea de nuevo una nación viable" Es decir, una nación como lo fue Venezuela en la cuarta república, con adecos, copeyano, masistas y similares sirviendo a los capitalistas, haciendo de gestores, de sus facilitadores, la tercera pata "tripartita", de lo que ellos llaman "pacto social", esa es la "tercera opción" para este disimulador.
La revolución socialista no significa "controles", como dice Ochoa Antich. La revolución socialista ES "el control total" del Estado y la economía por la sociedad. Los prejuicios socialdemócratas y reformistas hacen que estos políticos no puedan pensar en una verdadera revolución; ni siquiera la nombran porque temen invocarla. Llevan siempre en la cabeza, como una vocecita que les recuerda lo de las "leyes del mercado" (que para ellos son como la Ley de Gravedad), la "democracia representativa" y las elecciones cada tantos años, las "instituciones democráticas" (¿Cuáles serán esas instituciones?)… ¡ah!, y la propiedad privada….
Los diálogos para el gobierno, y esa "tercera vía" que propone Ochoa Antich, son como un verdadero pelmazo, con todo lo chicleozo, con todo lo pesgostozo que puede ser, el ir hacia un lado embarrando al otro lado y viceversa, de sus propios emplastes; hablar de capitalismo y libertades económicas sin dejar de vocear ¡justica social!; o hablar de socialismo sin dejar de invitar a la empresa privada a participar, de invocar a la "señora Piedad" para que aparezca la inversión privada, de nombrar al capitalismo pero poniéndole adjetivos dulces, como "capitalismo democrático", "capitalismo nacionalista", hasta el extremo de alguien muy trastornado que habló de "Burguesía revolucionaria", ¡Por Dios!
Este lenguaje floripondio, tipo Teodoro Petkoff, solo quiere distraernos de los efectos perniciosos de "las leyes del mercado" las cuales nos tienen machucados, o de frases como "esa es la única ruta a un cambio en paz", en fin, nos entretienen del fatalismo socialdemócrata que le ha servido de trampolín a todos los oportunistas aspirantes provenientes de la llamada izquierda; de esa cosa amorfa que ahora se llama izquierda, por oposición a esa otra cosa que llaman neoliberalismo, donde se confunde hasta el mismo Joseph Stiglitz, al oponerlo al liberalismo dieciochesco de la revolución francesa, lo que no deja de ser otra manipulación de un romántico que sigue creyendo en el "capitalismo democrático" en pleno siglo XXI, el siglo que ha develado la urgencia de optar entre revolución socialista o barbarie, peor aún ,… revolución o muerte de la especie (y esto no es un discursito)
Lo que ha demostrado la historia y la experiencia es que el capitalismo no tiene control, si no se lo controla del todo, si no se lo demuele. La crisis del 2008 parece que no aleccionó a Stiglitz, pero mucho menos al resto de los "científicos liberales", incluyendo al "economista criollo" y sus siameses del canal del Estado, primos y hermanos, justificadores de los disparates de Maduro y su equipo político-económico… En su mayoría están infectados de capitalismo… de "la lógica del capital", diría Chávez.