En la Navidades pasadas nos quedamos esperando el pernil que no llegó y el que llegó, fue poco para pocos, pero seguimos adelante con pernil o sin pernil, la vida del venezolano continuó donde lo agarrara la esperanza de sus días, adentro o afuera, sino da igual, supone muchas alternativas, unos bien afuera, otros bien fregados en el país, o lo contrario, bien adentro -aunque sean pocos, lo más seguro- y mal a fuera que hay que pasar, sino las de Caín, parecidas, pero como para eso nacimos, para luchar por lo que más nos conviene, aunque nunca lo logremos, insistimos, que no todas tienen que ser malas y, ponernos de acuerdo cuesta, por más que tratemos de buscar el diálogo, unos entienden y otros no, y seguimos como el que no, metidos casi en la finalización de este 2019, un año más en tu vida, si seguimos la canción y, con todas las dificultades que ha tenido que pasar el venezolano que se quedó, que prefiere aguantarlas acá y no en otra parte lejana y, menos de quienes no se lo merecen, ni pueden tirar la primera piedra, ni que se esté en los Estados Unidos, que ellos -no sé, si todos- puedan comerse un pavo que es lo de ellos que, lo de nosotros es cerdo, o cochino, como marrano es puerco y engorda.
Y sin que me quedé nada por dentro, si tuviera que migrar, seguro estoy que, no me iría a ninguno de estos países del Continente Americano y, empiezo con Colombia, y sigo con los Estados Unidos y Canadá, tampoco entre ellos, Brasil, Perú, Chile, Ecuador, Bolivia, Costa Rica, Panamá, Paraguay, pero, hay otros que ni los nombro, incluyendo islas y sólo unos tres o cuatro me atraen y, dale que allá me sentiría como en mi casa, pero los nuestros no, se van a lo primero que consigan y, mudarse ni eso, aunque muchos han regresado y arrepentidos no están como si lo están de haberse ido, porque como dice la canción, el que se va no hace falta ..., que cuando uno llega a otros países y se consigue con hombres, mujeres y niños de los países que no iría a vivir que son de allí, con eso me basta para coger el sartén por el mango y, poder decir, ni loco, salvo que me quiera embrutecer y no aspire a superarme y, no sólo ganar para comer y recrearme como lo que soy, un triste paria, entonces, no y, no, y como dice un paisano, si es de irme: me iré, para el carajo viejo, lo más seguro, ¿se imaginan?
Si estuviera en Brasil, tendría que calarme, para mi mala suerte y rabia triste, a Bolsonaro, el insípido, homofóbico y racista, deslustrado presidente por obra y gracia de las redes que lo que no enreda se pervierte en la ironía de los obstáculos que nunca faltan y, ese brillante mandatario del Estado de ese país cuando, fue increpado por un periodista por el comportamiento de su hijo Flavio el senador que investigan por presunto lavado de dinero y desvío de fondos públicos, en respuesta consiguió que, el presidente Bolsonaro le soltara con una sonrisa nada navideña, "tú tienes cara de homosexual terrible", para después agregar: "Y no por eso te acuso de homosexual", es decir, lo descubre y no lo afirma, ¿esa puede ser la respuesta de un presidente acosado, para evadir lo que en sí pudo haber hecho el hijo?, apelar a lo homofóbico para herir o dañar, la personalidad del periodista, que se ganó lo suyo trabajando y, sólo eso, sino que a otro periodista que le preguntó si el tenía comprobante de una suma que prestó, le respondió lozano, "Pregunta a tu madre si tiene el comprobante que le dio a tu padre, ¿vale?". Han de creer, entonces, qué más le dijo, pues, cállense, se pueden callar. ¿Y, porqué no te callas -lo recuerdan?
Pero como no todo puede ser amargura, run runes trágicos, noticias opulentas y desabridas, quizás, con oprobios amarillos y dale que más hay, pero hasta ahí, podemos imaginar y hasta pensar bien pesado, que, unos cuantos millones de venezolanos, tienen medio Petro, se pusieron en su tercer mes de aguinaldo, y masticarán con mucha paciencia y un poquito de alegría, aunque sin buenas bebidas por caras para eructar después, le echara dientes a su pernil que, aunque sea asado al sol sin origen de criadez que lo ubique, que después viene rodando el segundo bono navideño, atrasado, pero dicen que llegará y, limpio como estamos, las hallacas y el pan de jamón queda a proceder de los que más tienen, aunque no mucha consideración, comerán ellos, mientras, será otro veremos que queda en lista de espera para el Niño, Niño chiquitico, que algún día se acordará y procederá por la inmensa mayoría de los que estamos pelando, pero vivitos y coleando con una serie de perspectivas que sí no todas, una de las tres sea posible, y sino la oportunidades que vengan que, esperando seguimos como buenos esperanzados y, si el hombre del bigote, que muchos sabemos quien es, tiene su palabra empeñada y, palabra empeñada son razones para cumplir, eso sí sin mentiras. Y que más nos queda, esperar el Niño, que sin estrenar me quedaré, que si no nos trae nada es una razón más para seguir ..., sino es un desmemoriado.