Este sí que en verdad un jarabe amargo, que me niego a tomar…ni siquiera verlo en la botella. El Presidente tiene sus cosas: es un hombre de temple. Cuando dice voy a trepar a esa montaña lo hace, aunque ésta sea de hielo. Se ha enfrentado con todos los problemas de una sociedad que estaba sometida a los designios de la vieja oligarquía recalcitrante. Cruda y cruel. En carne propia, el Presidente ha sentido los latigazo de los vende patria, de los asesinos de pueblo y esperanza, que no adoran otra cosa que el dinero Una oligarquía que no tiene otro fin que la sumisión al imperio estadounidense, sin importarle jamás la pobreza, la falta de educación, la salud y el bienestar de los venezolanos.
El Presidente ha una víctima de estos mantuanos, que no respetan, que se burlan de la majestad presidencial, que utilizan la cobardía detrás de cámara para desdibujar los efectos positivos de una Revolución que se las trae. Son alimañas asomados a la traición, rindiéndoles pleitesía a todos esos malandrines capitalistas, que ofrecen baratijas por el suelo patrio y que consiguen en ella, pérfida y traidora, sus mejores lacayos Esta oligarquía mantuana, la misma que se pasea por toda América Latina, causando atropellos a los pueblos, esclavizando a los pobres, segregando a los aborígenes, ha tenido un enemigo histórico durante más de setenta años. Él es el PC. Luchador imbatible, héroe que como el Ave Fénix se ha levantado de las cenizas cuando ha caído para regresar con más ímpetu a dar la frente sudorosa de guerrero eterno. El PC ha sido el eterno adversario de estas lombrices inoculadoras de veneno, que dañan al campesino, al citadino y a quien sea, extirpándole el grito en el esófago, para que calle y sea sometido, como lo dijo el imbécil y paralítico cerebral llamado Ramón Escobar Salóm en el vergonzoso golpe de Estado de abril de 2002. Él es un oligarca, y a ellos, aquí en Venezuela, es que el PCV ha enfrentado con bolas, sin miedo.
Ser del PCV ha sido algo más que un orgullo, sobre todo en aquellos terribles años sesenta, cuando el hermafrodita llamado Rómulo Betancourt se entregó cuan corista al imperio estadounidense, por cuarentas denarios. La oligarquía venezolana, ha sido la rata, que ha roído por las cloacas durante años, evitando el encuentro con el PCV, que la ha enfrentado en los terrenos más duros de la política. Por eso nos duele que el honorable PCV vaya a disolverse, como una nota de réquiem quejumbrosa, al margen de un proscenio vacío: sin alma, donde las voces no vuelvan a escucharse jamás. “Pa` lante camarada” El PCV no debe caer. Su nombre es sinónimo de lucha de clase. De amaneceres, de montañas, de oscuridad, de “conchas”, de torturas, de muerte y silencio. El PCV es como esos monolitos donde se estampan los nombres de los que luchan siempre. El Presidente tiene razón al llamar al partido único, para evitar tanta rochela, corrupción, amiguismo, cuanto hay pa´ eso y otras vainas, que perturben el sano progreso de la Revolución, que nos llevará al socialismo del siglo XXI, pero el PCV…¡No por favor, Presidente!
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