Hoy vivimos en una sociedad del conocimiento, quiérase o no estamos sometidos cada vez expuesto a la información, el conocimiento, a las opiniones públicas, estamos en la esfera de la noosfera, de la conciencia planetaria, contemplamos nuestra propia historia y las del mundo, las actividades humanas y las actividades sociales, de los países y pueblos, hoy las distancias se han estrechados, vivimos como dijo McLuhan en una "aldea global", se hace difícil no ver las consecuencias de las actividades del antropoceno, de las acciones humanas, de los medios de comunicación e información. Por todo lo anterior se hace difícil no ver lo que pasa, por ejemplo, los tsunamis, los terremotos, la crisis económica, los accidentes nucleares, el riesgo a las que están sometidas las sociedades y sus respectivos medios ambientes. Pudiéramos pensar que estamos colapsando, que vamos a morir, que nos espera el Apocalipsis.
Sin embargo, no podemos descartar que vivimos en un mundo interdependiente, la biodiversidad lo hace evidente, las especies lo atestiguan, el planeta lo señala con señales de auxilio, menos la terquedad de los sistemas políticos económicos y su sistema productivo que no requieren reconocer esta desgracia a cargo de las corporaciones transnacionales, sobre todo aquellas sociedad desarrolladas donde predomina las economías de mercado, donde los países capitalistas centrados en la ideología del homo economicus, en el individuo egoísta personalizado en el capital, todo es mercantilizado, inclusive la naturaleza y la sociedad, todo es sometido a las leyes de la economía del mercado, a la oferta y demanda, a la que se le quiere sacar provecho económico hasta el agotamiento, es difícil en tal medida que ellos, valoren la vida y su diversidad además de su fragilidad, cuando todo está sometido a extraer el mayor provecho de acuerdo el calculo económico de la ganancia.
La biodiversidad y sus cuerpos están siendo sometido a las mas altas tensiones para la sobrevivencia, el espacio de vida está siendo invadido, depredado y cuando no destruido, el planeta no soporta tanta destrucción, el antropocentrismo propio del capitalismo en que se cimentó la cultura en oposición a las relaciones socio-naturales, trata de destruir las relaciones sociocéntricas, ellas viene retrocediendo, la evolución retrocede. El planeta se vuelve mas frágil, la vida social se hace frágil, digamos que los hombres y mujeres en sociedades clasistas se ven al igual como si fueran en estado natural, en competencia, esto representa retrogradar en la historia natural y social, que nos espera refugiarnos o en su defecto aislarnos cada quien en sus propias viviendas.
Políticamente este clima de retrogradación social coloca al hombre en una situación de lucha, contra las fuerzas que lo dominan, contra ese antropocentrismo devorador del capitalismo, ese patriarcado que se eleva por encima de su naturaleza social, que domina la economía como base social, fundamento de la existencia social, de modo que hasta el mismo ego del individuo social se ve en riegos, el tarde o temprano se revela contra aquellas fuerzas invisibles del mercado, que amenazan su existencia social, individualmente se manifiesta contra esas fuerzas egoístas que amenazan extinguirlo socialmente. Si no actuamos colectivamente no sobreviviremos socialmente. Tenemos que cambiar las leyes de la sociedad, de la economía y la política.
Comprender que vivir socialmente es una necesidad humana, es necesidad del individuo social mas allá de su egoísmo, es trascender su naturaleza propia, elevarse por encima de su estado natural ha sido la tendencia de la historia, es la sociabilización en defensa de la vida social, eso implica ir mas allá de aquellas fuerzas sobrenaturales (del mercado y la sociedad) que lo frenan en su realización social. La convivencia social se plantea entonces como necesidad vital, no puede haber economía ni política que impida esta necesidad, por cuanto que ellas deberían estar atendiendo sus propios requerimientos a su medida, responder su propia estructura.
Superar esa visión antropocéntrica, del homo economicus, del ego depredador y devorador de la vida, es una tarea urgente, implica trascender nuestra propia naturaleza, desprendernos, solidarizarnos, fraternizar con la propia naturaleza social, es ir en su búsqueda, en su apoyo para salvar la humanidad, en socializarnos, agruparnos para defendernos como especie, como biodiversidad, esta responsabilidad es compartida, es corresponsabilidad de las etnias, de los géneros, de los pueblos, de las naciones, de los países, todos los oprimidos que quieren defender la vida en el planeta, asumir la fragilidad del planeta.
Desde este punto de vista nace una visión de ecodesarrollo y codesarrollo bajo una visión interdependiente, que tenga como prioridad la protección de la vida, la biodiversidad así como la dignidad humana, la dignidad social, su mantenimiento y conservación, sustentable y sostenible en un medio cada vez mas sociocéntrico, donde el eje de la vida prive por encima de los intereses del antropocentrismo.
Por el camino que vamos del neoliberalismo como hegemónico en el mundo nos coloca en la posición de sobrevivencia ante la barbarie, de las leyes del mercado, de la subsistencia, del agotamiento en el trabajo, estamos moribundos en la sociedad de la competencia, del antagonismo entre el capital y el trabajo, entre el primer mundo y el tercer mundo, el primero amenaza la vida y su biodiversidad, la naturaleza y la sociedad.
No es una quimera enfrentar ese sistema productivo, un sistema que se hace hostil al hombre y la sociedad, que amenaza la cultura, que amenaza a los pueblos, enfrentar a las elites que dirigen esos sistemas productivos corporativos no es una ilusión es la propia vida que los enfrenta, hay que hacerles entrar en razón, las fuerzas sociales en masas deben hacerle entrar en consciencia, somos un solo mundo, no hay uno ni dos ni tres un solo mundo y es es interdependiente y fragilidad, por eso debemos avanzar mediante el conocimiento para sensibilizar la consciencia planetaria.
Una vez asumido el compromiso por la vida, la corresponsabilidad por la defensa de los vivientes y sus cuerpos, se hace necesario restablecer la economía social, la economía basada en la cooperación y la interdependencia, colocarla en el centro de la sociedad como fundamento de vida social, de creación de condiciones de existencia social, en armonía con la naturaleza, ella debe asumir los ejes del sostenimiento de lo natural y lo social.
Por todo lo anterior, es imprescindible revisar las relaciones sociales de trabajo del sistema productivo, las relaciones sociales de la vida social, revisar en ellas, los elementos antropocéntricos, patriarcales que impiden el desarrollo, de allí transformar los sistema productivos, hay que sociabilizar y socializar los sistemas productivos, hacerlo amigables, restablecer su condición humana, la palanca de la transformación de la sociedad y la cultura sustentado en el trabajo social.
Hay que someter al análisis el sistema productivo del sistema capitalista mundial tal cual se nos presenta en su sistema antropocéntrico y patriarcal, su sistema productivo es incongruente con la vida y su biodiversidad, con la sociedad y la cultura, su lucha por expoliar los pueblos los ha hecho genocidas, además de femicídas, no solo atenta contra la naturaleza sino contra la segunda naturaleza, la mujer a quien la primera ha dotado del privilegio de reproducir la vida, a quien arrebata el derecho a la vida, somete a los pueblos al hambre y la extinción.
Asimismo el sistema productivo capitalista se nos presenta con la arrogancia de superioridad sobre todos los pueblos periféricos del planeta, a la cual ha condenado al atraso y la miseria, todo bajo el manto de euroamericanocentrísmo, no concibe la vida fuera de este marco, de este contexto, siendo así trata de modelar las relaciones internacionales, con patriarcalísmo, con una dominación propia de relaciones primitivas en la historia de la conquista y la colonia, al mismo estilo de la lucha del macho en competencia en la naturaleza.
Hay que repensar el sistema productivo, repensar la economía, sus sistema de relaciones socio-ambiental para hacer posible una producción sostenible y sustentable, evitar el choque estructural de los elementos internos del sistema, los limites humanos, la finitud de los recursos, el agotamiento social, no sacrificarlo a la lógica capitalista del expansionismo, del crecimiento económico ad infinitus, desconsiderando los limites de la naturaleza que menoscaba su capacidad de regulación.
La lógica del sistema capitalista nos lleva reflexionar en términos del mercado, para que se produce, para quien se produce, cuando se produce, donde se produce, porque se produce, si la respuesta esta enfocada en términos monetarios simplemente, en términos de calculo de mercado, a las ganancias exacerbadas o sencillamente ha de responder a las necesidades humanas, de los derechos sociales, de los derechos humanos, desde ese punto de vista hay que reflexionar el sistema productivo.
Debemos eso si, colocar a la economía, a la ciencia económica al servicio de la vida social, colocar política al servicio de la vida social, para eso hace falta colocar la ciencia, toda la cultura al servicio del hombre, la sociedad y de la naturaleza para su recreación.
Urge pues defender la naturaleza, defender la vida, defender los hombres y mujeres, la biodiversidad, la sociedad y la cultura frente a ese sistema productivo capitalista que menoscaba la existencia del planeta, que amenaza su propia existencia, que tensiona la vida, perfora la capa de ozono y es testigo, los bosques incendiados, la tierra desertificada, los pueblos huyendo de la violencia, de las masacres genocidas, todo esta amenazado, la existencia de armas de destrucción masiva preveen el Apocalipsis, sobre todo cuando las potencias capitalistas en su pretensión de saquear los recursos del planeta que ponen en vilo al mundo.