Ahora bien, debemos preguntarnos: ¿Por qué esta infame guerra, injusta y
criminal, sin un sentido común? Hoy en día la podemos explicar bajo varios
orígenes, uno, las guerras con fines de conquista y explotación las dan los
imperios y un ejercito poderoso jamás se tiene guardado o para exhibirlo en
los desfiles. Ejército y tentación guerrera. En este caso el imperio
norteamericano sufre de la tentación de apoderarse del petróleo del mundo,
son elementos conexos. Estados Unidos no tiene enemigos en el mundo
desarrollado, Rusia es ahora una Republica bananera y Europa o Asia
desarrolladas desdeñan los ejércitos y los conservan casi por ceder a la
tradición. No hay retos para el poder de los Estados Unidos en las zonas
boreales de la tierra como ocurrió cuando existió la URSS.
Pero, el llamado tercer mundo tiene en sus entrañas muchos conflictos y
contradicciones que atraerán hacia sus territorios la intervención militar
del aparato que se acuartela entre Nueva York y San Francisco de California.
El peligro que significó para Estados Unidos el comunismo de ayer, hoy lo
representan los movimientos sociales, revolucionarios del tercer mundo,
armados o no, que enarbolan la bandera de la rebelión. Desde el medio
oriente, donde los fundamentalistas levantan serias inquietudes en
Washington hasta nuestra América del Sur donde ya palpitan las fuerzas que
sepultaran mas temprano que tarde al imperio norteamericano. No hay la menor
duda, pero para ello debemos preparar los flujos y reflujos de la revolución
y la táctica, esto relativo a la capacidad para saber encontrar en cada
situación y en cada momento las tareas principales en las cuales es
necesario concentrar todos los esfuerzos, y, al mismo tiempo, las tareas
auxiliares y secundarias, las cuales exigen tener un fundamento cientifico
social. Todos debemos poseer un conocimiento objetivo del proceso particular
de cada situación y trabajar dentro de una política unionista, capaz de
fortalecer la integración de defensa, al menos las que se inician dentro de
las republicas bolivarianas. Mientras no tengamos asegurada la unión,
mientras nuestras republicas se mantengan en ese estado de debilidad,
mientras todos estemos vacilantes y nuestras opiniones no sirvan no más que
para dividirnos y mientras las pasiones se agiten por simple emoción,
nuestros enemigos filtraran y aprovecharán para animar y ponerse servilmente
al servicio de imperio. Estemos claros, para la construcción del nuevo
socialismo del siglo XXI tenemos que ser fuertes y construir el partido de
la unión socialista, no solo el nuestro, sino también el de las otras
republicas bolivarianas, cosa de cultivar las virtudes y los talentos para
defendernos de lo que se nos viene encima. (Continuará…)