El gran chantaje de Maduro y el poder popular

De la forma como se presenta en el país el conflicto por el poder, cada grupo nos dice que escojamos entre Maduro y Leopoldo López, o habrá violencia. Al fondo presienten algo pero que solo se dicen en el pensamiento, y en tono de burla: "si no escogen entre Maduro y López habrá una revolución socialista"... Es claro que Maduro (y el madurismo) le teme a una solución revolucionaria y socialista tanto como la misma derecha pitiyanqui, ahora representada por el mago escapista Leopoldo López (no importa el personaje que los represente, detrás del monigote que escojan en la Casa Blanca estarán todos los demás haciendo coro).

La política actual se ha degradado al estadio del chantaje. El madurismo es incapaz de proponer acciones que vayan directamente al fondo del problema, el capitalismo. Hasta ahora ha tratado de mantener separados (con relativo éxito) sus dos discursos fundamentales: el que promete oportunidades y ventajas al capitalismo inversionista, y el que se reserva para mentir y capturar a sus electores chavistas ofreciéndole un socialismo caído del cielo que nunca llega.

Hace unos días decíamos que el gobierno de Maduro era capaz de "decretar el socialismo" dentro de la Asamblea Nacional, como un acto insulso de demagogia, típico de su lógica y su moralidad, pero se nos adelantó a esta idea absurda. Como si nos leyera la mente, acaba de ordenar al GPP "organizar el poder popular", después de 8 años de machacarlo con una piedra junto a todo lo hecho por Chávez, paralizándolo con amenazas, metiéndole miedo a la gente con la violencia, convirtiéndolo en tontos "emprendedores" marginales y en marginados... En este punto es donde uno se pregunta ¿qué será para ellos "poder popular"? o mejor aún, ¿con que clase de "apoyo popular" cuenta Maduro como para que ordene una cosa tan disparatada… y le crean?

Para que su propuesta de organizar el "poder popular" tuviera algún sentido Maduro debería, primero, frenar sus planes de privatización, ocultos dentro una selva de legalismos, salidos de bufetes o de la mente perversa de Hermann Escarrá, y comenzar a plantearse una resistencia real, organizando a los trabajadores para la producción, distribución y mercados, ¡para la guerra!, confiscando la economía de manos de los privados conspiradores.

Si quieres un "poder popular" verdadero y activo, ¡organízalo para resistir a los ataques de su enemigo!... que es el poder del dinero. Pero nadie en este país de pobres puede "hacer resistencia" a los ataques de un enemigo político fantasmal, que nos embrolla con su parecido con el gobierno, o sea, cuando es fortalecido y apoyado por el mismo gobierno. Como se ve, "la política" se degradó y "el pueblo" con él; solo quedan los carapachos vacíos de esos conceptos brincando de frase en frase, de discurso a discurso.

Lo único que moviliza hoy a eso que llama el gobierno "poder popular" es el chantaje, es el miedo reactivo por lo que pueda pasar en las calles. A través de sus voces autorizadas, en la otra acera los gringos llaman al pueblo a tomar la calle en contra de la dictadura de Maduro, pero más de la mitad de ese pueblo le teme a lo que la derecha de López pueda hacer con nosotros si toman el poder. Es decir, Maduro se ha ocupado de fortalecer ese miedo, pero sobre todo ellos, la derecha pro gringa, con sus propias amenazas, con su racismo clasista y desprecio por los pobres. Es así que en un ataque de pánico como el que estos bichos vaticinan nadie piensa; se desactivan los sentidos y se olvida por un tiempo al hambre y el olor a muerto en la casa del vecino. En rigor, este no es un pueblo que resiste, más bien aguanta callado y muere durmiendo, en silencio.

Justo después de que Roland Carreño (un ser pusilánime de más) confesara la compra de armas para la conspiración, el presidente denuncia dos ataques "terroristas" seguidos, a las refinerías de Amuay y el Tablazo. El "estado de asecho" se constata en los ataques –a refinerías destinadas en estos días a resolver al problema del abastecimiento de gasolina –. Roland Carreño confiesa, pero luego de que los trabajadores de Amuay denunciaran que el famoso misil había sido en realidad una sobrecarga de una de las torres de destilación por falta de mantenimiento o impericia de los ingenieros iraníes…etc. ¿Hasta cuándo será ese jueguito con la mentira goebbeliana, ese bendito chantaje para esconder sus trampas con las privatizaciones?

La violencia es el gran chantaje y el sustituto de la política, puesto que los dos bandos tienen el mismo objetivo político: privatizar al país, hacer del territorio nacional un coto de caza de capitalistas, nacionales… y extranjeros.

Según las acciones efectivas del gobierno, pareciera que el enemigo somos nosotros, que tenemos que trabajar sin chistar, sin protestar, sacrificando nuestras vidas para los que más tienen, ¿y además sacrificarnos con los gringos… ¡por ellos y sus cómplices!? Creo que lo justo sería que resuelvan sus PROPIOS asuntos con la Casa Blanca, en cadena nacional o escondidos; que negocien su salida y se vayan; nosotros estaríamos idénticamente jodidos con Maduro como con los guaidoses o los López, no hay ninguna diferencia.

Pero sin ellos; aclarado el panorama POLÍTICO, estaríamos libres de confusiones y dispuestos a resistir en el combate frente al capitalismo, a tejer de nuevo la red social sobre el interés común, el interés de las mayorías que nada tienen: a levantar un verdadero poder popular sobre una base verdadera y sólida.

Sin justicia nunca habrá paz social, por eso debemos retomar el Plan de Chávez, el cual es una guía para la construcción del socialismo desde nuestra propia realidad, la única y verdadera solución a nuestros males: ir en contra de la lógica del capital.

¡Sin justicia no puede haber paz! ¡Volvamos a Chávez!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2736 veces.



Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

Visite el perfil de Marcos Luna para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Marcos Luna

Marcos Luna

Más artículos de este autor