Si hay una relación que es una verdadera dictadura, esa tiene que ser la relación de pareja y, bueno, por mi condición heterosexual, la conclusión obvia es que vivo con una dictadora.
Desde que comenzamos a dormir juntos, a mi tocó el lado izquierdo de la cama. Con el tiempo esto se transformó en una ley de inexorable cumplimiento y con lo queme sentía muy cómodo. Lo mismo si íbamos a un hotel que si visitabámos a algún familiar, siempre me tocaba el lado izquierdo. Invariablemente.
Más tarde vendrían los problemas prostáticos, por lo que debía dormir lo más cercano posible del baño más cercano, solo que la mayoría de los baños parecían estar más cerca del lado derecho y mi enconada enemiga no parecía nunca dispuesta a facilitarme ninguna concesión.
Con el correr de los años fui aumentando de peso, ¡tampoco era una cuestión del otro mundo!, y el lado izquierdo fue hundiéndose más que el derecho. Sin embargo a cada solicitud para cambiar de posición, le sobrevenia un rotundo NO acompañado de un "¡no se queje tanto, carajo! O sea, que tenía que morir callado!
Mis quejas, que han venido in crescendo, pero acompañadas de soluciones, sin embargo, han caído siempre en el vacío. Muchas veces le he propuesto darle vuelta al colchón y poner la parte de arriba pa' bajo y la de abajo pa'rriba. "Te dije que no" , es la respuesta parca que recibo.
- Bueno, entonces pongamos la derecha pa' la izquierda y la izquierda pa' la derecha, pa' ve si puedo dormir mejor en las noches, mi amor," le he rogado varias veces.
- ¿Entonces que me joda yo?. Deje el quejimbre y trate de dormir! fue toda la comprensión que conseguí de su parte.
En uno de estos días amanecí con una puntada en el costado derecho. Al examinar el mocho colchón pude advertir que un resorte se había soltado y la punta enroscada por poquito me perfora el pulmón derecho. Alguien me dijo que ese modelo de colchón venía con ese problema, que lo mejor que podía hacer era intentar cambiarlo; mas cuando le plantee a mi mujer la posibilidad de cambiar de colchón ya que, además del dolor en el pulmón, son muchas las noches que llevo trasnochandome en mi lado izquierdo, solo obtuve como respuesta:
- Usted chilla más que el colchón. De seguir como una plañidera usted lo que tendrá que hacer es cambiar de escenario", sostuvo con un aire de sobrada.
Por cierto, barajando escenarios, veo un par de ellos: uno, mantenerme trasnochado en mi lado izquierdo del colchón, soportando el desaprecio de mi consorte, y dos, cambiar de colchón; porque pensándolo bien con solo cambiar el colchón podría obtener nuevas posibilidades de acompañamiento, es más.
Mientras nada de eso ocurra, sí, reconozco, sigo siendo un trasnochado durmiendo en el lado izquierdo del colchón que, para nada se podría decir que es un "paradise", o sea!
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