La Propuesta es Avanzar en la Transición al Socialismo Revolucionario

LA PROPUESTA ES AVANZAR EN LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO REVOLUCIONARIO

Agustín Calzadilla

Caracas, 12 de febrero, 2021

A la Brigada José Aquino Carpio/Carlos w. García

(OR/Liga socialista)

¿Dónde está el Maestro Carlos Lanz?

Hoy retomamos nuestra participación en la página Aporrea org, para la cual escribí algunas notas en la época de la derrota táctica de la Reforma constitucional de Hugo Chávez, en 2006/07; claro está, bajo mi sola y única responsabilidad, asumiré aquí, las mismas posiciones político/ideológicas con las cuales he venido cabalgando por la vida tanto en teoría cuanto en la praxis; siempre con mi conciencia reacia a todo esquematismo, dogma o lealtades a priori sin la debida reflexión y análisis crítico de la compleja situación política concreta.

Pretendemos, pues, retomar la teoría marxista en problemas y temas estratégicos fundamentales que la ideología colonial imperialista, sus cómplices, sus falsos apologistas, han deformado al extremo de generar confusión y desesperanza.

Y ya que hablamos de la reforma Chávez de 2007, por cierto muy olvidada, junto a la también Propuesta de gobierno 2013/19, esa que presentó el comandante, con una introducción (omitida en el documento oficial) de su puño y letra; es porque allí, en ambos trabajos, están presentes relevantes coordenadas para transitar al socialismo revolucionario desde el capitalismo periférico dependiente y rentista. Todo lo cual, tomamos como guía, para el estudio, reflexión y debate del pueblo pobre y trabajador que bien busca alternativas revolucionarias con que salir de la crisis global capitalista y, de su cara interna, que se nos presenta como un conflicto estratégico de hegemonía.

Estamos en presencia de un proyecto imperial que se hizo planetario y hegemonista tras la caída del colectivismo burocrático soviético y con el, la destrucción del Estado capitalista de bienestar occidental por la oligarquía del dinero y el nuevo modelo de acumulación global de mercado total con su impacto perverso y letal en el ser humano y la naturaleza.

No obstante, esta oligarquía globalista, criminal, guerrerista y plutocrática, acostumbrada a sus anchas, a violar el Derecho Internacional y a imponer la Ley de la selva y su cultura de la muerte en el ámbito planetario, está hoy atrapada en sus contradicciones; no tiene salida alguna en el marco del sistema del capital. Entró en una crisis sistémica terminal y, por más que lo intente, no logrará revertir su caída sino al alto costo político de generalizar el terrorismo de Estado planetario o de atreverse a instaurar un estado de sitio prolongado de guerra convencional y no convencional en los cinco continentes, en los cuales yacen un millar de sus bases militares o bien, desencadenar una hecatombe nuclear.

Bien lo saben: el globo terráqueo no soportará más que el 1% de supermillonarios individuales y corporativos detente la riqueza de más de 90% de la población del planeta y pretenda su dominación total. Pobreza, miseria y exclusión que crece y se multiplica.

La dominación política, pues, aunque siempre está disfrazada de democracia ha sido un hecho más o menos evidente, más o menos notorio en el mundo relacional de las sociedades humanas. No ocurrió así con la explotación del trabajo ajeno, que por mucho tiempo permaneció oculta y se llegó a aceptar como "hecho normal" hasta tanto Marx, en la segunda mitad del siglo XIX, descubre el secreto burgués del proceso de acumulación capitalista: explotación por succión de la plusvalía generada por los obreros en su tiempo de trabajo impagado. Tenemos así, que Dominación política y Explotación económica, son entonces las dos caras de la misma moneda burguesa.

Somos optimistas, no podrá jamás el imperio revertir su caída: porque no es ningún secreto que ya está perdiendo el control del mundo frente al eje geopolítico euroasiático de Rusia/China mientras se está produciendo la caída del dólar y un inminente traslado del sistema del capital al lejano oriente. Como se sabe, emergen grandes y medianas potencias que buscan regular sus relaciones y conflictos en el marco del Derecho internacional; nuestro planeta tierra, degradado por la explotación irracional de sus recursos y las pandemias, demuestra que solo puede globalizarse en paz, en ejercicio de la solidaridad, en fin, en respeto del metabolismo social entre el proceso de trabajo humano y la naturaleza, tal como apuntaba Marx.

Así pues, la modernidad capitalista y las tareas que le asignaron sus mentores de la ilustración racionalista, están irremediablemente agotadas sin lograr sus supuestos objetivos "liberadores"; la prosperidad social capitalista, en nombre del mito occidental del progreso infinito capitalista, simplemente, fracasó; trabajadores, mujeres, afrodescendientes y otras minorías oprimidas, todavía están en pie de lucha por sus respectivas emancipaciones. Todo ello, indica a las claras, que la modernidad no ha sido aún superada por una supuesta posmodernidad de variopinta ideológica y tecnocrática; antes bien, la modernidad capitalista llegó a su plenitud con la planetarización unipolar estadounidense del american wife of life para entrar, ahora sí, en su crisis final. La prueba y símbolo del derrumbe la tienen en la toma del Capitolio por los wasp de Trump, que dejó fracturada la sociedad estadounidense de abajo arriba y de arriba abajo.

En Nuestramérica, de su parte, aún está vigente el brutal derrocamiento del valiente camarada Salvador Allende en el Chile de 1973; fresco en la memoria, el criminal exterminio de revolucionarios y revolucionarias de la Unidad Popular. Estos camaradas habían intentado, y de buena fe, un cambio pacífico de acuerdo con su normativa constitucional. Y, como bien lo sabemos, concluyó con una salvaje respuesta militarista y fascista del imperialismo: la Operación Cóndor.

Una vez más se comprueba que en toda política capitalista se da lo que denominé en mis notas el ciclo perverso burgués que gira, o que va, de la "democracia" liberal a la dictadura abierta y criminal para entonces de aquí, según indique la relación de fuerzas en la coyuntura concreta, y controlado como fuera el peligro de revolución social, volver de nuevo a la democracia burguesa restringida y tutelada por el imperio, tal y como ha ocurrido en el cono sur y hasta más allá.

¿Funcionó el pluralismo político-ideológico en este intento del pueblo chileno de llevar a efecto un cambio pacífico en las relaciones de explotación burguesas? ¿Funcionó el Estado de derecho? ¿Y el principio de la legalidad, qué tal? ¿Y qué decir de los valores humanos de libertad, igualdad y fraternidad? ¿Y dónde carajo quedó la democracia pluralista y constitucional? ¿Me podrían responder? ¡Hipócritas¡

Las Reformas, entendemos, son necesarias; pero solo en tanto tienen un claro rumbo estratégico; ahora, si las invade el oportunismo se convierten en rémoras de subsiguientes fracasos tal y como ha venido ocurriendo en estos últimos años en América Latina con los procesos de comienzos de siglo, que, en su primer ciclo u oleada, encabezó Hugo Chávez.

Todo indica que en la región latinoamericana se da un nuevo ciclo progresista que irrumpe en el escenario con impresionante fuerza subversiva de calle; precisamente, en el Chile del criminal Piñera; en la Colombia, del genocida Duque; Perú, de rotación continuada de gobiernos tan inestables como represivos; hasta el pequeño Paraguay, de maulas y contrabandistas, cuentan, entre otros países, tomados férreamente por la derecha más recalcitrante y neoliberal que hoy por fortuna se derrumba.

Habría que preguntarse: ¿aprendimos de los errores? Respondo: está por verse. Pero somos optimistas: sí es posible incluir la revolución en el orden del día, pues, las democracias burguesas tanto imperialistas como periféricas están definitivamente agotadas. No es como dice el social/liberalismo, que niega la posibilidad objetiva de avanzar al socialismo revolucionario en las actuales condiciones del capitalismo globalista hegemónico y, prefieren contentarse, con una etapa previa de supuesto desarrollo de las fuerzas productivas abrazados a métodos propios del más salvaje sistema del capital.

El proyecto político nuestroamericano requiere redescubrir la teoría marxista vinculando ésta, a concretas condiciones socio-históricas y a una decidida voluntad política revolucionaria. Porque todo esto seguirá bajo la "nueva normalidad" del status capitalista imperante si el liderazgo, en el orden del día, no se propone romper el espinazo a la trípode base de sustentación de la dominación burguesa: el complejo de relaciones sociales que se manifiestan en lo político, en lo económico, en lo cultural/ideológico y su correspondiente sistema de valores hegemónicos.

En esta angustiosa búsqueda de la transición para el socialismo del siglo XXI, se presenta la necesidad real de tener plena conciencia de los alcances y límites de nuestros procesos de cambios; el imperativo es avanzar, aún en medio de tantos obstáculos y bloqueos que tiende el enemigo imperialista; de ahí esas repetidas regresiones de la variopinta ideológica progresista social/liberal que recién ha gobernado la Región Nuestramericana.

Pero hay algo más peligroso aún: proponerse, sin más, la imposible tarea de humanizar la explotación sin abrir una clara perspectiva al avance socialista revolucionario, retrogradando así, a un programa "nacionalista" de vuelta a un fantasmagórico "Estado de bienestar" y no al "Democrático y Social de Derecho y de Justicia" que pauta la Constitución bolivariana cuyas limitaciones de origen han permanecido, no obstante, su marcado acento antineoliberal. Ya sabemos, que la fenecida Constituyente, convocada en mayo de 2018, perdió fuerza social y se desinfló en negociaciones sin abocarse a profundizarla, tal cual estuvo previsto en el Decreto ejecutivo de su convocatoria que debía concluir en un necesario referendo.

Valga adelantar, por ahora, que la democracia contemporánea no es, en forma alguna, un patrimonio burgués: es una conquista histórica de las luchas de los oprimidos, en la cuales, el funcionamiento real de sus libertades o derechos dependerá de la organización, conciencia y movilización de ese pueblo pobre. Y, tal como veremos más tarde, las formas democráticas de Estado trascienden temporal y geográficamente la misma Grecia antigua y al propio occidente europeo.

La democracia de nuevo tipo, a contrapelo del liberalismo clasista y representativo que predica una libertad formal y vacía de contenido, se va a plantear no solo la conquista del voto sino la participación real en la toma de decisiones fundamentales en un determinado colectivo social; pero, hay que subrayarlo, en plenas condiciones de igualdad y en búsqueda permanente del bienestar de todos y no del mayor número; por estas razones, la noción de democracia para nosotros, es un proceso integral, cubre diversos ángulos: político, económico, social y cultural, y, al mismo tiempo, se va interrogar por el sujeto de la soberanía: ¿dónde reside el poder supremo de una sociedad? y responde: en el pueblo mayoría, en lo posible, consciente y organizado.

En virtud de estos presupuestos anotados, y asidos al debate colectivo, presentaré en notas subsiguientes una propuesta para la transición revolucionaria en el proceso bolivariano, cuyo carácter, asumimos, es de liberación nacional y socialista; por tanto, consecuentemente antiimperialista y anticapitalista, en pleno ejercicio de la democracia participativa y protagónica.

Es pues, una revolución democrática de nuevo tipo, no tradicional, por ende, en transición permanente al socialismo revolucionario.

Toda esta propuesta, precisa, pues, de la convocatoria por el Poder Popular, en democracia revolucionaria y protagónica, de una Constituyente originaria y plenipotenciaria con capacidad suficiente de establecer la Constitución del tránsito del capitalismo dependiente y rentista al socialismo revolucionario tomando, como punto de partida, la correlación de fuerzas sociales (nacional, regional e internacional); el frente social Patriótico Socialista en las condiciones históricas concretas venezolanas; la Reforma constitucional del año 2007, y en fin, el Plan de la Patria 2013-2019, que el comandante Chávez presentó, ante el Poder Electoral, con una esclarecedora introducción, la cual despeja cualquier duda acerca del verdadero sentido socialista y revolucionario del proyecto histórico que ya había profundizado el comandante en su fase de madurez, trascendiendo así los planteamientos reformistas originales de la tercera vía.

Pensamos que hoy está planteado superar esta crisis global del sistema capitalista tanto como la necesidad de asumir la construcción de la nueva hegemonía revolucionaria interna que debe ser en lo posible pacífica y democrática, pero, podría no serlo, de agudizase las tensiones y contradicciones de clase que están en acelerado desarrollo en este hermoso País.

Estoy plenamente convencido de que en los años venideros se irán levantando progresivamente nuevas y viejas fuerzas del socialismo revolucionario, y van a demostrar en forma definitiva, en esta fase, que el imperialismo capitalista entró en la época de su derrumbe final para dar paso a una nueva civilización de seres humanos conscientes, en busca de la "igualdad establecida y practicada" como enseñó nuestro Libertador, Simón Bolívar, en el discurso de Angostura.

En conclusión: hoy solo cabe en el globo terráqueo una nueva civilización, la civilización comunista. Pero en el sentido propio que Marx dio a este término; no a sus escandalosas y dogmáticas deformaciones. A esta propuesta revolucionaria, nos abocaremos aquí, tras estudiar y debatir los urgentes problemas y la necesidad de mediano plazo, de implementar y organizar el poder constituyente revolucionario y popular que, convocado por el propio pueblo, dé solución a la crisis capitalista global y de hegemonía por la cual atravesamos a lo interno del proceso bolivariano.



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Agustin Calzadilla

Agustín Calzadilla, 1942, abogado UCV, 1968; fue Secretario General del Centro de Estudiantes de Derecho y ex Presidente del COMITÉ DE DEFENSA de los DERECHOS HUMANOS; ex miembro de la Dirección Nacional de la OR/LIGA SOCIALISTA; profesor jubilado de Derecho Público en la UCV; ex jefe del Departamento de Ciencias Jurídicas, Faces/ UCV; Cursos de ampliación en Derecho Constitucional; fue miembro del Consejo de redacción de la Revista POLIÉTICA, que dirigió Daniel Hernández; colaboró con el entonces Suplemento Cultural de Últimas noticias; trabajó junto a Alí rodríguez Araque, en la demanda que se introdujo contra la APERTURA PETROLERA de la Cuarta república; presentó ante la Fiscalía de la misma época, una solicitud para anulación de los Convenios de Refinanciamiento de la DEUDA EXTERNA; ha publicado trabajos y folletos sobre La Reforma constitucional, el Socialismo del siglo XXI, y temas políticos y de coyuntura. Actualmente, prepara el trabajo PODER CONSTITUYENTE Y TRANSICIÓN SOCIALISTA (Reflexiones críticas sobre el proceso bolivariano) cuyo capítulo I, está próximo a publicarse.

 aguscalza1@yahoo.es

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