Las elecciones de gobernadores y alcaldes y las ZEE

Veamos lo que pensaba Chávez de la democracia, vista como prejuicio:

"No es lo mismo hablar de revolución democrática que de democracia revolucionaria. El primer concepto tiene un freno, como el caballo: es revolución, pero es democrática. Es un freno conservador. El otro concepto es liberador, es como un disparo, como un caballo sin freno: democracia revolucionaria, democracia para la revolución. La democracia revolucionaria debe ser necesariamente una democracia fuerte, una democracia poderosa; debe llenarse cada día de mayor fuerza, poder; no puede ser una democracia debilucha, lánguida, insulza, ingenua..." Esta cita de Chávez fue tonada de "Consideraciones sobre la democracia burguesa", un escrito de Orlando Franco en Aporrea, Sábado, 22/05/2021.

El pensamiento de Chávez tiene la virtud de la unidad, todo confluye hacia un centro, como Roma y sus caminos; todo converge en la revolución socialista. Su discurso tiene un sentido preciso y no se quiebra con facilidad. En el caso de la cita de más atrás, en ella hace una precisión de lenguaje; una "revolución democrática" es una idea imprecisa, es débil, calificada con un adjetivo vago que limita la idea de democracia en algo concluido, "sobreentendido". En "democracia revolucionaria", la democracia rompe sus prejuicios y se hace revolucionaria, se hace socialista, se desarrolla. El discurso de Chávez no es como los discursos maduristas esquizoides, oportunistas, que se escupen sobre la marcha, que son para resolver el momento, quebrados, "incoherentes".

La democracia revolucionaria está obligada a la revolución, y antes al socialismo. La diferencia central entre Chávez y el madurismo está en que Chávez estuvo comprometido con el socialismo y sus palabras precisan ese sentido, tal y como hubo calculado sus decisiones, sus acciones y afinado su pensamiento en la política; ¡se sacrificó por la revolución socialista!

Mientras, Maduro y el madurismo rompen esa unidad, entregándose a la comodidad del capitalismo, al pragmatismo, convirtiendo el discurso puntual de Chávez, "coherente" dentro del socialismo, en un disparate; confundiendo el socialismo con las palabras, las frases y declaraciones sobre el socialismo (el socialismo que no practican jamás, porque sus prácticas políticas y decisiones van en dirección contraria). Es el caso de querer convencer a la gente que los capitalistas están destinados a hacer la revolución socialista, sólo porque en sus discursos hablan de socialismo; que los claps, los bonos y el carnet de la patria son el socialismo, porque atraviesan la palabra; hablo de los delirios de Jesús Farías con "la mano invisible del mercado" en nombre del socialismo llenos de explicaciones economicistas, las manipulaciones filosóficas de Rodolfo Sanz, los disparates y mentiras de Maduro, la incontinencia de Castro Soteldo encantado con la empresa privada, los arrebatos justicieros de Diosdado que no significan nada, como los discursos de un borracho.

Por eso la democracia burguesa se presenta hoy como la "revolución democrática"; el retorno a la democracia burguesa pero ofrecida como "revolución" para olvidar el socialismo – luego de frenar la revolución socialista y asesinar al comandante, de cara a la amenaza socialista de Chávez, a los "excesos" de Chávez (como dice Reinaldo Iturriza), frente al avance de la "democracia revolucionaria" de Chávez –.

Ahora la "revolución democrática" madurista (la vuelta nostálgica y sentimental a la democracia burguesa), tiene en las ZEE un aliado para apuntalar la restauración del pasado de forma "coherente"; del pasado colonial, ni siquiera del pasado adeco copeyano. La activación definitiva de la Ley Orgánica de las ZEE será un estímulo a la participación electoral de la oposición más radical, de la derecha más pertinaz. La competencia electoral, para gobernadores y alcaldes, en un país que está a punto de convertirse en una feria capitalista, es el verdadero incentivo a la participación electoral entre los distintos intereses capitalistas representados en todos los partidos; la ley de las ZEE será el gran remate de nuestro territorio dirigido desde Miraflores. Claramente la aprobación de esta ley está dentro de las "negociaciones" que ha adelantado el alto gobierno "en secreto" con la derecha pitiyanqui.

El último descaro es ofrecer a los inversionistas capitalistas "coherencia en la políticas económicas", como parte del espíritu de esta Ley, es decir aplanar todas nuestras leyes al mismo nivel de permisibilidad que tendrán los capitalistas en las ZEE, para que el capital sienta confianza en el país, en un país de eunucos, gestores y tramoyeros. No podemos permitir que este país pase a ser una gran romería para toda clase de oportunista, para los grandes capitales internacionales, verdaderos tiburones, y para toda clase de aventurero, la lumpen burguesía nacional que solo vive de la especulación y las marramucias, mercenarios, mafiosos. Eso serán las ZEE, modelos para todo el país, el imperio del dinero, del malandraje, el entierro de la conciencia social, del deber social. El legado para las nuevas generaciones será la codicia, el egoísmo, la ambición materialista, el oportunismo, la liviandad. Necesitamos maestros, ejemplo moral; necesitamos una vanguardia política de maestros y políticos resueltos comprometidos con la sociedad, a Chávez multiplicado.

¡CHÁVEZ ES LA CLAVE! ¡EL PLAN DE LA PATRIA ORIGINAL ES EL PLAN! ¡Y LA DEMOCRACIA DEBE SER REVOLUCIONARIA!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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