Muere el Libertador en 1830. Su grandeza crecería “como crecen las sombras cuando el sol declina”. José A Páez, Francisco de Paula Santander y Juan José Flores se encargarán de la desintegración territorial de Colombia. La oligarquía había triunfado: separada América de España y desmembrada Colombia, todo el poder estaba en sus manos. Así lo habían deseado desde 1810. “La transición” de la colonia a la República fue obra suya. TRANSICIÓN Y NO RUPTURA, les aseguraba LA CONTINUIDAD DE SU DOMINACIÓN.
En medio de aquel archipiélago de adversidades, el Libertador amaba. A Manuela le escribe: “Mi amor…cuidado con lo que haces, pues si no, nos pierdes a ambos perdiéndote tu”. Cada vez más enjuto, ya no podía con su cuerpo de “Capitán Valiente”. Le atribuyen lo de “Triunfar”. Sus enemigos esperaban ansiosos el desenlace fatal: lo “habían conducido a las puertas del sepulcro” y él, “los perdonaba”. Pero la historia los condenará para siempre.
TRANSICIÓN Y NO RUPTURAS, PLANIFICÓ Y CONSIGUIÓ LA OLIGARQUÍA TERROFAGA. Ayer, mantuanos sumisos a España, hoy “industriales” sumisos a los Estados Unidos….HE AQUÍ LA REPÚBLICA…..De explotadores de esclavos e indígenas en sus haciendas, a importadores de cualquier cosa. La clave de su éxito está, en los vínculos que el poder económico tenga con el gobierno de turo: LO HAN LOGRADO COMPLETO. 700 mil millones de dólares “suyos” en el exterior, sin tener sólidas industrias lo demuestran.
El Libertador había sido separado de todos sus poderes. La perfidia lo arrinconaba. La oligarquía se apresta a su hegemonía total, pero la crisis social y económica era estructural; los conflictos olerían a pólvora. Montoneras o guerras civiles por 70 años, terminaron por destruir la débil economía nacional. “Tierras y hombres libres” gritaba “La Federación” de Zamora. Pronto, la oligarquía le quitó la vida. Otro balazo del mismo orígen, que aquel que asesinó a Sucre.
Durante el siglo XIX, la oligarquía ocupada en la restauración y aseguramiento de sus latifundios, se ocupó poco de los problemas limítrofes-territoriales, generados por la ruptura de la unidad territorial colombiana, construida por El Libertador. Son culpables, junto con “políticos” de entonces, de nuestras pérdidas territoriales fronterizas con Colombia y con Guyana. “Sin disparar un tiro” ocurrieron los despojos territoriales dijo el poeta Andrés Eloy Blanco. Negociaciones mal llevadas con Colombia, con traiciones a la patria de Presidentes y Cancilleres (HAY ABUNDANTES PRUEBAS DE ESTO), condujeron al “Arbitraje Español”, en dónde España le otorgó a Colombia “más de lo que esperábamos”, confesó el propio negociador colombiano Carlos Holguín. En lo de Guyana, la bajeza, entreguismo e irresponsabilidad de la oligarquía llegó al colmo: le enviaron una carta firmada por “notables” de Caracas, al gobierno Inglés, para que invadiera nuestro territorio (por miedo a la Guerra Federal) y a cambio, se podían quedar con el Estado Bolívar y parte del Amazonas. Son unos “hijos de la chingada”, y “especulan pero dan trabajo”. Sus descendientes, hoy están comprometidos hasta los tuétanos con los Estados Unidos contra Venezuela. De que nos asombramos que “Juancito alimañas” y su combo, pidan a fuerzas extranjeras que invadan A SU PROPIO PAÍS….de allí venimos…HASTA CUANDO TANTA TOLERANCIA….
Para finales del siglo XIX, Venezuela era un país desconectado territorialmente. Los venezolanos se desconocían entre sí, y desconocían a su país. La guerra de independencia apenas pasó por los Andes. Su producción agrícola pudo medio sostenerse por algún tiempo. La producción de café, su principal producto de exportación, es una actividad intensiva, que no requiere de latifundios, sino medianos productores, lo que involucraba mayor desarrollo capitalista en la región, que en el centro y llanos del país, donde se imponía el trabajo esclavo, que es contrario a la lógica del capital. La crisis mundial del capitalismo, afectó sus exportaciones.
Para 1890, había en el país 2950 coroneles y más de 3000 generales sin sueldo y auto nombrados. Esta situación pesó seriamente en la inestabilidad nacional. Según el censo de 1891, el país tenía 2.323.527 habitantes, de los cuales, 1.186.388 eran analfabetos. Las guerras civiles y la crisis agrícola, azotaban terriblemente al país. La inestabilidad era completa.
El 23 de Mayo de 1899, Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, con 58 paisanos más, inician LA INVASIÓN DE LOS SESENTA. Marchan exitosamente desde San Cristóbal hasta Caracas, a reclamar derechos económicos. El 22 de octubre llegan triunfantes a La capital. La historia del país cambiaría: Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras, Isaías Medina Angarita, Marcos Pérez Jiménez y Carlos Andrés Pérez, todos del Táchira, gobernaran este país por 60 años. Cipriano Castro e Isaías Medina Angarita, merecen análisis aparte.
En 1902, “La planta insolente del extranjero había hollado el suelo sagrado de la patria”; Venezuela por deudas contraídas desde la gesta emancipadora, y sucesivos gobiernos, fue militarmente invadida por países europeos. Europa quería medir, hasta dónde los Estados Unidos aplicarían su “Doctrina Monroe”. Castro llamó al país a la defensa nacional. En 1902, Castro y Gómez, vencen a La “Revolución Libertadora” del banquero y hacendado Manuel Antonio Matos. Única vez, que un banquero venezolano es preso y conducido públicamente esposado por calles de Caracas. Las montoneras son derrotadas. Cipriano Castro se había convertido en un problema para los terratenientes criollos y para los intereses norteamericanos. La conspiración se pone en marcha, los gringos la conducen. Juan Vicente Gómez saca del poder (1808) a su compadre y paisano Cipriano Castro, para asumir el mando con mano de hierro, con una dictadura feroz, hasta 1936. El dictador Gómez es buena paga: le entregó a los terratenientes más tierras y a las compañías petroleras gringas nuestro petróleo y otras riquezas. Por concesiones, se legalizó el extractivismo foráneo: “Un país en venta”. CONTINUARÁ EL PRÓXIMO SÁBADO.