Nuestro socialismo ¿feminista?

A las proletarias de la revolución venezolana
que no saben que es eso de socialismo del siglo
XXI pero lo defienden patria y muerte
….

El debate que se abre en estos momentos en nuestro país promovido por los cambios discursivos y reales asumidos, por nuestro Presidente, en cuanto al sistema social que se pretende encarnar: Socialismo del siglo XXI, ya va marcando los signos de este naciente sistema que a veces pareciese perfilarse, si no nos ponemos las pilas, con signos muy parecidos a viejos socialismos, que justamente perecieron por practicas enemigas mas de adentro que de afuera: del colosal imperialismo.

Para las feministas de izquierda anticapitalistas la contradicción fundante en la relación de apoyo o no del presidente, o del proceso y la propuesta de revolución que este encarna y lideriza se da entre la necesidad de diferenciarnos, en primer lugar de practicas patriarcales y de la lógica de la dominación que ésta implica y que toma fuerza en ejercicios del poder centrados sobre todo en una sola persona, y mas si esta es una figura masculina, que representa el mundo andrócentrico y heteronormativo[1] con el cual tantas luchamos. No se trata de pensar simplificadamente que el sexo es garantía de una conciencia feminista y que bástese una mujer en el poder para que defienda nuestras luchas, porque ya sobrados ejemplos de todo lo contrario conocemos. Pero si de estar claras en el hecho de que quien preside un proceso, en este caso el de la revolución bolivariana de Venezuela, no es precisamente un feminista y que aun siéndolo no le bastaría a él solo con su poder y voluntad de cambio para transformar un sistema cultural y simbólico que domina hasta nuestros propios inconscientes. Esto nos lleva al tema de la autonomía y de la necesidad de impulsar agendas propias de la sociedad que queremos desde nuestras necesidades y nuestras luchas individuales y colectivas.

En Venezuela a pesar de que no existe un movimiento orgánico de mujeres, si ha existido y existe una lucha de las mujeres, que para algunos no es considerada corriente histórica, no se si por ignorancia o por negación. Las mujeres luchadoras venezolanas conquistaron en su mayoría triunfos dentro del feminismo de la igualdad, cabalgando las olas del feminismo internacional, de una manera muy criolla y que cobra sus frutos en el proceso constituyente de 1999, lo cual permitió visibilizarnos en las constitución a pesar de la risa y el fastidio que a algunos (as) les da aplicar el uso del lenguaje no sexista o el avance que significa el articulo 88 que considera el trabajo doméstico como actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social, vindicando[2] el derecho de la amas de casa a la seguridad social, entre otros.

Sin embargo, en el transcurso de la historia de Venezuela, las mujeres de distintas agrupaciones políticas se unían bajo las luchas concretas y coyunturales de un enemigo común, como lo fue en el caso de la lucha contra las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez y en el caso de los gobiernos democráticos por luchas mas relacionadas con sus propias agendas (derecho al voto, al divorcio, a la despenalización del aborto, etc.). Es decir, el feminismo venezolano es hijo de la izquierda, pero como no existe una sola izquierda y éstas se mueven en el desarrollo histórico, unas radicalizándose más, otras conservando viejos dogmas u otras tal vez derechizándose, las feministas también tomaban estos derroteros. La cartografía política actual de las feministas venezolanas esta transversalizada por la polarización política que se evidenció o visibilizó con el actual gobierno, pero curiosamente no por divisiones a lo interno en cuanto a la propia agenda de lucha de las mujeres sino en cuanto al Líder. En este sentido, las agendas feministas también quedaron atrapadas en la figura y el liderazgo innegable del Presidente Chávez, como también le pudo haber pasado a otras corrientes de lucha del movimiento popular. Ejemplos del atrapamiento de las luchas de las mujeres por la figura y los mandatos del Líder lo fue el de la primera Marcha de mujeres, sólo de mujeres, en nuestro país, desde hace aproximadamente cincuenta años y que se realizó el 8 de marzo del 2006 (celebración del día internacional de la mujer) hacia la embajada de los EEUU contra el imperialismo y la guerra, promovida por el presidente en solidaridad al Cindy Sheehan [3]y motorizada por INAMUJER como el órgano ejecutor de las políticas hacia las mujeres. Esta marcha a pesar de ser un logro histórico por el hecho de haber reunido a tantas mujeres en una misma movilización paradójicamente, se hace por un mandato y una convocatoria presidencial y por una agenda que si bien podemos compartir no estaba consensuada como nuestra prioridad. Se evidencia entonces como la capacidad de movilización de las mujeres responde a otros intereses que no necesariamente son los de sus propias lucha ni mucho menos las de sus propias agendas.

Por otra parte, si a esto sumamos la idealización del líder que es reforzada por la presidenta del Instituto Nacional de la Mujer (Maria de León) y que se evidenció en la entrevista que le hizo Edith Franco en Rebelión el 3-09-05, llevando por titulo “El socialismo del siglo XXI es el comunismo” y en la cual destaca su apreciación de que “ Por sobre el liderazgo de nuestro presidente no hay nada, solamente Dios y Dios esta con Chávez(…)Unir a las mujeres es una tarea exclusiva del Presidente Hugo Chávez…él es quien convoca(…) y si nuestro presidente asume la decisión de la unión de esos movimientos de mujeres, ellas tienen que unirse, dignificarse y converger en una sola organización[4], la idea de fondo que subyace es la de que “Solo Chávez salva a las mujeres así como sólo él salva al pueblo”, apreciación que causó mucha molestia y desasosiego en las feministas y no solo de oposición sino dentro de su propia corriente comunista, porque barre no solo con los postulados del socialismo mas libertario y que toma carne en la Comuna de Paris de donde sale la frase “solo el pueblo salva al pueblo” sino porque para la lucha feminista significa un retroceso poner en manos de un caudillo la dirección de nuestra lucha, barriendo con la autonomía y subestimado la propia capacidad y logros históricos de las mujeres. Endiosar a papá Chávez es invisibilizar de nuevo el papel de las mujeres.

Hago este preámbulo porque sí las mujeres no discutimos el tipo de sociedad que queremos, mas allá de la que quiera Chávez, Evo, Fidel entre OTROS, seguiremos corriendo el riesgo de que nos roben las ideas, las palabras y los sueños, y continuaremos siendo las proletarias o las obreras de los sueños realizados o no de otros.

Si hurgamos un poco en la historia del paradigmático modelo histórico del Socialismo: el de la Revolución Rusa de 1917, pudiésemos aprender mucho de él, si le hacemos una lectura que trascienda las pretensiones de homogenizar e idealizar la realidad. Podríamos entonces ver cuáles son los peligros que amenazan no solo los procesos revolucionarios sino nuestro protagonismo y lugar dentro de ellos como mujeres ciudadanas y sujetas de derechos.

En su texto Pan y Rosas, Andrea D”Atri (2004) describe los logros que tuvieron las mujeres al inicio de la Revolución Rusa (1917) antes de que ésta fuese secuestrada por la burocracia stalinista, posterior a la muerte de Lenin. Estos logros incluían el derecho al voto, al divorcio, al aborto, la eliminación de la potestad marital, la igualdad jurídica entre el matrimonio legal y el concubinato. Y sobre todo, mas allá de las leyes (y de las luchas por la igualdad), la posibilidad de haber sentado las bases para un verdadero acceso de la mujer a los dominios culturales y económicos, incluyendo las tareas domésticas (que suelen ser generalmente el techo de cristal de toda revolución que no penetre en los hogares y el llamado mundo privado). Las tareas domésticas llevadas acabo por las mujeres de manera individual y aislada en sus hogares, debían ser sustituidas, según los revolucionarios(as) por un sistema de servicios sociales garantizados por el Estado socialista: guarderías, jardines de infancia, lavanderías, comedores colectivos, hospitales, pero también cines y tetaros. Esto es, en palabras de Trosky (1938 citado por D Atri (2004) “la absorción completa de las funciones económicas de la familia por la sociedad socialista” (p. 89).

A partir de 1926, bajo el régimen despótico de Stalin, se instituye de nuevo el matrimonio civil como única unión legal, luego se abolirá el derecho al aborto y se considera a la homosexualidad y la prostitución como delitos y por el contrario, se glorifica la figura de la maternidad, bajo el titulo de “madre Heroica” para aquellas mujeres que tuvieran mas de 10 hijos. Es decir, se da un claro retroceso de los avances para entonces de la lucha de las mujeres socialistas –que por cierto no difiere mucho de la actual agenda de lucha de las mujeres , mas de medio siglo después- .

Estas conquistas de las mujeres al inicio de la Revolución Rusa que luego se ven amenazadas por el estalinismo y no solo por la burocracia sino por la concepción que se tenia del papel de la mujer y de la familia para mantener el control y el orden social, fue uno de los obstáculos para el avance de las feministas comunistas.

Este breve pasaje nos coloca a nosotras frente a la inquietud de cuales podrían ser los obstáculos que tendríamos las mujeres bien sea para la participación dentro del socialismo por venir y sobre la agenda y el aporte que tenemos que generar.

Lucha feminista y el Partido

Maria León en su entrevista plantea el tema de la necesidad de unificar el Movimiento de mujeres , entendiendo por Movimiento de Mujeres solo a aquellas agrupaciones de mujeres provenientes de los partidos políticos, estos son, El Movimiento Manuelita Sáenz del PPT, el Clara Zetkin del Partido Comunista y la Fuerza Bolivariana de Mujeres del MVR; responsabilizando y otorgándole la tarea de la unidad al Presidente de la República a través de la unión en primer lugar de los partidos y luego del “movimiento de mujeres” aliados a sus partidos.

Este es un punto significativo para la discusión que debemos librar las mujeres en torno al debate: socialismo y feminismo. Interrogantes como: ¿cuál ha sido la participación tradicional de las mujeres en los partidos a través de la historia?, ¿Dicha participación ha significado un avance en la conquista de sus derechos?, ¿Cuál ha sido el costo de esta forma de ejercicio político?, ¿cuales mujeres pueden participar en los partidos y que lugar ocupan?, ¿cómo queda la división de clase y la diferencias de género en dicha participación?, ¿cuál es el balance histórico que hacemos las mujeres en nuestra joven participación política con relación al a discusión entre la autonomía y la delegación del poder?, ¿dónde queda nuestra autonomía?.

Existen feministas que son de la idea de que es necesario ocupar esos espacios en los partidos y en la estructura de los distintos poderes públicos para direccionar nuestra política mientras otras llamadas radicales apuntalan hacia a la necesidad de un ejercicio político y una militancia autónoma y movimental mas allá de la lógica partidaria.

En mi caso particular considero que para la lucha de los movimientos populares y no solo de las mujeres, la autonomía es un motor estratégico y fundamental para el proceso de empoderamiento de las mujeres y el avance, bajo el entendido que no es el camino más fácil ni el más rápido. Esto sin dejar de considerar los aportes de las feministas de la igualdad que bastantes frutos han cosechado en nuestro país en materia de derechos de las humanas.

Delegación del Poder vs. Empoderamiento de las mujeres

El socialismo feminista no se puede encarnar sin sujetas que orienten y protagonicen esta posibilidad histórica. En este punto, las mujeres feministas o luchadoras venezolanas pro-socialismo nos vemos gobernadas por la contradicción entre librar la batalla contra toda forma de opresión y discriminación por razones de género y por razones de clase social, contra el patriarcado y contra el capitalismo. En esta última nos podemos ver acompañadas por los camaradas de lucha pero en la lucha antipatriarcal aun nos encontramos muy solitarias, por eso tenemos una gran tarea histórica de engendrar y parir un socialismo no solo anticapitalista-antiimperialista sino sobretodo antipatriarcal. Ya muchas feministas comunistas comprendieron en el desarrollo del llamado socialismo real que, vencer o transformar el sistema el capitalista por el socialista no era suficiente para cambiar las relaciones de dominación entre los sexos y la discriminación hacia la mujer si no se cuestionaba y se derrumbaba en todos los niveles el modelo cultural de dominación androcéntrico que le servia a su vez de plataforma al capitalismo, de no revisar este legado histórico corremos el riesgo de seguir reproduciéndolo y así como ocurrió con el socialismo decimonónico podría volver a ocurrir en el siglo XXI.

Por otra parte, si damos por entendido que el movimiento de mujeres yace únicamente al interno de los partidos políticos y se busca cada vez mas su unidad en un solo aparato, esto es, que las mujeres sigan haciendo la política de ellos, al servicio de ellos, y postergando reiteradamente su propia lucha, entonces no es muy difícil prever el resultado, ni hace falta ser pitonisas –que lo somos- para darnos cuentas que vamos directo al fracaso al menos de nuestro socialismo.

Considero que el camino nuestro pasa por la idea de la formación, del debate, del proceso de producción de conocimiento que transforme nuestra realidad. No creo que mientras deleguemos nuestro poder –ya sea al partido, al líder, al marido -y no demos un paso para la búsqueda y la conquista de nuestra autonomía y no podamos reencontrarnos en nuestra inmanencia como sujetas de la polis tan iguales como ellos, tan fraternas como ellos, pero sobretodo tan diferente como nosotras. Esto pasa por reinventar una forma de hacer política, errar y descubrir nuevos caminos preñados de una pedagogía política y de una militancia creativa, para que no corramos el riesgo de que el mundo nos quede cuadrado como dice el sub. Comandante Marcos, en este caso el socialismo no nos salga cuadrado.

Socialismo Criollito…con sabor a arepa y olor a café

Él crea las ideas, ella las reproduce ¿que tal si ambos producimos y reproducimos y juntos transformamos?...

Respondamos Mujeres:

¿Qué soluciones daría el socialismo del siglo XXI para las cocineras de los comedores populares que antes cocinaban solo para sus hijos(as) y ahora tienen la tarea “revolucionaria” de cocinar para toda la comunidad a cambio de una olla más grande, comida segura para ella y sus hijos(as) y un sueldo por debajo del salario mínimo?

¿Que le ofrecería este “nuevo socialismo” a las madres de barrio, a las secretarias de los partidos, a las lesbianas, transexuales y transgéneros del barrio y a las trabajadoras sexuales?

¿Que socialismo quieren las mujeres de la izquierda no solo antiimperialista, anticapitalista sino antipatriarcales para que la seguridad del ama de casa, aprobada en la constitución de 1999, se haga carne y hueso y trascienda el papel?

¿Que salida de dará el socialismo del siglo XXI a los grupos sexos diversos para que le sean reconocidas sus múltiples identidades de género y gocen en igualdad de condiciones de los mismos deberes y derechos que solo gozan los heterosexuales?

¿Que le propondría el socialismo del siglo XXI a las barbies de carne y hueso en las que quieren convertir a nuestras hijas, al mundo de “sin tetas no hay paraíso” y a las trasnacionales de la discriminación?

¿Como respondería el socialismo del siglo XXI a la división sexual del trabajo dentro y fuera del hogar, a la necesidad de las mujeres pobres para que no mueran por falta de atención medica al decidir interrumpir su embarazo?, ¿qué le diría a los mercaderes de la impotencia femenina que monopolizan la clandestinidad del aborto y mientras más prohibido más ganancia les otorga?

Esto es compañeras ¿cual es la sociedad que nosotras queremos?

¿Será acaso aquélla donde sigamos organizando los consejos comunales para que el líder del consejo o el mejor hablado o el más iluminado maneje los recursos e imponga su agenda?

¿Será acaso aquella donde sigamos cuidando solas nuestros hijos e hijas y los de la comunidad y sigamos confinadas a este matricentrismo perverso?

¿Será acaso donde no podamos acceder a la educación y no porque no existan centros educativos sino porque estamos ocupadas en la quíntuple jornada (madre, esposa, ama de casa, militante, etc.)

¿Será nuestro socialismo sólo como lo pintó Marx o aprenderemos a leer los cuestionamientos críticos que bien hicieran en su momento Rosa Luxemburgo frente al reformismo y Clara Zetkin quien llamó la atención de sus colegas masculinos con contundentes argumentos sobre la emancipación de las mujeres y se pronunció por el derecho de las mujeres al trabajo y a la participación en los asuntos nacionales e internacionales, así como por la protección de las madres y de la niñez?

¡Tomemos la palabra!-

Referencias Bibliograficas

D ATRI, Andrea (2004) “Pan y Rosas pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo”. Ediciones Las Armas de la Crítica, Buenos Aires
LEON, Maria (2005) “El socialismo del siglo XXI es el comunismo”, En: www.rebelión.org
ESPINA, Gioconda (2007) “El socialismo del siglo XX no ocurrió, son cosas suyas”.Articulo enviado a la Red de mujeres administradas por G. Espina y G. Parentelli el 13-02-2007
CAROSIO, Alba. Feminismo en el socialismo del siglo XXI. En www.rebelión.org.


[1] Por androcéntrico nos referimos al sistema cultural dominante que se centra exclusivamente en el hombre como referente universal de lo humano. Y por heteronormativo al sistema ideológico y cultural basado en la heterosexualidad como norma obligatoria en el sistema sexo/género que por ende excluye las distintas identidades de género (LGBTT: lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y transgéneros, entre otros).

[2] Decimos vindicando porque no se puede revindicar lo que aun no se ha vindicado , como bien no los recuerda la querida feminista Mary Woltonscraf que es la primera en acuñar el termino .

[3] Cindy Sheehan es la madre de un soldado norteamericano muerto en Irak que se ha dedicado al activismo contra la Guerra y específicamente contra las acciones bélicas del Presidente de EEUU George Bush,

[4] Entrevista realizada a Maria león por Lolita titulada: “El socialismo del siglo XXI es el comunismo” en: www.jovenvanguardia.org.



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