¿Hay forma de ganar una guerra sin negociar?

¡Negociaciones! ¿La cruda realidad de la política?

Últimamente el gran tema es: ¡las negociaciones!. La derecha al fin nos reconoce, el imperio también, algo debe estar pasando en la evolución del proceso revolucionario venezolano. Como es de esperarse, en cada acontecimiento de esta trascendencia los extremos saltan de lado y lado. Es por ello preciso tener mucha claridad en lo que Chávez llamó "la hora estratégica y el minuto táctico". Hay un libro sobre Chávez del ex-embajador de Cuba en Venezuela Germán Sánchez Otero muy bueno que sería conveniente leer, sobretodo aquellos que se alarman por la elasticidad que caracteriza la política a la hora de su ejecución en lo concreto, que por cierto, dista mucho de los anhelos de muchas y muchos, para hacerlo más criollo lo sintetizamos así: "deseos no empreñan".

"La guerra se gana en la mesa de negociaciones", alguien lo dijo, no recuerdo quien, pero lo dijo, y sin duda, tiene razón. La negociación es el arte de preparar las condiciones para ejercer el poder; éstas pueden en un momento determinado obedecer a una coyuntura, sin embargo, existiendo un proyecto, una estrategia y una táctica, seguramente usted comprenderá mejor lo que ocurre a su alrededor. A los factores dominantes de la sociedad no les conviene que el vulgo conozca el arte de la negociación. A los imperialistas poco o nada les gusta la negociación cuando se trata de los pueblos, como contraparte a la hora de sentarse; los vietnamitas tuvieron que darle una pela militar para que éstos aceptaran sentarse en parís. Cuba tuvo que aplastarlos en cuito cuanavale para que su arrogancia fuera echada a un lado y sentarse a negociar con el pueblo de Angola. Pero a todo imperio, en esencia prepotente, arrogante, con muchos complejos de superioridad, solo aceptan negociar cuando tienen la soga al cuello, es decir, cuando están perdidos. Eso es lo que ha demostrado la historia, quien tenga dudas, revise bien y entenderá.

En este orden de ideas es bueno recordar algo que ocurre a veces con mucha frecuencia en los sectores revolucionarios radicales, que con orgullo debemos serlo, sin complejos; porque radical viene de raíz, y siempre es bueno apoyarse en la raíz. Pero estas cosas siempre han dado piquiña: algunos por ignorancia, otros por mala fe, cuando se habla de negociaciones y ellos o ellas no son "los primeros actores", chillan y patalean.

Es bueno recordar pasajes de las batallas dadas en Venezuela por el mismísimo Chávez: Una gran batalla fue aquella para convencer al MBR200 de ir a un proceso electoral. Tanto fue el impacto que el propio comandante tuvo que meterse su cura de soledad para reflexionar las cosas, aún estando convencido que "la hora estratégica" para 1998 era con votos, y no con balas. Yo mismo era para entonces un iluso que pensaba que las revoluciones solo podían hacerse a punta de pólvora. Chávez, el gigante Chávez nos demostró que no es así. Que no hay situaciones estáticas en la política.

Pues hago estas reflexiones cuando observo a algunos camaradas que parecieran confundirse y ver por todos lados la catástrofe y "caída eminente" de la revolución porque se devuelve un centro comercial, o una empresa que está generando pérdidas o está semi-paralizada porque se nos hace casi imposible conseguir cosas en los mercados internacionales producto de las sanciones del imperio. Algo que se derrota, entre otras cosas, negociando. Pareciera que no nos damos cuenta de la existencia de una guerra mundial económica, orientada por el imperio y dirigida contra los pueblos del mundo que deciden no alinearse a los designios imperiales. Es allí donde saltan no se si los trasnochados con sus discursos o los discursos trasnochados, seguramente los sabihondos nos los aclararán, por supuesto, si vienen con insultos lo entenderemos mejor.

¡Que si Maduro se vendió, que es socialdemócrata, que entregó el legado de Chávez!, etc, etc!, que si ¡vamos derechito a la derechización! Habría que preguntarse ¿En qué mundo está esta gente, cual de los mundos analizan? ¿Solo el mundo reducido de su ombligo que la vanidad no deja ver sino imaginar? Yo me alegro que Maduro esté negociando con los dueños del poder de aquí y los dueños del poder mundial. ¡Quien le quita lo bailao! Esto me permite hacerme una pregunta algo inocente: ¿Es que acaso los que se creen dueños del mundo se sientan con los que se entregan para negociar? ¿Ustedes creen que los imperialistas se sientan con Guaidó, Borges, Stalin González para negociar? Con ellos se sientan para darles órdenes y solicitarles informes.

Entonces hay que reivindicar la negociación como el arma más efectiva y civilizada para los revolucionarios, porque la otra cosa sería pasarnos la vida echándonos tiros con todo el mundo y nunca concretar el bienestar socialista de las inmensas mayorías. ¡Claro, esto es difícil entender para quienes no han tenido responsabilidades de solucionar problemas vitales a masas irredentas y hambrientas!, por cierto, plan imperialista para aplicárnoslo a nosotros mismos con el bloqueo y la guerra económica. Pero Maduro, el que muchos llaman bruto y le endilgan múltiples epítetos se ingenió lo que todo revolucionario tiene que hacer. ¡Parir y soñar con los pies puestos sobre la tierra!

Los resultados son evidentes; la aceptación del imperio a conversar, o bien directamente o con sus delegados de la derecha acá, es un éxito de la revolución. Su plan estratégico es y será siempre el barrernos. Que los obliguemos a negociar ya es un triunfo. ¡Que toda negociación requiere de gestos, lógico! Quien desconozca algo tan elemental en la política, será lo que ustedes quieran, pero revolucionarios jamás. El verdadero revolucionario tiene que tener los pies sobre la tierra, no puede aventurarse, menos cuando es líder. Porque un líder revolucionario ya no se pertenece, le pertenece a todo un colectivo nacional, incluso, internacional. En ese contexto hay que analizar las cosas de hoy... que para producir este escenario haya que devolver un elefante blanco que no le sacamos ningún provecho para el pueblo, es parte de la realidad política. Que haya que liberar a unos corruptos, o que, aún "tragando arena", haya que tolerar ciertas situaciones cómo que el bobolongo de Guaidó ande libre, es parte de la batalla.

Yo si llamo a tener la máxima confianza en el presidente Maduro, y quienes dicen ser revolucionarios, debemos ser los primeros. Porque el país está lentamente saliendo de uno de los peores riesgos en todos estos años, que el pueblo entendió. Lo entendió cuando se convocó constituyente, lo entendió cuando, aún con un montón de bates quebrados ganamos las elecciones. Los bates quebrados en las regiones y municipios, aquellos que pusieron la torta. El pueblo maduro soportó todos los embates, las agresiones imperiales, el terrorismo, el saboteo, y de ñapa, un montón de bates quebraos ejerciendo gobiernos locales, direcciones, ministerios, etc. Y a pesar de todo, este pueblo noble se levantó con la frente en alto y ahora se nota y se siente dispuesto a vencer. ¡A eso es lo que le teme el imperio! Por eso se sienta y tenemos la obligación de ubicar el momento histórico para avanzar en el plan estratégico concebido por Chávez. Quien no sea un manipulador (a) e interprete de forma acertada el momento político que vive la revolución no le queda otra alternativa que jugársela con el equipo que tenemos al frente de la batalla, y que yo sepa, ese es el de Nicolás.



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Luis Alberto Toro Ojeda

Publicista. Militante de izquierda. Integrante del Frente Bicentenario de Campesinos del estado Trujillo. Integrante del PSUV.

 latojeda@gmail.com      @latojeda

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