¡Juan Carlos Loyo!, síntoma de la descomposición

Formado en CEDICE Libertad. Esto quiere decir que es un arribista, como todos aquellos que hacen pasantías por ahí (en CEDICE efervesce el espíritu aspirante y el arribismo de los profesionales humildes de la clase media). Si hablamos de símbolos Loyo es el de la sequía imaginativa del gobierno que ya no sabe qué hacer en sus ministerios, con "carteras" pero sin propósitos claros, como todos los de la economía, entregados al devenir del mercado, ¡primero el lucro! Para tales ministerios realmente importa poco quién esté al frente, si es un profesional o si es un simple hablador de paja oportunista, porque esas oficinas funcionan solas, la "mano invisible" se ocupa. La restauración de Loyo en el gabinete económico es un indicador de la escasa consistencia política del gobierno madurista, porque Loyo es de los técnicos botados por Chávez de su gobierno por incapaz (así como el comandante botó de país a Gold Reserve por maula, pero ésta fue restituida primero que Loyo por el presidente Maduro; ¡primero los negocios!, luego los parches del gobierno).

¿Será que no hay ministeriables?

Se trata de una ausencia de política y de políticos, ya que el problema de hacer la revolución se resolvió, como dice Carlos Puerta, sustituyéndola por símbolos. Extraños símbolos, pero efectivos en la conciencia debilitada, siempre llena de supersticiones, de los maduristas, porque el resto de la gente ahora no tiene tiempo para pensar en símbolos. No obstante el nombramiento de Loyo es de otra clase, más que símbolo se trata de un "Loyo síntoma" de la flojera, de la disolución del gobierno, la cual sigue a la de un Estado magullado como un plátano.

Agotada la imaginación y las opciones llaman a Loyo, ¡es deprimente!, lo que falta es que llamen a Tobías Nóbrega (otro despedido) y al resto de los "CEDICE boys" de su equipo de finanzas, o los "Ramonet boys", Tamir Porras y demás "francesitos" como los llama Jorge Giordani.... ¡Las vueltas que da el mundo!... Si pensamos en la revolución socialista como una fuerza espiritual que nos incita al cambio a manera de corriente que fluye, la del madurismo es agua estancada que se filtra hacia un albañal.

La revolución nos "incita" el querer hacer cambios de lo que no sirve, o que no funciona y estorba; hacer bien lo que nunca hicimos bien, terminar lo que nunca concluimos, a mejorar lo que se puede mejorar – ¡cambiar todo lo que deba ser cambiado!, dice Fidel –. La confrontación política entre la revolución y los conservadores del estatus es de voluntades que jalan en direcciones contrarias, no de símbolos mágicos, vacíos de realidad. Frente a la imagen al nuevo escudo de Caracas emerge Juan Carlos Loyo del sótano de los corotos deshechos, signos de una descomposición, de un extravío político ideológico: el símbolo que contradice al síntoma.

Juan Carlos Loyo es emblemático de una etapa superada Chávez, por un Chávez emboscado por sus asesores económicos de entonces. Antes de Loyo, había pasado lo mismo con Tobías Nóbrega quien tuvo en su equipo muchos "chicos" de CEDICE. Fue una etapa superada, al menos por Chávez, a quien le costó mucho confiar en esos técnicos pedantes, aspirantes y tramposos de su gabinete económico para hacer avanzar la revolución socialista. Chávez prefirió al final deshacerse de los pícaros y confiar en Rafael Ramírez y quizás pelear con el profesor Giordani, su amigo y un socialista de convicción, que creer en el pragmatismo de los francesitos pupilos de Ignacio Ramonet, en flojos como Loyo o en tramposos como Nóbrega (sin embargo la lista es larga…). Si para la revolución socialista de Chávez el asunto económico fue un problema serio y de los más centrales, para Maduro nunca lo ha sido, porque en su mente el liberalismo económico lo resuelve todo, de forma mágica como el Vick Vaporub; para el madurismo y Maduro, la "mano invisible del mercado" se encargará de hacer la revolución socialista, sin tener que pensar, sin trabajo y sin sacrificios (nos referimos a sacrificios de ellos).

Hacer la revolución es un cambio económico que va acompañado de un cambio espiritual; es mostrar coraje, disposición al trabajo, de formación de conciencia social, disciplina, cambiar hábitos; ya sabemos para la próxima oportunidad, cuando volvamos al espíritu de Chávez y retomemos su guía trazada en el Plan de la Patria (el mismo que torcieron sus traidores)

VOLVAMOS A CHÁVEZ SOCIALISTA, PATRIA SOCIALISTA O MUERTE



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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