¡Dios mío!
Tanta maldad y tanta brutalidad de sentir no puede ser!, o mejor dicho, no debe ser y, más de un cardenal venezolano que está muy cerca de su Dios, del Dios de su iglesia católica, cuando se atrevió a soltar la expresión que salió de él inundada de pasión fúrica al implorar con voz trémula sin coro el compartir en los Estados Unidos que se sigan manteniendo las sanciones contra Venezuela, con las que él ayuda a castigar directamente más a los pobres venezolanos que arriman a diario su limosna a su iglesia, lo que debió revolverle las tripas de la concordia al papa Francisco en el Vaticano, persignándose amargamente y, quien pudo además, haber pensado después de leer la entrevista dada por el cardenal Porras a la agencia de noticias española EFE que, su iglesia está inundada de traidores y de pecadores concebidos no de reojos, sino con plena convicción que, la maldad reina entre todos y cómo no pensar en Pedro, Pablo, Ana, Catalina, Rita, Isabel y tantos y tantas por la piedad de su alma -la del cardenal.
Acá en Venezuela, un puñado de fieles del carismático cardenal Baltazar Porras, celebraron y le dedicaron un sermón de oraciones para que pronto sea santo por su glorioso proceder de estima y orden por el bien de todos los venezolanos que quieren las odiosas medidas de sanciones que él adora con su Cristo acuesta y por su pronto y vibrante regreso al país, pero que otros venezolanos en mayoría pudieran más bien exclamar, perdónalo Señor que no sabe lo que dice con su montón de velas encendidas de rabia oportuna.
Hay que ser bien caradura, tal como quizás lo es, el cardenal Baltazar Porras para después agregar en la entrevista que refiere www.swissinfo.ch., con la insólita intención de atemorizarnos ipso facto sin remordimiento de ninguna especie que, en ningún caso se deberían levantar las sanciones unilaterales que mantiene el régimen gringo contra Venezuela que, lo lleva a él a pensar que se "complica mucho más en medio de este conflicto de Rusia y Ucrania y con la postura del régimen venezolano de apoyar la actitud de Rusia", por lo que no se ve -según él- bien claro cuál es la postura política del gobierno gringo hacia Venezuela..
El cardenal Baltazar Porras de gira por los Estados Unidos: botó la bola que hasta Miguel Cabrera en Detroit soltó sus lágrimas a palo limpio al montarse en 3000 hits, lo que el cardenal quizás quisiera montar su exhabrupto de rencor y desidia en el pedestal de su iglesia, atacando a nuestro país en otro país y sin bolas ninguna se ponchó como el infame que no solo aparenta ser, sino que lo es de toda imaginación.
Pudiera ser posible que el gobierno junto al pueblo lo acoja y le dé su apoyo con una gran bienvenida al país? Y de una vez enterrarlo de la fama astuta que ese individuo como venezolano "consciente, tolerante, digno de opulencia verbal como mensajero de Dios" que, con todo el tino se balancea orbitando fuera de Venezuela como un ser más que nos sabe valorar y dignificar a su parecer -¿sería posible?
El cardenal Baltazar Porras con las saludables frases que vomitó en los Estados Unidos a EFE, alcanzó y tocó el cielo de su todopoderoso acierto de convivir con los pobres que posiblemente le dan de comer a diario y se ha ganado la paz de su concilio, aunque no sea ecuménico, pero sí racional pensante de accionar milagroso y quizás muy oportuno por su opulencia sacerdotal, por lo que su Dios lo debe iluminar de sabiduría consagratoria y su alma vivirá en paz por siempre. Ese es Baltazar Porras, un hombre no de luces, pero sí de mucha moral, quizás un ídolo para la oposición venezolana que vive frondosamente acuesta de las medidas gringas contra el país que, a ellos les saben bien cuando las saborean a su delicia, aunque el cardenal diga para darnos más fama de régimen dictatorial, que en Venezuela supuestamente hay "represión y militarismo" y que, hemos fallado en la voluntad real de no dialogar como ellos quieren, lo que en sí para él y su iglesia es una mala palabra. ¡Ay cardenal, quién te beberá tu guarapo! ¡Dios nos libre! ¡Avemaría purísima!