La vuelta al diálogo es una necesidad y hasta obligación, pese lo infamante

EEUU, su poder y capacidad para bloquearnos y hacernos daño hasta el cansancio, no era, ni es cuento, fue y es una realidad. ¡Cuánta experiencia hay! ¿Hace falta más prueba? Pudo llegar a más, como hacer lo que hizo en Libia, hasta halló venezolanos dispuestos a prestarse para eso. Fue un infantilismo aquello de "aunque EEUU no nos compre una gota de petróleo, nuestra economía y revolución seguirá triunfante". Los hechos posteriores demostraron lo contrario. Y es más, no era difícil saber que esa frase era infantil, porque evadía la realidad, la historia reciente de Cuba, de 1960 para acá, lo ha demostrado con creces. Tanto daño nos ha hecho y puede seguir haciéndonos que, hasta la palabra revolución, desapareció del discurso cotidiano oficial; sólo se usa en actos de feria o electorales y cuando queremos hacernos ilusiones y pecar de vanidosos.

Como también es verdad aquello que solía decir Walter Martínez, para llevar petróleo desde la región árabe, pasando por el estrecho de Ormuz, en espacios iraníes, hasta EEUU, se requieren 45 días de navegación; desde Venezuela sólo 3 ó 4 días.

Estamos obligados al diálogo y esto implica, como ya se está observando, llegar a acuerdos, hacer y pedir concesiones, cambios que den sustento a unas relaciones de respeto a la soberanía sin inamistosidad innecesaria, ya basta con la contradicción existe que es necesario superar. La historia de la economía venezolana enseña que fuimos y seguimos siendo dependientes del ingreso proveniente de la renta petrolera y por el modelo que de ello se generó. Nuestra dirigencia, política y empresarial, construyeron el país de esa manera. Unos y otros se combinaron para esa tarea, tanto que el empresariado, el mismo que disfrutó por largas década, cuyos descendientes siguen en lo mismo, de créditos fáciles o blandos, para importar productos terminados o a medio terminar, dejando depositado en el exterior buena parte de aquellos y hasta invertidos en empresas extranjeras, es tan responsable como quienes gobernaron y hasta en mayor medida.

Hay razones que los especialistas en las distintas áreas, petrolera, financiera, industrial, conocen bien. Fuimos y somos un país atrapado por las cadenas del capital financiero internacional, lo que tampoco es ajeno a la tecnología y negocios. Y esas relaciones no podían deshacerse por decreto, aunque hubiese por medio la mejor buena fe de quienes eso creyeron y tampoco con gestos y discursos de guapetones y muchachos por muy "echados pá lante" que ellos mismos se creyesen o estimasen.

El modelo universal no cuenta con una madre o hermano con capacidad y disposición, incondicionales ellos, de "meternos el hombro" sin pedir nada a cambio y tampoco arriesgar su propia integridad.

La realidad es terca y no basta que uno, por creerse "el único refresco del desierto", opte por ignorarla, hará que ella se aparte de nuestro camino, nos permita pintarnos nuestro propio paisaje, que nos deje hacer lo que uno crea o imagina, por muy bueno y poético que ello sea.

Aquel cuento de los soldaditos o guerrilleros, hasta de luengas barbas, bajados de las montañas y llegados al poder, después de acabar con un ejército corrupto, capaces de cambiar una sociedad por una robusta, sana, generosa y sobre todo equilibrada, eso que llamamos socialismo, no es más que un cuento o bello poema para leerlo entre amigos mientras la botella va y viene en la alegre ronda. Los hechos mostraron que hasta teniendo a su favor la fuerza del ejército, sin barbas y sin haber bajado de las montañas, tampoco es eso sólo suficiente para esa difícil y soñada tarea. "Hacen falta muchas cosas más". El tiempo de las cosechas y la necesaria maduración sin catalizador artificial alguno, son condiciones que no se pueden evadir.

Por errores que vienen del pasado y de los cuales hay culpables en todos los espacios, pues quienes hemos venido criticando, en buena medida, tampoco hemos tenido la suficiente claridad, conciencia, como para romper con mucho moralismo, esquemas mentales, viejos proyectos que nunca han funcionado, pues queremos repetir, tomar como bueno lo que está estancado, tanto que, al criticar al gobierno de Venezuela, apelamos a fósiles, formas que optan por lo mismo por estar impedidos por otras cosas, hechos del pasado, cuentas no sacadas; hemos llegado a un camino que nos lleva en dirección opuesta a la que creíamos llevar. Hay hechos muy viejos que explican y hasta determinan lo que ahora acontece y también hay actores distintos, hasta algunos que pudieran pasar desapercibidos; como hay concepciones erradas, arcaicas y hasta tomadas de viejos libros y acontecimientos que creíamos muy buenas que nos marcaron el rumbo que tomamos y al final, por lo equivocado que veníamos y la incapacidad para cambiar de rumbo, aunado a lo enraizado de los viejos dogmas, terminamos como se suele decir "en la orilla", pese creer haber nadado demasiado.

El diálogo, este muy particular, que nada tiene que ver con lo "participativo y protagónico", más bien es todo lo contrario, pues no es entre los venezolanos para resolver sus diferencias y hasta contradicciones, sino con quien por años ha controlado toda nuestra economía y hasta "el modo de caminar", por algo Bolívar dijo lo que dijo, como que "EEUU parecen estar determinados por providencia a plagar a América de miseria………etc.", ahora es necesario, hasta indispensable e ineludible por muchas razones. Los economistas y muchos especialistas, particularmente los técnicos petroleros y quienes saben que hasta nuestro esqueleto usa prótesis diseñadas allá y no en otro sitio, pero también los hechos, como que estamos agarrados por el gañote, pueden servir para hacer discursos amplios y muy largos, hasta el cansancio y el nunca acabar, para darle justificación a ese diálogo y sobre todo búsqueda de acuerdos.

Quienes pudieran no entenderlo y más que esto, no aceptarlo, son aquellos a quienes el país, con todo lo que este significa, no interesa para nada; lo de ellos son sus intereses personales, el ¿cuánto hay pa` eso? Y hasta ¿cómo quedo en eso?, sabiendo quien esto pregunta, que tiene cuentas que saldar. Aunque también pudieran oponerse quienes siguen soñando con sus pinturas, paisajes sacados de la imaginación o de lo viejo repetitivo y fracasado, los mismos que se suelen inventar héroes sin sustento e imaginarse caminos inexistentes,

Sí. Hubo errores a granel. Pero los hubo desde el principio. Es posible que, a partir de un hecho "sobrevenido", los errores se multiplicaron y hasta aumentó la velocidad de los acontecimientos que a los nuevos llevaron, pero siempre los hubo y de una enorme importancia. Si a mí me preguntasen pudiera señalar muchos, como aquello de confundir "`pagar la deuda social", repartiendo y regalando a diestra siniestra un ingreso que no provenía del trabajo de los beneficiados, como aquello de "mis dólares preferenciales", la regaladera de autos y tantos ejemplos más que requieren tiempo y espacio para explicarlos convincentemente.

Pero también habría que hablar de aquellas concepciones que aún imperan, pero vienen desde atrás, según las cuales, para mantener la unidad, el poder, lo que debía estar sujeto a lo "participativo y protagónico", se diluía en aquello de darle a cada grupo su parte para que se mantuviesen contentos y dispuestos a apoyar o en la línea de la "unidad". Lo que implicó marginar a quien, pese pudiera estar en capacidad de aportar, no formaba parte de tribu alguna. Lo que ha sido una unidad convencional, frágil y nada creativa.

Por lo anterior, nunca se pudo poner en práctica aquello de "quienes forman parte del gobierno no deben estar en la dirección del partido, pues este tiene la función de ejercer contraloría y fundamentalmente dirigir y mantener fluidas las relaciones entre aquel y las multitudes". Al contrario, lo que no debía ser, porque no forma parte de los principios hasta constitucionales, se volvió una práctica que no va al diálogo, porque no debe ir, con EEUU, pero si al que es necesario desatar entre el movimiento popular y quienes están obligados a defender al país para, entre otras cosas, lograr que ese diálogo se desarrolle y culmine con equilibrio y respeto por los derechos y dignidad que nos son inherentes.

Pero es obvio, basta leer "Un juramento sagrado: memorias de un secretario de Defensa durante tiempos extraordinarios, escrito por el exjefe del Pentágono de Donald Trump, Mark Esper"*, para recordar lo que tanto hemos dicho, para EEUU su objetivo sustancial, central, es apoderarse de Venezuela. Por eso, y "muchas cosas más", ese diálogo, al cual estamos obligados a participar, hay que ir, bajo la mirada y la actitud y aptitud, derivada de lo "participativo y protagónico", para lograr que los cosas asuman el nivel que les corresponde, lo que implica salvaguardar los intereses, soberanía nacional, sin tener que declararle la guerra a Goliat y sin la sutileza, habilidad de David, en donde la referencia a la honda, como ya dije, no es más que un recurso poético.

"Eso sí", como decimos los cumaneses, quien tenga una propuesta diferente, como no continuar el diálogo, porque eso sería "entregarse al imperialismo", que exponga cómo salvarnos de este naufragio. Que tome en cuenta, Cuba ansía lo mismo, pues la "resistencia" ha sido muy costosa, tanto o más que a nosotros.

En lo que a mí respecta, mi duda sólo es que creo necesario dialogar "con el dueño del circo, no con los payasos". Pues estos sólo están para hacer reír, distraer al público y hasta a quienes con ellos dialogan; por eso cuesta tomarles en serio, como para pensar que por acuerdos con ellos y decisiones suyas habrá de alcanzarse las metas que buscamos. Es sencillo, Guaidó, López y Borges no nos aplican sanciones, salvo hacer cosas indebidas, como disponer ilegalmente de recursos , activos nacionales y promover violencia, no porque no quieran sino porque no pueden

*https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/politica/medidas-desesperadas-de-como-los-halcones-de-venezuela-en-washington-planearon-bombardear-invadir-y-asesinar/



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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