La burocratización o el burocratismo, es un cáncer agresivo que rápidamente hace metástasis en el seno de una sociedad. No se trata de una categoría de análisis, primariamente asociada al número e ineficiencia de los funcionarios o empleados en el ámbito público o privado. Se trata de un proceso que progresivamente va tomando todos los espacios de la actividad humana, que congela, detiene, desvía, desarticula, rechaza, desvirtúa, enfrenta, desestima, corrompe, pervierte, impide, desnaturaliza, deforma, confronta, niega, todos los verdaderos procesos de transformación radical en el seno de una sociedad. El burocratismo se instala en el entorno del sistema, para impedir las revoluciones. Es en sí, el sistema mismo. No es sólo una teoría o una interpretación del accionar de la sociedad civil, es fundamentalmente una práctica humana. Forma parte de la labor de la ideología en la reproducción del sistema. El burocratismo es por esencia y existencia contra revolucionario. Sólo el pueblo posesionado en el poder puede vencer al burocratismo. Tan es así, que una de las cosas, que al burocratismo más le aterra, es el asenso popular en la toma de decisiones en los gobiernos. El burocratismo es tremendamente anti popular, y reaccionario; se opone a los cambios estructurales profundos.
¿Qué le pasa a los Partidos Políticos, cuando dentro de ellos se instala el burocratismo? .Cuando algunos políticos y sus Partidos, dicen ser revolucionarios, pero en verdad no lo son, día a día se irá instalando en ellos, un pensamiento y una conducta, que los va alejando, por un lado de la realidad donde operan, y por la otra, se van distanciando del pueblo mismo. Como es lógico suponerlo, se irán colocando en los espacios anti populares. Como en el “Lecho de Procusto”, trataran de colocar las situaciones siempre a su favor. Se hacen reformistas, proponen alternativas de cambio que no lesione severamente al sistema, buscan atornillarse en sus cargos, frecuentan al poder económico, prestos siempre a ponerse de rodillas. Inventan soluciones que sólo existen en sus limitadísimos pensamientos. Vociferan que aún no son los tiempos de cambios profundos, que hay que respetar las leyes y normas establecidas, que la vía son las reformas sociales, que las soluciones son para el mañana. Las elecciones son para ellos sus orgasmos. Aprenden pronto habilidades y destrezas, que les permite mantenerse en su mediocre escenario público. Sin ningún rubor pactan a espaldas del pueblo con sus enemigos. Su desbastador pragmatismo y empirismo, alientan su utilitarismo. Provenientes la mayoría de los estratos populares, de por vida han sido privados de las mieles del poder. Ahora próximos a este entorno, se anonadan y envilecen frente a lo que no habían tenido. No les importa dividir una organización, reprimir o engañar al pueblo, apropiarse de los dineros públicos, mentir, engañar, vilipendiar, promover el chisme y el descrédito ajeno. Forman roscas en su entorno, con personas que aprenden de su jefe estas villanías. A esto le llaman lealtad. El conocimiento serio o científico es para ellos una perdedora de tiempo. El arte en todas sus manifestaciones no da votos y no es de su interés. Se enorgullecen de ser ignorantes. Son apenas lectores de titulares de prensa. Sin duda son manipuladores excelentes. Mienten con la cara al frente, sin temor a decir o a hacer, a las pocas horas lo contrario. Corrompidos por la clase económica, quieren imitar su modelo de vida. El Partido en que militan es simplemente un trampolín en procura de ascensos sociales y económicos. Se consideran que están por encima de las leyes. Son con frecuencia grandes amigos del buen escocés. Llegan a pensar en otro idioma que no es el suyo. Por cierto, idioma materno que todos los días arruinan. En fin, son los cómplices y culpables de la penetración que el interés foráneo pueda instalar en su país. Hasta llegan a quedarles grande el epíteto de apátridas. Como burócratas promueven en la teoría y la práctica interior y exterior de sus Partidos, reformas que puedan detener el ascenso social. Crean cogollos que puedan controlar. Con frecuencia, sus reuniones políticas son a puerta cerrada. Creen en los aparatos de partidos. Son iracundos frente al pueblo pero genuflexos frente al poder económico. Despotrican de su origen. Sus amigos ya no son los de su vida pasada. Hemos señalados una parte apenas, de los males que el burocratismo instala en todas las estructuras de los Partidos Políticos. ( continuará)
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