Entre traición y vinagre

Lealtad y fidelidad quebrantada, que convierte la conducta de unos sofistas acéfalos de dignidad, en genios ásperos y desapacibles. Desde el mismo momento que nació el proceso revolucionario de la quinta república, nos hemos conseguido con muchos vinagrosos, algunos le dirían bacalaos, camaleones y coleados, que, ¡cuanto daño le han hecho al proceso de cambio!, lo han saboteado, lo han vilipendiado, y tristemente, ¡como lo han traicionado!. Las causas, no es hora de buscarlas, es hora de atacarlas, y es que, a ellos, todo lo hiede, nada les huele, todo lo que parezca pueblo les causa alergia, desde lejos se conocen, lo malo es que muchos compatriotas del pueblo, aprendieron mal de estos ácidos, quienes en nombre de la revolución, tuvieron el espacio político para contaminarlo por dentro, la buena voluntad exige ahora, enseñar a nuestros hermanos y camaradas, a desaprender ese camino andado, y enseñarles a aprender el nuevo camino de la patria, allí están los cinco motores y de allí debemos parir ideas, la patria está preñada de sueños y espera por el parto. El nuevo modelo de cambio afianzado en el socialismo del siglo XXI, a la venezolana, con sus altas y bajas, y en función del mejor destino, exige el definitivo retiro de estos vinagrosos traicioneros del pueblo.

El vinagre, muy buscado en las ensaladas, siempre necesita ser frenado por un buen aceite saludable para ser neutralizado con equilibrio, y así, poder digerirse evitando con ello una acidez. En exceso, el vinagre puede ser el estorbo de la ensalada, hay quienes lo sustituyen por un limón, pasa a ser una especie de tropezón, en un buen plato de comida, se convierte en estorbo, los que guisan, lo planifican mejor como condimento en los aliños artificiales, en esos guisos, que componen una comida dañina y contaminada. Una buena de dosis de aceite bueno, contribuye a depurar el malo, también hay muchos tipos de aceites: industriales, de motor, de piel, pero vamos a referirnos a los comestibles que se clasifican en buenos y malos...los buenos son de soya, maíz, oliva, etc... los malos son los saturados, los que matan., así como en política, donde entre tantas cosas malas, hay que buscar las buenas... En el caso Venezolano, entre tanto político malo, se pueden conseguir los buenos, hay que depurar, nace la fórmula de un partido unido, donde las caretas desaparecen, se descubren, pasan de la etapa de aceitosos malos y saturados, manifiestan su alergia a buen aceite y se convierten en vinagrosos.

La historia siempre los consigue en el camino, pescan en río revuelto, se envuelven en disfraces de ángeles bañados de un aura negativa, tratan de usar un lenguaje con tecnicismo y se enredan en el lenguaje cantinflero, aparecen y desaparecen por temporada, son fáciles de identificar, para eso, un pueblo en las calles. Ya no importará vestir el cuerpo si se va a mantener el cerebro desnudo, hay un nuevo pueblo que se viste de luces y conocimientos, el estilo va cambiando, el proceso comienza a enrumbarse definitivamente, el aceite lo usaremos para el equilibrio del vinagre mal utilizado, del que huele mucho a traición, y que ya ni siquiera sirve para combatir las bombas lacrimógenas, que constantemente regalaban en un triste pasado al pueblo cuando manifestaba...debemos cuidar el buen vino, el que entregó Cristo, cuidar de él y mantenerlo contra el corcho, así no se convertirá en vinagre...ese del malo, no habrá traición ni en el paladar, ya el mismo redentor traicionado, recibió vinagre por agua en sus últimos minutos terrenales...

Comentarios: larryubv2004@hotmail.com - orieldukey2004@yahoo.es


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Larry Márquez Peralta


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