El polvo y la paja

Hace ya 42 años Alfredo Maneiro nos decía a quienes queríamos escucharlo, y Chávez era uno de ellos: Desde el punto de vista político creemos que el centro de la lucha política, a partir de los intereses de la revolución, debe ser la cuestión democrática… Ampliación y profundización de la democracia son los nortes de toda revolución... Los revolucionarios estamos interesados en una democracia ilimitada, en una democracia que no tenga otros límites que la conciencia del pueblo, y la disposición del pueblo a luchar por sus derechos e intereses de tipo democrático…

¿Por qué el rumbo de toda revolución debe ser profundizar la democracia? Una buena manera de entenderlo es leyendo al que, la derecha mundial, tiene como el más apreciado teóricode la democracia liberal, Giovanni Sartori. Él, sin ningún rubor, escribió: el ideal democrático no define la realidad democrática y, viceversa, una democracia real no es ni puede ser una democracia ideal; la democracia resulta de, y es conformada por, las interacciones entre sus ideales y su realidad… Es decir, una apología al "eso es lo que tenemos".

Esto viene a cuento porque, a raíz de mi último artículo, me llegaron variadas y confrontadas opiniones, entre ellas, algo similar al "eso es lo que tenemos". A esos camaradas les tengo que decir que, el chavismo que disiente del rumbo que ha tomado la actual gestión, no apuesta a su derrota electoral. Simplemente la hacemos responsable de violentar, en su afán de continuidad, el ejercicio de la democracia revolucionaria y, en consecuencia, violentar la revolución.

El compromiso del chavismo disidente es esa revolución donde, como lo señaló Chávez, el pueblo sea el protagonista, no un seguidor de quienes se asumen como máximos dirigentes. Para entender, efectivamente, esta torcida del rumbo basta con hacer lo que todo pensamiento crítico exige: observar, indagar, contrastar y enjuiciar, y eso requiere prestar atención a estos tres verbos: reconocer, percibir y comprender. De ahí que, limpiar la revolucióndel polvo y la paja que, sin parar, le ha caído encima en estos últimos once años, sea vital. No hablo de montar una conspiración -soy sólo un solitario reflexivo- esa limpieza es la tarea que le corresponde al pueblo organizado. O la emprende o la perdemos.



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José Manuel Rodríguez


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