Fraude, autogolpe y mentiras trajinadas

Después de los dos fraudes cometidos por el General Marcos Pérez Jiménez y sus cómplices, tutelados por el gobierno estadounidense, en la República Bolivariana de Venezuela, no sabíamos de fraudes tan descarados como el que nos ocupa desde el pasado domingo 28/07/2024, en el que después de tantos años, volvemos a ese estado de atraso y tiranía política.

Esto fue lo que sucedió el pasado domingo: un fraude electoral llevado a cabo y ejecutado por el árbitro, con el Rector presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Elvis Amoroso, a la cabeza, y, por tanto, al atribuirle el triunfo al Presidente en funciones, Nicolás Maduro Moros, representa un autogolpe de Estado. Y sin fórmula de juicio, al día siguiente, el pasado lunes, sin mostrar cifras, ni resultados de acta alguna, el rector Elvis Amoroso, le adjudicó el triunfo a Nicolás Maduro, desconociendo los aplastantes resultados expresados en las actas de cada mesa y centro de votación y, por ende, burlando la voluntad de la mayoría nacional.

Esa mayoría nacional, más allá, de la división chavismo-oposición, de derechas y de izquierdas, tiene su antecedente en la cotidianidad de los trabajadores, en la calle en donde se expresaba el dolor, rechazo y decepción por el gobierno corrupto y neoliberal de Nicolás Maduro.

El Pueblo esperó hasta el día de las elecciones presidenciales, para cambiar el desastre nacional, no solo los tradicionales sectores de oposición, sino también, la base de apoyo social del chavismo, a quienes Nicolás Maduro traicionó por igual, cuando violaba constantemente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), liquidó la Ley Orgánica del Trabajo, de los trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT), desapareció el Plan de la Patria, dolarizó la economía nacional, desfalcó las riquezas de la nación, entregó a cuentagotas campos petroleros a transnacionales estadounidenses, alimentó de dólares preferenciales a la banca de segundo piso nacional, propició el trabajo esclavo y maquila en todo el país y, sobre todo, propició la corrupción generalizada durante sus dos períodos de gobierno, entre complicidades y traiciones de todos sus altos funcionarios, allegados y él mismo, como jefe de Estado y de gobierno.

La exhibición de una riqueza insultante de altos funcionarios y jerarcas neorricos, las empresas de fachada y sus putas operadas, frente a un Pueblo empobrecido y miserable, representó una gran bofetada para cada elector que aguantó hasta llegar el pasado domingo ante las urnas electorales. El llamado "voto asistido", el chantaje, el clientelismo, la dádiva y los bonos especiales, no fueron suficientes.

Dicho con menos palabras o resumiendo los argumentos, Nicolás Maduro perdió la base social y quedó sin Pueblo, porque él arruinó al país y, por tanto, traicionó a la mayoría nacional, que representa la gente honrada. La corrupción generalizada y el latrocinio descarado tienen sus consecuencias. Eso no se oculta con consignas vacías y socialismo de palabra.

La única excusa manida con la que se arropaba Nicolás Maduro y sus cómplices, con verdades a medias y medias verdades, ha sido el "bloqueo internacional", que siendo una realidad que afecta únicamente a los trabajadores, todos sabemos que hubo y hay suficientes recursos y mercados internacionales, además de mecanismos expeditos con los que hubiese podido superar todos los escoyos y dificultades del bloqueo internacional.

Lo cierto es que el rechazo generalizado hacia Nicolás Maduro, tuvo una contundente expresión material y concreta el pasado domingo 28/07/2024, en los centros electorales, pues el candidato Nicolás Maduro perdió en todas las mesas electorales con una gran diferencia, ante la ventaja que le llevaba el candidato Edmundo González Urrutia.

Y si hay dudas, o no se quiere reconocer o, peor, si se pretende señalar que es mentira, las actas de cada mesa escrutada desmienten la farsa del CNE, de Nicolás Maduro y de sus cómplices, cuyos resultados fueron enviados al Centro de Totalización del Consejo Nacional Electoral.

Estás actas están en la calle y llevan la firma de cada miembro de mesa, incluyendo los que representaban al candidato oficialista Nicolás Maduro. Y cada miembro de mesa en representación de Nicolás Maduro es el principal testigo de la derrota del candidato presidente.

Lo primero que hay que tener presente, con meridiana objetividad y madurez, es que el número histórico de votantes opositores, aumentó electoralmente, al punto de que el candidato Edmundo González superó alrededor del 70% de los votos, porque los chavistas militantes de base, los socialistas y bolivarianos, hastiados y decepcionados del pésimo gobierno corrupto y traidor a Chávez, decidieron salir de Nicolás Maduro, de manera democrática y pacífica, incluso, a sabiendas de la ideología de derecha de Edmundo González y de los antecedentes políticos de María Corina Machado (MCM).

Y no hay que ser ciego, ni sordo, como para no percatarse de que Nicolás Maduro y sus cómplices, a sabiendas del rechazo nacional y de la inminente derrota electoral, prostituyendo el nombre de Chávez y la noción de revolución bolivariana y socialista, apelaron, desde la campaña electoral adelantada, a montar el expediente del chantaje, manipulación y a descalificar al candidato propuesto por María Corina Machado, a cuenta de que ella está inhabilitada para ser candidata.

La campaña de Nicolás Maduro, envuelta en un cinismo propio de él, se presentó con nombre y apellido ("Yo soy Nicolás Maduro Moros y voy a…"), como recién llegado, como si se estuviera estrenando y no fuese el principal culpable del desastre de nación y de gobierno neoliberal que tenemos desde el 2013 hasta el presente.

El gobierno de Nicolás Maduro y toda su campaña apelaron al desprestigio de María Corina Machado, porque, es cierto, ella pidió -en cuanto espacio de poder internacional estuvo- bloqueo y sanciones contra Venezuela (que afectaron únicamente a los trabajadores, no al gobierno); ella apoyó la locura de la presidencia ficticia de Juan Guaidó y la plaga de ladrones que entregaron CITGO, Monómeros y robaron ahorros de la nación en bancos extranjeros; ella fungió como embajadora alterna de Panamá en el 2014, para pedir intervención y sanciones contra Venezuela; ella pidió a EEUU e Israel invadir militarmente a Venezuela. Esos antecedentes fueron aprovechados para descalificar el inminente triunfo electoral del Pueblo contra Maduro. No importa si el candidato opositor se hubiese llamado Corina Yoris, María Corina Machado, Edmundo González o Manuel Rosales. Y si María Corina Machado y cualquier otro personaje de la política nacional cometió tantos despropósitos, fue por permisividad y complicidad del Presidente Nicolás Maduro Moros, sin soslayar que los ciudadanos fiscales generales de la República y demás miembros del Poder Moral Republicano han aplicado justicia a la carta, de acuerdo con conveniencias políticas y con justicias tardías que son injustas y retaliativas.

Hoy, si pretendieran meter presa a MCM y procesarla judicialmente -que no lo harán, porque son demagogos y saben a qué se exponen- quedarían sólo como unos bufones delincuentes con ínfulas de que hacen justicia retaliativa. Maduro y sus secuaces sólo son guapos y meten presos a pobres e inermes, a chavistas que denuncian su corrupción o a pendejos del barrio bajo como yo.

La derrota de Nicolás Maduro significa para todos los venezolanos, el fin de una época oscura de corrupción, el fin de la miseria de los trabajadores y la restauración de Venezuela. Ciertamente, muchos o la mayoría de los venezolanos, votando por Edmundo González Urrutia sintió, genuinamente, que votó para castigar a Nicolás Maduro y a sus cómplices traidores, votó para vengar democráticamente los muertos y miserias causadas por Nicolás Maduro, en años de latrocinio y cinismo gubernamental. No podemos soslayar que Venezuela es altamente politizada y escasamente ideologizada. Esa mayoría supo esperar y no quiso dirimir la traición de Nicolás Maduro y sus cómplices, apelando a la violencia y muerte. Lo hizo votando pacíficamente. Y todos sabemos que Nicolás Maduro tiene de socialista lo que ustedes, amables lectora y lector, tienen de carpinteros nucleares.

Los antecedentes políticos de María Corina Machado quedaron soslayados, desde el mismo momento en que muchos dirigentes políticos opositores abandonaron las calles y a la hora de medirse internamente entre ellos en la llamadas elecciones internas de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD o antigua MUD), ella capitalizaba la mayoría de votos. Ella, apelando a su liderazgo, impuso finalmente, al recién electo Edmundo González Urrutia, así como en su momento, el Comandante Hugo Chávez pidió, "desde su corazón", que apoyáramos a Nicolás Maduro, como presidente en el año 2013, en caso de una situación sobrevenida, creyendo en quien, enseguida, arrancó traicionando y desmontando todo el llegado de Chávez. Esta traición, además de la insostenible corrupción, el Pueblo las cobró.

Aún así, con los antecedentes políticos de María Corina Machado, la candidatura de Edmundo González Urrutia creció exponencialmente (quien hasta el momento de su inscripción como candidato, era un extraño desconocido, más allá de su labor como diplomático de carrera jubilado). Está candidatura de Edmundo González Urrutia se fortaleció con el voto de la base socialista y chavista que decidió otorgarle el voto a quien tenía la opción real de triunfo, además de que este candidato ganador del reciente comicio, ofreció un discurso contra la pugnacidad, con una transición en paz, de reconciliación y de cambio de la pobreza al progreso y desarrollo. La rabia no dejó que triunfara la abstención en favor de Nicolás Maduro.

Para cuando escribo estás líneas, van decenas y centenas de presos, además de jóvenes muertos, por culpa de un fraude y empecinamiento de Nicolás Maduro y de su cofradía de cómplices, a quienes no sólo los históricos opositores rechazan, sino la inmensa mayoría de chavistas honestos y trabajadores, además de los socialistas y comunistas a quienes Nicolás Maduro les robó sus siglas y tarjeta electoral, pero no su voluntad.

Lamentablemente, el rector principal y presidente del CNE, no va a presentar las actas que ya el Pueblo tiene en la calle, porque eso sería reconocer el delito cometido en este mega fraude. Elvis Amoroso no va a corregir el fraude que él como árbitro ejecutó.

Menos aún, Nicolás Maduro va a rectificar. Este fraude es de su entera responsabilidad. Sólo queda apelar a la conciencia de todos los funcionarios que no estén dispuestos a ser cómplices del fraude de Maduro-Amoroso.

Francamente, no creo que Nicolás Maduro pueda gobernar sin Pueblo. No sé cuántos días, meses o años pueda mantener el show de la tarima frente a Miraflores, ni creo que tenga la capacidad de lanzar arengas diariamente desde el Balcón del Pueblo, ni creo que los grupos criminales en nombre de los "colectivos" tengan suficientes balas para asesinar a la mayoría nacional, por cuántos días, meses o años y no creo que un Pueblo arrecho se deje asesinar y someter por estos grupos criminales. Tampoco sé cuántas cárceles tendrán que abrir para meter preso a un Pueblo. No sé hasta cuándo, meses o años, los efectivos militares y policiales estén en capacidad de meter presos a los que reclaman el fraude. No creo que Nicolás Maduro y sus cómplice cometan el fraude sin consecuencias e impunidad para ellos.

Tal vez, la fuerza del Pueblo que resiste en la calle, derive en que Nicolás Maduro se vea obligado a negociar su salida, en los mejores términos posibles, en el corto plazo, aunque esto no significa que a él le importen las vidas de los pobres y de los más humildes que protestan en las calles por su fraude.

Los muertos que ha dejado no pueden ser tomados impunemente. Los pobres no son oligarcas, ni traidores. Nicolás Maduro traicionó al Pueblo, traicionó al Comandante Hugo Chávez y rompió el hilo constitucional, con su autogolpe y sus mentiras trajinadas. El rey está desnudo.



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Luis Alexander Pino Araque


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