Repetir la elecciones, democracia y paz

Todos sabemos lo que pasó en la República Bolivariana de Venezuela, dadas las elecciones presidenciales del pasado domingo, 28/07/2024; y todos sabemos la seguidilla de hechos suscitados y generados, desde esa fecha hasta el día de hoy, tanto dentro de la patria venezolana, con fuera, con movilidad o acciones propias de la geopolítica occidental y mundial.

Ya sería responsabilidad de cada uno de nosotros, como ciudadanos, desde nuestro interior, fabricarnos mentiras, decir mentiras o creer mentiras. Igualmente, podemos decir lo mismo respecto de la verdad verdadera, frente a la procesal y la mediática. La verdad es indivisible y única. Ponernos bravos con la verdad, no la desaparece.

Al día de hoy, el presidente en funciones y proclamado ganador de los comicios, por el Consejo Nacional Electoral (CNE), Nicolás Maduro Moros (NMM) no la tiene fácil, desde todo punto de vista.

Él sabe, además, qué pudo medir y comprobar acerca de cuánto rechazo goza, no sólo de los tradicionales opositores de la derecha, sino, sobre todo, de la base social chavista y de los socialistas. Esta verdad la tiene in pectore.

En este mismo orden de ideas, el presidente NMM sabe que está frente a una crisis de gobernabilidad y, sobre todo, sabe que no puede gobernar por seis años con la mayoría del pueblo y los trabajadores en su contra, con un partido de gobierno como el PSUV, ahora vacío y sin militancia real, con una mayoría de altos funcionarios corruptos a su alrededor, con miles de presos políticos y con obstáculos de todo tipo en el concierto internacional, además de la desconfianza cautelosa que hoy tienen tradicionales aliados y amigos, sin soslayar el boicot internacional y medidas retaliativas, coercitivas y punitivas, llamadas "sanciones".

Del lado opositor, los actores que disputan el poder político, tampoco la tienen fácil. Y no la tienen nada fácil, por las siguientes razones:

  • Los poderes constituidos están actuando en función de los intereses y abiertamente en favor de NMM; el CNE, entregó su responsabilidad de máximo árbitro al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), en una retirada pa’lante, al igual que lo hizo NMM con un Recurso de Amparo (írrito e inaceptable, desde el punto de vista procesal y desde cualquier punto de vista lógico y legal), al delegar y poner la decisión de revisión de las actas de cada mesa y centro electoral, en manos de la Sala Electoral del TSJ, desde donde han citado a los candidatos perdedores, para que certifiquen algo inaudito, como lo es, aceptar los resultados, sin que públicamente, como corresponde por ley, el CNE haya dado los resultados detallados y totales, por región y en coincidencia exacta con la cifra total que Elvis Amoroso (EA) anunció al país;

  • Partiendo del principio de que el candidato EGU haya alcanzado la mayoría de los votos, no tuvo, ni tiene esa mayoría electoral organizada, como para reclamar cívicamente en la calle y que esa masa de gente variopinta esté dispuesta a resistir, pese a la represión, hasta tanto haya un conteo verificable, voto a voto, sin caer en guarimbas, ni en acciones vanguardistas, además de que, no son pocos en su entorno político electoral, que no se han dado cuenta, aún, de que la diferencia numérica que lo convirtió en mayoría estrepitosa que votó por EGU, fue ese pueblo, militante del chavismo, ese grueso de chavistas y socialistas, que cansados del gobierno de NMM y su entorno, optó por el voto-castigo, votando por la opción ganadora, sin caer en el abstencionismo que favoreciera a NMM, ni votando por las otras opciones, que sólo sirvieron para legitimarlo y disgregar el voto opositor.

El caso es que ambos están entrampados y cualquier desmán, ya sea del gobierno (al cruzar la línea represora y de violaciones constitucionales) o de la oposición, que caiga en la tentación de pedir intervención militar interna o de otros países o potencias; pondrían en riesgo la democracia venezolana, cobraría más vidas y derramamiento de sangre fratricida y no garantizaría la libertad personal de cada uno de los actores principales de este fraude electoral, que ninguno de los dos actores políticos quiere, ni les conviene.

Cualquier aventura, de cualquier lado, de NMM o de EGU, conspiraría contra la democracia y no allanar caminos de acuerdos y restauración del orden democrático sería conspirar contra la paz. Cualquier victoria a la fuerza o violenta, sería una victoria pírrica.

Por otra parte, suponer que NMM, EA o cualquier alto funcionario del gobierno reconocería que hubo fraude, sería de una ingenuidad de marca mayor, al igual que suponer que el Pueblo arrecho y decepcionado se va a quedar tranquilo y domeñado, a cuenta de la represión y del psicoterror, sería otro grave error.

Por lo antes expuesto, una retirada pa’lante de Nicolás Maduro, poniendo al TSJ de acicate que lleve a repetir las elecciones en un lapso perentorio de corto tiempo, permitiría, no solo corregir y restaurar el hilo constitucional, sino que, también, brindaría un conjunto de garantías entre las fuerzas en pugna, porque, al día de hoy, siendo cautelosos, podemos suponer que el gobierno de NMM tiene el poder político y la fuerza de las armas, pero no tiene Pueblo, es decir, no tiene gobernados; y EGU, María Corina Machado (MCM), Corina Yoris o cualquier otro candidato opositor, no tiene control de los poderes constituidos, ni tiene el poder de las armas, pero pareciera tener la mayoría de votos de un Pueblo, entre los tradicionales opositores y los chavistas y socialistas de base, que están decididos a salir de NMM y su entorno, por la vía electoral, como único camino pacífico y democrático.

Habrá muchas propuestas a esta crisis agudizada y producto de la no transparente actuación del CNE, el pasado domingo 28/07/2024. Pero, pudiéramos, al menos, considerar la posibilidad de mediación, sin injerencismo, como han pretendido actuar, de algunos gobiernos, como el de Gustavo Petro (Colombia), Lula Da Silva (Brasil) y Andrés Manuel López Obrador (México), con quienes -mediante sus buenos oficios - pudiera llegarse a un acuerdo de repetición de las elecciones, tal vez, con un mínimo de condiciones previas, en el momento de las elecciones y posterior a ellas, que brinden garantías para ambas partes, tales, como:

  1. Libertad inmediata de todos los presos causados y procesados por el Ministerio Público, producto de las elecciones y protestas desde el 29/07/2024, hasta la presente fecha;

  2. Renuncia inmediata del Fiscal General de la República (FGR), Tarek William Saab, al igual que la renuncia del rector EA y demás rectores del CNE;

  3. Designación de nuevos rectores por la vía de consenso entre NMM y EGU;

  4. Convocatoria a nuevas elecciones presidenciales en un lapso perentorio, antes del 03 de diciembre del 2024, con cronograma de inscripción de nuevos votantes, dentro y fuera del país y cronograma electoral de todo el proceso;

  5. Suspensión y anulación de toda recompensa y solicitud de captura o juicio internacional contra NMM, en forma inmediata, a partir de la convocatoria a nuevas elecciones, al igual que al resto de altos funcionarios de su gobierno;

  6. Suspensión de toda sanción o amenaza de sanción internacional contra Venezuela, contra los funcionarios y contra los venezolanos;

  7. Acuerdos marco de veeduría, acompañamiento y observación internacional, equilibrado y de acuerdo entre las partes, desde la convocatoria a elecciones, hasta la toma de posesión del presidente electo, el próximo 10 de enero del 2025.

Seguramente, habrá otras o mejores propuestas a la presente, que podrían ser asumidas, tanto por los candidatos en cuestión, gobierno y oposición, como por todo el pueblo venezolano. La retirada pa’lante no siempre es mala, si esto supone garantizar la democracia y la paz en la República Bolivariana de Venezuela.

Dr. Luis Pino

sipango90@gmail.com



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Luis Alexander Pino Araque


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