Del Vaticano, en varias ocasiones el mundo contempló con estupefacción, ver salir humo negro desde sus chimeneas, razón, que según los medios de difusión y los jerarcas de la Iglesia Católica aludían a una costumbre producto a las indecisiones de la alta jerarquía para la selección del nuevo Papa sucesor, esta vez de Karol Wojtyla, conocido en el mundo como el Papa Juan Pablo II.
La alta jerarquía del Vaticano conocía, desde hacía tiempo, el nombre del esperado sucesor. Pero si ya todo estaba decidido, entonces ¿Por qué la tardanza? ¿Qué se esperaba?
El humo negro simbolizó la quema de Cristo y sus seguidores. Con la designación del alemán Ratzinger, cuya historia personal nos relata de su oscura participación en la juventud hitleriana, la iglesia católica ha iniciado una nueva etapa acorde al momento histórico (la crisis del capital) utilizando los mismos medios del pasado. El humo negro fue el rastro que dejaba la quema, por los actuales inquisidores, de la cruz y los escritos de los pequeños reductos de verdaderos cristianos (los teólogos de la liberación). Significo, pues, la quema al mejor estilo nazi, de los libros del Padre Jon Sobrino, el más destacado de entre los seguidores del genuino Cristo. Fue también la señal esperada por sus rabiosos representantes nacionales para profundizar sus ataques contra el pueblo de venezolano y su Revolución.
En Venezuela, sus verdugos no han escatimado límites al utilizar cualquier artimaña y pretexto para sojuzgar al pueblo venezolano. Apoyaron abiertamente al golpe de Estado, justificando sus muertos; protegen a violadores como Nixon Moreno; y critican al Estado por las restricciones al consumo de licores.
Vemos hoy una iglesia, cada vez, más alejada del pueblo y descaradamente alineada con los opresores de estos últimos; Una Iglesia que justifica el martirio y la muerte de los pueblos árabes con su silencio ante la actual cruzada que emprende el imperialismo norteamericano y sus colaboradores cancerberos, cuyo verdadero fin es el robo de sus riquezas petroleras. Una Iglesia que bendice la guerra con su ataque al Islam; que bendice al capital y al derroche. Por otro lado vemos también a un pueblo cada vez más consciente.
A la pregunta formulada por Marciano, en su excelente artículo publicado por el Diario Vea, el 18 de Marzo del presente año: “¿Es que la Iglesia se ha convertido en un instrumento del capitalismo y olvidó la doctrina de Cristo?”. Seria ideal responderla con otra pregunta ¿En que momento de su historia la Iglesia Católica ha dejado de ser instrumento del Capital y servido a la doctrina de Cristo? La iglesia, a decir de Marx, es la superestructura del sistema de dominación; su más eficaz instrumento para la enajenación del pueblo.
basemtch@yahoo.com