Hace más de dos siglos, Olimpia Gougle en Francia, presentaba los derechos de la mujer y la ciudadana ante los derechos del hombre y del ciudadano. Por exigir reconocimiento e igualdad entre las mujeres y los hombres de su tiempo, sus propios compañeros la decapitaron. Pero, he aquí que en Venezuela, hemos comenzado el siglo XXI con un instrumento legal, con la Constitución de la República Bolivariana, aprobada en diciembre de 1999, la cual reconoce a la mujer y a la ciudadana al lado del hombre y del ciudadano. Esto confirma una vez más, que en la revolución no importa el tiempo que separe la siembra de la cosecha, ésta indefectiblemente llegará.
La demanda de igualdad y justicia que enarbolan las masas populares en América Latina y el Caribe, democratizando poderes que antes sólo alcanzaban las élites dominantes, el protagonismo del pueblo trabajador hace que del sur al norte del continente se destaque, que brille de manera especial esa mitad de la población que renueva la vida cada día, que trabaja, que cuidad, que arrulla y que sueña y reclama igualdad con el hombre en la responsabilidad con los hijos e hijas, igualdad con el hombre en el derecho al trabajo y al salario, a la calificación, a la seguridad social, a los ascensos laborales, a la gerencia.
A la igualdad con el hombre en el alto gobierno, en los Ministerios, en los partidos, en los sindicatos, en los cargos de elección popular.
A la igualdad con el hombre en la educación, en la cultura, en el derecho a la recreación y al descanso.
Según Federico Engels y Augusto Bebel, en la historia, la primera en ser esclavizada fue la mujer, y sentenciaba Bebel: será la última en liberarse.
Los movimientos feministas de finales del siglo veinte y comienzos del veintiuno hacen prever que junto con la liberación de la mujer y el derrumbe del patriarcalismo, sus jerarquías, opresión e ideología, esencialmente discriminatoria, avanzará, no sólo la liberación de la mujer, sino de todas y todos los oprimidos, por su nacionalidad, su origen de clase, el color de su piel, su modo de vivir o de amar.
El derrumbe de la sociedad patriarcal augura la sociedad de iguales.
*Presidenta de INAMUJER
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